40 aniversario
De Calvo Sotelo a la Cumbre de Madrid: las cuatro décadas de España en la OTAN
Repasamos la historia de la integración de España en la Alianza Atlántica en su 40 aniversario
españa ha conmemorado este lunes 30 de mayo el 40 aniversario de su integración en la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Lo que empezó como una propuesta acabó convirtiéndose unos meses más tarde en una realidad, y tras un referéndum para votar la permanencia en la alianza en el que el 'sí' obtuvo un gran respaldo de la ciudadanía española, nuestro país empezó a participar en todos los comités de la organización. Hoy, participa en la mayoría de las misiones desplegadas en diferentes países del globo terráqueo.
«Hace 40 años la bandera española se izaba por primera vez junto a la de la OTAN y las de los 15 aliados en la sede de la Alianza en Bruselas. Aquel izado fue mucho más que un mero acto protocolario o ceremonial. Tenía un simbolismo mucho más profundo. Nuestro país comenzaba a caminar por la senda que nosotros elegimos, para avanzar junto a otros pueblos que también creen en la libertad, en los derechos humanos y en la seguridad compartida», remarcaba el Rey Felipe VI en el acto conmemorativo del 40 aniversario que acogía este lunes el Teatro Real de Madrid.
40 aniversario del ingreso de España en la OTAN
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«Vocación atlántica»
Era 25 de febrero de 1981. Leopoldo Calvo Sotelo pronunciaba su discurso de investidura, y desde la tribuna del Congreso de los Diputados lanzaba, entre las líneas de política exterior de su Gobierno, una propuesta, que España entrara a formar parte de la Alianza Atlántica.
«Sin desconocer que la incorporación de España a la OTAN está vinculada a otros condicionantes de nuestra política exterior, el Gobierno que aspiro a presidir reafirma su vocación atlántica, expresamente manifestada por la Unión de Centro Democrático, y se propone iniciar las consultas con los grupos parlamentarios a fin de articular una mayoría, escoger el momento y definir las condiciones y modalidades en que España estaría dispuesta a participar en la Alianza», expresaba en el hemiciclo Calvo Sotelo. Explicaba entonces que la decisión de iniciar ese proceso de adhesión en la OTAN respondía «a una coherencia con nuestra concepción general de la política española, pero, ante todo, a una necesidad defensiva y de seguridad».
Meses más tarde, y a pesar del rechazo que mostraban algunas fuerzas políticas, entre ellas el PSOE, el 2 de diciembre de 1981 España comunicaba de manera formal su intención de integrarse en la organización. El líder socialista, Felipe González, defendía entonces la postura de «OTAN, de entrada no» y pedía la celebración de un referéndum en el que los ciudadanos votaran la adhesión o no a la misma. No obstante, seis meses después se producía la integración del país en la Alianza Atlántica, el 30 de mayo de 1982, hoy hace exactamente cuarenta años, convirtiéndose así en el miembro número dieciséis.
Un referéndum donde ganó el 'sí'
A finales de ese mismo año, el 30 de noviembre de 1982, González era investido presidente del Gobierno, y señalaba en su discurso que examinarían «con toda atención los términos de nuestra relación defensiva y de cooperación con los Estados Unidos de América», así como que volverían a estudiar «la decisión adoptada por el anterior Gobierno español, en relación con el Tratado del Atlántico Norte, manteniendo nuestros compromisos con el pueblo español».
El discurso del jefe del Ejecutivo socialista, que en un principio era uno de los principales detractores de la entrada en la OTAN, se volvió sustancialmente diferente, y en el Decálogo de Paz y Seguridad que presentó en octubre de 1984, sentó las bases para convocar el referéndum sobre la permanencia española en la alianza. «Vota sí, en interés de España», se podía leer en los carteles del PSOE. Felipe González puso como condiciones, por un lado, que no habría una incorporación a la estructura militar integrada, y, por otro, que se mantendría la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en el territorio español.
Así, el 12 de marzo de 1986 el voto a favor de permanecer en la OTAN logró el respaldo del 52,54 %. Desde ese momento, España empezó a participar como un Estado miembro más en todos los comités y en todos los órganos de la Alianza, excepto en la estructura militar integrada. Se firmaron entonces seis Acuerdos de Coordinación entre el JEMAD y las autoridades de la OTAN en los que se fijaba la participación de fuerzas militares españolas en misiones concretas de la organización.
En diciembre de 1995, el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana, se convertía en secretario general de la OTAN, siendo el primer español en ostentar tal cargo. No sería hasta casi dos años después, en julio de 1997, con José María Aznar al frente del Gobierno, cuando se celebró la primera Cumbre de la alianza en territorio nacional. En ella, el Ejecutivo trasladó la aspiración de «plena participación» en la estructura militar integrada, algo que finalmente se produciría el 1 de enero de 1999.
Veinticinco años después de aquella de 1997, los próximos días 29 y 30 de junio, Madrid volverá a acoger una Cumbre de la organización, que tendrá especial relevancia, puesto que se espera que los 30 Estados miembros aprueben un nuevo concepto estratégico ante los desafíos que enfrenta la alianza en esta segunda década del siglo XXI. Será una Cumbre, en palabras del Rey, de «dimensión histórica». «La realidad estratégica lo demanda, las amenazas emergentes se suman a las convencionales, los nuevos desafíos a los tradicionales», ha dicho el monarca en su discurso durante el acto conmemorativo, en el que Ucrania ha tenido un lugar destacado.
«No cabe duda de que nuestra adhesión marcó un punto de inflexión en nuestro devenir histórico como nación y en nuestra posición futura como Estado responsable de la comunidad internacional», ha remarcado Don Felipe a modo de balance tras estos 40 años de España en la Alianza Atlántica.