Crónicas diplomáticas
Frivolidad e ideología: las dos claves que explican el caos en la política exterior de Pedro Sánchez
Fuentes cercanas al Ministerio de Asuntos Exteriores explican para El Debate las causas que han conducido a la actual situación, próxima al colapso
«Se veía venir…». Esta es la frase que resume el sentimiento dominante entre amplios círculos del mundo diplomático español. El cuerpo de altos funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores llevan semanas advirtiendo sobre la inminente reacción de Argelia por la crisis diplomática abierta tras el histórico giro en el Sáhara Occidental.
El acuerdo anunciado por Pedro Sánchez con Marruecos ha significado en la práctica reconocer la soberanía marroquí sobre un territorio que hasta 1975 fue una provincia de España y que nunca ha formado parte del reino alauita, sino que, por el contrario, fue violentamente ocupado en la famosa Marcha Verde. Argelia, por su parte, mantiene estrechos vínculos con el pueblo saharaui. Tanto es así que los campamentos de refugiados saharahuis están precisamente allí, en territorio argelino.
Sin embargo, la opinión pública española se ha visto tan sorprendida por la contundencia expresada desde Argel como por la actitud del propio Ejecutivo español, dado que José Manuel Albares y el resto de los ministros han actuado ante el transcurso de los acontecimientos con una actitud cercana al desbordamiento. «No es que la actual política exterior española trasmita una imagen caótica; es que, efectivamente, es caótica», precisa un interlocutor próximo a Exteriores para El Debate.
«Realicemos un alzado de plano de la presente situación», prosigue dicha fuente para, acto seguido, dibujar el siguiente escenario: «La relación del Ejecutivo de Sánchez con EE.UU. es pésima. Ni el presidente Joe Biden ni su secretario de Estado, Antony Blinken, quieren saber nada de Sánchez. En Bruselas, donde España ha sido tradicionalmente activa, no hay ninguna propuesta de peso que contribuya al desarrollo futuro de la Unión Europea. En cuanto al norte de África, todo ha saltado por los aires desde la malhadada decisión de traer en secreto a Brahim Ghali a curarse de la covid en Logroño. Así se rompió el equilibro que España ha mantenido siempre entre Marruecos y Argelia, nuestros dos vecinos del sur que mantienen una pésima relación entre ellos. En cuanto a Latinoamérica, en estos momentos los vínculos de España con nuestros países hermanos son claramente insuficientes. No resulta normal, por poner un solo ejemplo, la mala relación que en estos momentos mantenemos con México, un país donde por cierto gobierna la izquierda».
Temas complejos que no se estudian
Delineado el escenario, las fuentes diplomáticas cercanas a El Debate explican las que, a su juicio, constituyen las causas que están detrás de la presente situación: «Puro y duro desconocimiento. La política exterior hay que estudiársela y el actual equipo del ministerio, lamentablemente, no se la ha estudiado… Las relaciones entre países tienen una serie de claves y reglas que van desarrollándose en el tiempo. Influye la geografía, la economía, la política, la defensa, la Historia…».
«Todos estos son temas complejos, que exigen la dedicación y esfuerzo que aquí brilla por su ausencia. No se conocen los temas y, en cambio, todo es un actuar en base a movimientos tácticos y cortoplacistas, y claro, luego pasa lo que pasa... En este caso, Argelia, ante el súbito giro de España hacia Marruecos, se ha sentido engañada y desplazada. Hablamos de un país, Argelia, que ha estado colonizado durante mucho tiempo. Y aunque España nunca ha sido una potencia ocupante con respecto a ellos, todo lo que realice un país europeo les afecta especialmente», se lamenta la fuente cercana al Ministerio de Exteriores.
El interlocutor apunta como factor propicio al caos un elemento más: la ideología. «Todas las ideologías son esquemas conceptuales que nos sirven para interpretar la realidad, pero unas lo hacen mejor que otras. En el caso del actual Gobierno, no encontramos ante una ideologización que en términos generales falsea la realidad. Esto no es una mera disquisición intelectual. Falsear la realidad significa no comprenderla y, por tanto, no ser capaz de interactuar correctamente con ella… Tal y como los estamos comprobando».
Como muestra de esta ideologización la fuente de El Debate aduce la conformación del consejo de ministros: «Hay varios ministros comunistas… Esto no pasa en ningún país de Europa Occidental. Es algo inconcebible. El comunismo y el nazismo han sido condenados de forma oficial por el Parlamento Europeo. La mayoría de países de Europa oriental han estado ocupados durante décadas por regímenes comunistas. Y aquí, en cambio, se les mete en el Gobierno. Sánchez, además, mantiene pactos con Bildu, con gente que viene del terrorismo. Por eso, Biden no se fía de él. Por eso, de hecho, nadie lo hace. Esta es la cuestión. No hay que buscarle tres pies al gato».