El presidente ausente
Sánchez ha dedicado siete segundos a la crisis de Argelia desde que estalló y solo para acusar al PP
El presidente intenta a duras penas parapetarse tras su ministro de Asuntos Exteriores. Balones a Albares, ésa es la consigna. Ésa y que Rusia está detrás del órdago del país vecino
Pedro Sánchez ha dedicado exactamente siete segundos a hablar de la crisis con Argelia desde que, el pasado miércoles por la tarde, la Presidencia argelina anunció la suspensión del Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación suscrito en el año 2002.
Además, ni siquiera lo ha hecho en un acto como presidente del Gobierno de España, a pesar de que estos días ha tenido cuatro actos oficiales; sino en un mitin del PSOE de Andalucía, que este domingo se enfrenta a un resultado catastrófico –a decir de las encuestas–.
En concreto, en uno celebrado el sábado en el municipio malagueño de Cártama. Allí se limitó a echar en cara al PP su actitud, sin entrar en más valoraciones sobre el papel de su Ejecutivo: «Si un tercer país presiona a España y la UE apoya a España, ellos –refiriéndose a los de Alberto Núñez Feijóo–apoyan al tercer país que está presionando a España», afirmó Sánchez, en la que ha sido su única reacción pública hasta la fecha. Ni siquiera se refirió a Argelia por su nombre, sino como «un tercer país». Así, aséptico.
Sánchez, a cubierto detrás de Albares
El presidente lleva seis días parapetándose tras su ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, para que la gravísima crisis política y diplomática derivada del cambio de postura respecto al Sáhara Occidental le salpique lo menos posible, aun cuando sabe que en esta ocasión no podrá dejar caer a Albares, como el año pasado hizo con su antecesora, Arancha González Laya.
Ya lo dijo este lunes el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, en una comparecencia en el Vaticano tras reunirse con el Papa Francisco: «La posición del Gobierno de España la ha fijado el ministro de Asuntos Exteriores, la ha fijado con claridad después de su viaje a la UE», sostuvo, en alusión al viaje de urgencia que el viernes hizo Albares a Bruselas para reunirse con el comisario de Comercio de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis. Ésa es la consigna. Ésa y que Rusia es la mano que mece a Argelia.
El jueves por la mañana, con el comunicado de la Presidencia argelina en caliente, Sánchez clausuró el acto de presentación del Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) Aeroespacial, en el Centro de Entrenamiento y Visitantes INTA-NASA, en Robledo de Chavela, Madrid. Allí habló por espacio de 23 minutos y en su discurso incluyó varios temas de actualidad, como la invasión de Ucrania. Pero, conscientemente, omitió cualquier alusión a Argelia.
El viernes por la mañana, el líder del Ejecutivo participó en la presentación del Plan Estratégico para la Reducción de la Obesidad Infantil, en un polideportivo de Getafe, en Madrid. Su intervención duró 16 minutos y tampoco se refirió ni de refilón a la crisis con el Gobierno de Abdelmadjid Tebboune.
Inmediatamente después se marchó a clausurar el encuentro de emprendedores South Summit 2022 en La Nave, en Madrid. Allí se explayó, con un discurso de 30 minutos durante el que anunció que el Consejo de Ministros de este martes aprobará el Plan de promoción, retención y atracción de talento científico e innovador. Pero de Argelia, tampoco nada.
Este lunes recibió en la Moncloa al primer ministro de Letonia, Arturs Krišjānis Kariņš. Aunque a veces (no siempre) cuando algún mandatario extranjero visita a Sánchez se produce una comparecencia conjunta ante la prensa, en esta ocasión el equipo del presidente decidió ahorrársela. A sabiendas de que Argelia sería pregunta obligada.
Este martes, el líder del Ejecutivo viaja a Málaga para inaugurar el foro internacional tecnológico Digital Enterprise Show 2022. Habrá que ver si al quinto acto oficial va la vencida.
En el Congreso
Ya el mismo miércoles, día en que Sánchez compareció en el Congreso para hablar del último Consejo Europeo, de Marruecos y de Argelia –antes del comunicado del país vecino–, el presidente apenas mencionó a este último. Lo hizo solamente para negar que existiera un «problema» de suministro energético y para quejarse de que España esté viéndose salpicada por «el conflicto que está contaminando e intoxicando las relaciones de dos socios estratégicos para España, como son Marruecos y Argelia».
A pesar de los intentos de Sánchez por huir de la crisis con el país vecino, no le será tarea fácil. Hasta sus socios de Podemos le acusan de ser el responsable del desaguisado, como reiteró su portavoz, Pablo Fernández, este lunes.
Unidas Podemos tendrá un papel decisivo para que prospere o no la petición de comparecencia que el PP registró la semana pasada en el Congreso, a fin de que el presidente explique en el Pleno qué ha pasado y qué piensa hacer el Gobierno para solucionarlo, a mayores de recurrir a la UE en busca de ayuda. Este martes, la Mesa del Congreso examinará esa solicitud, y es muy probable que la admita a trámite. Otra cosa es que, llegado el momento, el grupo confederal decida vetarla en la Junta de Portavoces, que es donde se decidirá su suerte.