Entrevista
Marcelino Oreja Aguirre: «Lo que se llama segunda transición es el camino de la ruptura, el camino de la nada»
Jurista, político y diplomático español, Marcelino Oreja Aguirre fue ministro de Asuntos Exteriores durante el gobierno de Adolfo Suárez. Momentos antes de comenzar el homenaje al Grupo Tácito en la Universidad San Pablo CEU, El Debate pudo hablar con él
Este jueves se celebró en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad CEU San Pablo un homenaje a los Tácitos, un grupo de intelectuales, políticos y periodistas españoles que impulsaron la transición a la democracia. Con este motivo, El Debate entrevistó a uno de sus protagonistas, el exministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja Aguirre.
–¿Qué significa para usted este homenaje a los Tácitos?
–Dicen que vivir no es ver pasar, sino volver. Y es una vuelta a una época en la que procuramos anunciar lo que podía ser un sistema democrático. Ahí se hizo un esfuerzo grande con un grupo de personas fundamentalmente de esta casa, de la Asociación Católica de Propagandistas. La ACdP tuvo un papel muy importante en aquel momento. Y, por consiguiente contribuyó a que se hicieran las cosas en una determinada dirección que fue provechosa.
–La democracia ligada al cristianismo, que es como ustedes comenzaron, ¿tiene un mayor proceso que la democracia actual en la que no se priman tanto los valores cristianos?
–Hoy vivimos un momento muy crítico; y, por consiguiente, lo que no se puede perder es la ilusión y la esperanza. Hay que tener memoria y hay que tener esperanza, estas dos cualidades con su temblor de ansiedad son puntos de apoyo de acción creadora de la persona. Recordar y esperar, en suma crear; y eso está muy cerca de creer. De ahí es desde donde nosotros partimos para avanzar en su día en la democracia.
Se hizo un esfuerzo grande con un grupo de personas fundamentalmente de esta casa, de la Asociación Católica de Propagandistas
–El salto de las ideas democristianas que comenzaron a las liberales, ¿a qué se debió en su momento?
–Nosotros (los Tácitos y la ACdP) seguimos fieles a las ideas democristianas. Y, por consiguiente no hemos renunciado a nada. Habrá otros que pensarán otras cosas y respetamos lo que piensan, pero nosotros no renunciamos a los nuestros. De ahí el progreso y el punto al que llegamos.
–¿A qué cree usted que se deben los despuntes del populismo en este último siglo?
–Hay un peligro, y es el de aquellos que hablan de una segunda transición. Yo creo que no hay más que una, que es la de la reconciliación, la del final de las dos Españas que refleja el espíritu constitucional y la Constitución del 78 que firmaron todos los españoles.
Lo que se llama segunda transición es el camino de la ruptura, el camino de la nada. España lo que necesita es tenacidad, estabilidad y perseverancia, que eran las características de la transición que nosotros intentamos. Cuando se habla de una segunda transición yo no estoy de acuerdo. La ruptura no puede ganar a la reconciliación de nuestro país.
España lo que necesita es tenacidad, estabilidad y perseverancia, que eran las características de la transición que nosotros intentamos
–¿Cómo valora la democracia del siglo XXI en España?
–Se hizo una transición y esa es la válida; ¿qué es eso de estar reformando y pretendiendo otra transición? Yo creo que la idea de la reconciliación muestra el final de las dos Españas. Es ese espíritu constitucional el que debe prevalecer y continuar en el futuro.
–¿Cree que en la actualidad se necesitaría otro Grupo Tácito para mejorar la democracia actual?
–Las segundas partes nunca fueron buenas; pueden serlo, pero creo que aquello que se hizo entonces tenía un sentido en aquel momento. Además, se hizo aquí en esta casa, con un espíritu que llegó a una buena dirección. Y lo que en este momento tenemos que intentar todos es salvar aquello que se hizo entonces, y aplicarlo y adaptarlo a momentos presentes.
El espíritu constitucional es el que debe prevalecer
–¿Cómo valora que la democracia que usted ayudó a forjar se haya deteriorado?
–Valoro muy negativamente que haya esos cambios. De todas formas, lo que sí se puede afirmar es que hay una perseverancia en muchas personas, en muchas ideas. Y, por consiguiente, es donde tenemos que estar: ayudando y salvaguardando aquellos principios y valores en los que esta casa creyó y sigue creyendo.