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José María Aznar en El Debate, parte 2

El expresidente del Gobierno, José María Aznar, durante la entrevista en la redacción de El Debate

Entrevista

José María Aznar: «El PSOE se tendrá que reinventar si quiere sobrevivir a Sánchez»

El expresidente del Gobierno cree que tras la victoria en Andalucía el cambio de ciclo está más cerca y afirma: «Ojalá tuviésemos en el PP más Ayusos y más Juanma Morenos; son complementarios»

Al expresidente José María Aznar no le gusta la excepción ibérica, ni cree que el país pueda permitirse subir las pensiones conforme al IPC. Y se lamenta de que, con una recesión a la vista, España tenga un Gobierno incapaz de liderar grandes acuerdos.

–Después del resultado de las elecciones en Andalucía, en las que Ciudadanos se hundió y Vox sacó un resultado por debajo de sus expectativas, ¿está más cerca la reunificación del centro derecha?

–Está más cerca el cambio de ciclo político en España. Yo creo que España va a mirar al centro derecha de una manera decidida. Los españoles quieren el cambio y los resultados andaluces marcan una tendencia muy clara de que el voto del centro derecha en términos de voto útil, de voto ganador, de voto alternativo y de cambio, tiende a concentrarse en el PP. Ha sido una gran victoria. Ha premiado una gestión, ha mandado un claro mensaje al Gobierno de la nación de que los electores están disgustados con la política del Gobierno y marca una tendencia a nivel nacional muy clara.

En esa tendencia, ¿hay algo de cierta reanimación del bipartidismo?

–Lo que se ha producido en Andalucía no es exactamente un resurgimiento del bipartidismo. Sí por por la parte del PP; pero no por la parte del PSOE, enormemente debilitado. Es verdad que también, por esa parte, la extrema izquierda afortunadamente ha quedado prácticamente desaparecida, destruida. Puede haber una cierta recuperación del bipartidismo, pero no un bipartidismo competitivo pero cordial, como era el bipartidismo de hace años en España. Es el comienzo de una recomposición del escenario político español que durará algún tiempo, y yo creo que va a tener como eje vertebrador al PP.

Habla de una gran victoria de Juanma Moreno. También lo fue la de Isabel Díaz Ayuso en Madrid. Estos días muchos están contraponiendo ambos modelos, ¿cuál prefiere?

–Una cosa son los modelos y otra las personalidades. El modelo de Madrid y el modelo Andalucía son el mismo: sociedades más abiertas, más libres, políticas liberales basadas en lo que económicamente se llama políticas de oferta: ofrecer oportunidades, capacidad de inversión, unas fórmulas fiscales muy ventajosas, tener una gran capacidad de atracción. Todas esas políticas de oferta están basadas en el concepto político de que cuanta más libertad, mejor.

El modelo de Madrid y Andalucía es el mismo y es exportable a toda España. Los españoles se pueden acoger a él

Las personalidades que los representan son distintas y eso es bueno, porque los equipos no tienen que estar sujetos con la misma personalidad. Ojalá tuviésemos en el PP más Ayusos y más Juanma Morenos. Yo creo que se va a producir una complementariedad entre las personalidades políticas distintas y una competición sana, deseable, buena para España, entre Madrid y Andalucía, para ver cuál ofrece fórmulas más atractivas a los inversores

–Competición entre dos comunidades, que no entre dos dirigentes. Porque el PP viene de una etapa de otro tipo de competición.

–Es totalmente distinto. Es competición entre dos comunidades. Quienes la representan, líderes del PP, son absolutamente complementarios. El modelo es el mismo y es exportable a toda España. Y creo que los españoles se pueden acoger a él mayoritariamente.

El último congreso del PP ha sido extraordinario. El anterior también lo fue. En el PP lleva años sin haber un debate en profundidad, un rearme ideológico. ¿La gestión es lo único importante?

–Se puede gestionar cuando se gobierna, cuando no se gobierna no se puede gestionar. Un partido tiene que ser un proyecto para el país. Hoy el PSOE no es un partido con un proyecto, es simplemente un proyecto personal del presidente del Gobierno, que consiste en estar todo el tiempo posible ahí, al coste que sea.

Hoy el PSOE es simplemente un proyecto personal de Pedro Sánchez

Pero en el PP tiene que haber un proyecto de cambio, un proyecto alternativo. Y tiene que tener un contenido político muy fuerte de fortalecer la nación española, las instituciones dañadas durante estos años, de recuperar campos y fórmulas de entendimiento, de buscar la conciliación y no la confrontación entre las sociedades, de respetar los valores fundamentales de la sociedad española y que hacen las sociedades fuertes, de fomentar el valor del esfuerzo, de la responsabilidad, de la seriedad, del trabajo. Y además de eso hay que hacer un proyecto económico que consiga sacar al país de una situación económica que desgraciadamente se va a complicar en todo el mundo y también en España.

José María Aznar durante la entrevista en El Debate

José María Aznar, durante la entrevista en El DebatePaula Argüelles

–Dice que Sánchez tiene un proyecto personalista. ¿Cree que el PSOE sobrevivirá a su actual secretario general?

–No lo sé, pero desde luego sé que se tendrá que reinventar. En Francia no se ha reinventado y se ha diluido en la extrema izquierda. En España es posible que se pueda reinventar. El PSOE fue un proyecto para España y una gran maquinaria electoral. Hoy no hay ninguna de esas cosas. La única organización socialista que queda realmente con alguna solvencia en España es el Partido Socialista de Cataluña, que no es lo más conveniente ni para el PSOE en particular ni para España.

Oímos que piden volver a los grandes acuerdos de Estado. Felipe González incluso ha pedido unos nuevos Pactos de la Moncloa. ¿Puede pactar Alberto Núñez Feijóo con un Sánchez como el que usted describe?

–No, eso es imposible. Pactar con este Gobierno cosas serias para la política y para la economía es imposible, porque es un Gobierno basado en la confrontación y en el sectarismo. Y segundo, porque económicamente vuelve la espalda a la realidad y va a cometer los mismos errores que en los años 2009 y 2010, cuando se negaba la crisis y se agravó la crisis.

El mundo va a una recesión. España está con unos desequilibrios muy grandes: más de cinco puntos de desequilibrio de déficit y un 120 % de endeudamiento. Y además, con dificultades en el mercado de la energía, en el sistema de pensiones… O hay unos grandes acuerdos para varios lustros entre las dos grandes fuerzas políticas –cosa que sería lo más deseable, pero lo más improbable– o existe un Gobierno fuerte con capacidad de implementar unas reformas muy sólidas.

Feijóo encarna el reformismo inteligente, serio, eficaz

Ese reformismo inteligente, serio, eficaz yo creo que está muy bien representado por Feijóo, que es un hombre prudente, pero al mismo tiempo es un hombre inteligente, capaz y decidido. A falta de grandes acuerdos, lo más deseable es un Gobierno con capacidad de acción que tome las decisiones que España necesita.

–Cuando habla de reformismo y tomar decisiones valientes… normalmente son decisiones también impopulares.

–Sí, pero a la gente hay que decirle la verdad. A mí me tocó explicar a la gente que si queríamos entrar en el euro teníamos que tomar determinadas decisiones. Los salarios de los funcionarios estuvieron congelados dos años. Hubo un recorte de gasto extraordinario en los Presupuestos para poder cumplir con las condiciones. Todo eso resultó en una explosión de prosperidad luego para España, pero hay que explicárselo al país.

En España las pensiones no pueden ir con la inflación porque destruye el sistema

Habrá que decirles a los pensionistas españoles que hay que hacer que el sistema sea viable. En un país como España las pensiones no pueden ir con la inflación porque destruye el sistema. Uno de los éxitos de la economía española para salir de la crisis fue la desindexación.

–Con esto último tendría enfrente a nueve millones de pensionistas

–La economía española no puede saltar por los aires. Los Pactos de la Moncloa se hicieron porque había una inflación del 30 % y la democracia podía descarrilar porque la economía era inmantenible. El país no crecía, la inflación gigantesca se comía los salarios. En 2009-2011 tuvimos una crisis económica que colapsó prácticamente España. Salimos de ella.

Ahora vamos a un escenario de recesión con unos equilibrios difíciles de mantener. Cuando España recupera el equilibrio presupuestario, se endeuda menos, tiene un déficit limitado y baja impuestos es cuando sale adelante. España es un país que se levanta y vive por encima de sus posibilidades todos los días.

España es un país que se levanta y vive por encima de sus posibilidades todos los días

–¿Por qué España es siempre «la excepción», que es una expresión que utilizó en su discurso en el congreso del PP?

–Porque tenemos esa tendencia y tenemos que tener la perseverancia necesaria para no ser la excepción. Tenemos a veces una discontinuidad de políticas simplemente porque las hacen otros. ‘España necesita un Plan Hidrológico Nacional, pero como lo ha hecho Aznar, no lo quiero’. Las políticas sectarias al final siempre son políticas dañinas. España necesita mucha perseverancia en las políticas y en las reformas.

Discontinuidad o… ¿ruptura? Sánchez presume de haber abordado esta crisis de forma opuesta a como lo hizo Mariano Rajoy.

–Entonces España no tenía financiación y por lo tanto estuvo al borde del colapso total. Hoy afortunadamente existen compras masivas del BCE. Otra cosa distinta es que esa situación no pueda volver. Por eso los programas de consolidación fiscal razonable son indispensables para la solidez del país y la sostenibilidad. Les digo lo mismo en relación con la energía. Mire, a mí me parece muy bien el camino hacia las renovables, pero el camino que hay diseñado hacia la descarbonización de la economía a día de hoy es inviable.

¿Cuál es la opción?

–España tiene plantas nucleares, que es una energía limpia. Tiene que prolongar la vida de las centrales nucleares. Es técnicamente seguro y perfectamente posible.

Otro momento de la entrevista de José María Aznar

Otro momento de la entrevista con José María AznarPaula Argüelles

¿Tendría ahora el Gobierno mayor margen de maniobra en el mercado eléctrico si usted no hubiera privatizado Endesa, como sostienen los socialistas?

–Es una tontería. Lo peor que se hizo con Endesa fue que dejara de ser un grupo de mayoría española. La privatización de Endesa fue un grandísimo éxito, como fueron las privatizaciones de las antiguas empresas públicas. Eso construyó grandes empresas españolas, multinacionales. Endesa, con capital español, no solamente era una empresa muy rentable, sino la principal empresa de electricidad de Latinoamérica. Y se vendió al Estado italiano.

La privatización de Endesa fue un grandísimo éxito, como del resto de antiguas empresas públicas

Las grandes empresas energéticas necesitan un marco jurídico estable. Funcionan con contratos a largo plazo y no se pueden cambiar por inestabilidades o convulsiones políticas. España no tiene por qué tener medidas de excepción. Intervenir el mercado es un desastre y al final se producen cuestiones pintorescas: usted topa el precio del gas, pero Francia es la que se lo lleva.

–No le ha gustado la excepción ibérica.

–Todas las excepciones son muy poco razonables y muy poco útiles. Me parece mucho más inteligente manejar bien las fuentes de energía que tienes y los procesos de transición energética. Y mucho más prudente no organizar una crisis diplomática con Marruecos y con Argelia, nuestro primer suministrador de gas.

¿Era el momento de dar ese paso con el Sáhara, como había hecho Estados Unidos?

–Ni era el momento de dar el paso ni el paso se ha dado correctamente. Yo creo que ha hecho una operación política pésima. El error es muy grave, y lo estamos pagando ya. Esto es una expresión de debilitamiento político. En la vida política e internacional, cuando demuestras debilidad, los demás se aprovechan de ello.

La guerra de Putin

¿Cree que la UE quiere convencer a Zelenski de que es necesaria una salida para Rusia y por eso acepta la candidatura de Ucrania para su ingreso?

–Entonces, eso significa que Europa y la OTAN están dispuestas a rendirse. Eso es una mala salida y un mal pacto. Y además tiene el peligro de que Europa no pueda cumplir con los ucranianos, entre otras cosas porque no sabe con qué Ucrania va a pactar. Porque si usted renuncia a la integridad territorial de Ucrania o a la soberanía, ¿con qué pacta, con lo que queda de Ucrania? ¿Y qué es lo que va a quedar de Ucrania? No se sabe.

Hay que plantearse qué vamos a hacer con la energía y si vamos a cortar definitivamente con los con los rusos, y tomar decisiones. Si vamos a un mundo entre bloques, más bloques, tendremos que redefinir nuestra política de seguridad, reafirmarnos muchísimo más en el marco de la OTAN. Enfrente de todo eso está la gran competición entre el mundo occidental y China.

¿Es partidario de encontrar una «gatera» para Putin?

–Un mal acuerdo en la salida de Ucrania es un muy grave problema para el mundo occidental y para los Estados Unidos. Venimos de una guerra en Corea que se ganó pero que no se quiso ganar y se decidió empatar, de un desastre en Vietnam, de problemas en Irak, de marcharnos de Siria, de hacer una pésima operación en Libia y una retirada vergonzosa en Afganistán. De romper con nuestros aliados en el Medio Oriente. Desgraciadamente, los líderes políticos viven en este mundo de la inmediatez, viven en el corto plazo. Pero tenemos que plantear una estrategia a medio largo plazo que responda a estas cuestiones.

Qué le parece el compromiso de Sánchez de aumentar el gasto en defensa en convergencia con la OTAN.

–A mí me parece muy bien. Yo soy partidario de que España aumente el gasto en defensa al 2 %, es indispensable y necesario. Pero hay que decir cómo lo voy a hacer, aumentando más el gasto o reordenando el capítulo de gastos en el país. Mientras no se explique, esas afirmaciones no son creíbles.

Gustavo Petro en Colombia, Gabriel Boric en Chile, Pedro Castillo en Perú, puede que Lula da Silva de nuevo en Brasil... ¿Qué diagnóstico hace de la situación política en Latinoamérica?

-Hay un retroceso democrático, un retroceso de libertades, una explosión de populismo extremista. Latinoamérica debía mirar a su incorporación a las grandes alianzas atlánticas y está mirando a una introversión interna, radical, extremista de muchos países, profundamente equivocada.

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