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En Primera LíneaMariano Gomá

¿Eso es Memoria Democrática?

Las sogas de la horca que luce el presidente en el cuello llevan los colores del terrorismo, el golpismo y el comunismo obligándole para mantener su palacio y su colchón a aceptar lo inadmisible hasta límites grotescos

Hoy en defensa de la Transición en nuestro país se celebra el Seminario Concordia de la Transición en el Congreso de los Diputados.

Intervenciones

Victoria Prego
​Soledad Becerril
​Pedro Bofill
Mariano Gomá
​Rafael Arias Salgado
​Francisco Vázquez Vázquez
​Rodolfo Martín Villa

El Gobierno de España que sufrimos hoy día ha cometido atrocidades merecedoras de inmediata expulsión de los destinos del país, pero esta Ley de Memoria Democrática sobrepasa todos los límites de lo admisible. Ya sabemos que el partido 'sanchista' actual no es lamentablemente el Partido Socialista que tanto ha contribuido al progreso y bienestar de los últimos cuarenta años, pero la militancia y los grandes gurús andan silenciosos por omisión y omisión.

Pero además las sogas de la horca que luce el presidente en el cuello llevan los colores del terrorismo, el golpismo y el comunismo obligándole para mantener su palacio y su colchón a aceptar lo inadmisible hasta límites grotescos. Que toda una Ley que se supone analiza y dispone sobre el ordenamiento de la verdadera Memoria Democrática de España se base tan solo en un hecho focalizado, en un golpe de estado, una guerra y una represión franquista es simplemente un reflejo de la indocumentación, la misera cultural y el odio de aquellas formaciones que sustentan la soga del ahorcado, porque no quieren solo su cerviz si no que buscan la de España y la de todos nosotros.

Se pretende sin vergüenza alguna, no solo esconder la enorme violencia y descontrol que desencadenó la República provocando la irrupción y el levantamiento militar, si no blanqueando la crueldad y dolor infringido por una banda terrorista que asesinó y asesinó a sangre fría, no en tiempos de guerra, por la espalda y sin piedad a víctimas inocentes en plena democracia.

¿Eso no es represión ni tampoco deben considerarse las sanguinarias matanzas del bando republicano?

Las secuelas de una guerra civil tan cruel cicatrizan difícilmente y con el tiempo debe hacerse un llamamiento a la generosidad para alcanzar un perdón y olvido universal y, eso es lo que sucedió tras la muerte del dictador con los acuerdos de la Transición, la Constitución y la Democracia, suscribiendo este futuro de paz aquellas personas que lucharon en ambos bandos.

Ese perdón universal se pone en entredicho cuarenta años después cuando encajan en un tablero una Mi Persona ambiciosa y desarmada que acepta la asfixia de todo tipo de bandas que en su propia miseria quieren destruir todo lo bueno que hemos construido dos generaciones de españoles de posguerra.

La demolición de nuestros cimientos y estructura que con tanto esfuerzo y convivencia hemos construido estamos viendo cómo, empezó por arruinar la economía desde el propio gobierno, multiplicaron los gastos estructurales en perjuicio de los sociales bajo la bandera comunista, han legislado para preparar una sociedad inculta y sumisa, han confundido la natural LGTBI con un caos mental que es un atentado contra los niños y las familias sin piedad alguna para una sociedad normal.

Ahora ya han destruido el CNI, las Instituciones garantes del control y la justicia, han apartado de sus responsabilidades a expertos y técnicos competentes sustituyéndolos por indocumentados, arribistas y filibusteros a mayor gloria del dinero y la poltrona, iniciando actualmente el proceso final dinamitando la Constitución, la Corona y nuestra propia historia secular y reciente.

Convertir a asesinos en víctimas indemnizables, borrar de la memoria a mártires y defensores de la paz, ensalzar el terrorismo de sangre como un fenómeno democrático lleno de entrega y generosidad es una aberración que no puede aceptar la historia ni nuestra memoria, ni nuestras instituciones ni la ciudadanía. Ni un español.

El Seminario del Congreso de los Diputados con mentes varias, pero siempre privilegiadas al que más que benévolamente se me ha invitado a participar, debe convertirse en un potente portavoz y una alerta general de la pretendida demolición de España.

Pero no lo vamos a consentir y empieza ya a oírse el ruido de la pala cavando la fosa del ahorcado.