Sanidad
El colapso de nunca acabar en el Hospital General de Valencia
El centro sufre un continuo colapso por la falta de personal y de sintonía entre fuerzas sociales y la Conselleria de Sanidad
Habitaciones saturadas, pacientes que llegan y siguen llegando, las ambulancias no paran de sonar, profesionales sanitarios al límite, nadie sabe qué hacer… No es la séptima ola de covid, ni tan siquiera la primera. Es el día a día en el Hospital General Universitario de Valencia.
«Tenemos todos los días, al menos, cuarenta pacientes en Urgencias esperando que se les asigne una cama. Eso es una barbaridad y una indecencia». Así se expresa Rosa Zumeño, miembro de Comisiones Obreras (CC.OO.) y presidenta del Comité de Empresa del Consorcio del Hospital General de Valencia.
No es, ni mucho menos, un caso aislado, ya que todos los sindicatos afectados de este centro –hasta siete– se han puesto de acuerdo en denunciar el «lamentable» estado en que está el hospital, tanto en equipamiento como a la hora de atender en determinadas condiciones a los pacientes.
«El plazo medio para que a un paciente que ingresa en Urgencias se le asigne un cama en planta ronda entre los dos y los tres días e incluso en ciertos casos hasta los cinco», continúa Zumeño, que cataloga este hecho de «inhumano». En ese sentido, coincide con el doctor Miguel del Amo, que señala que esa situación es «intolerable», no ya en España, sino «en cualquier hospital europeo: «No se puede tolerar que un paciente se 'casque' cuatro o cinco días antes de subir a planta a que su médico le trate y el personal de enfermería le cuide», asegura el facultativo.
Preguntados sobre si esta situación es puntual, fruto de la pandemia o casual, los sindicatos consultados son unánimes: «No». Así pues, la portavoz del Sindicato de Enfermería SATSE, Concepción Galindo, asegura que, «rotundamente, no». «Esto lo llevamos denunciando desde septiembre de 2019, antes de la pandemia, y no se nos ha hecho ni caso», añade.
Por otro lado, mientras el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, defiende a capa y espada «los mejores datos sanitarios» en la región desde 2015, son los propios sindicatos quienes desmontan su versión. «Para descongestionar el colapso de las Urgencias, que llegan casi a setenta pacientes, lo que están haciendo es una serie de trampas», asegura Galindo.
Una de ellas es la de triplicar las camas en las habitaciones. Es decir, si hay muchos pacientes en Urgencias, «se van subiendo a planta», pero se les asigna una «habitación triple, que no está adecuada para ello. «¿Qué pasa si subimos a un paciente que requiere un respirador con su toma de luz a una habitación en la que ya hay dos personas? ¿Y si lo necesitan los tres a la vez?», se cuestiona la sindicalista.
Otra de las prácticas «tramposas» tiene que ver con la incidencia covid: «Se distingue a la gente que entra, específicamente por covid, que se la aísla, de la que entra por otras patologías y, una vez hecha la prueba PCR, se le diagnostica el virus». Según Zumeño y Galindo, estos casos no pasan a ser contabilizados en las estadísticas de incidencia acumulada y tampoco se los deriva a otra planta ni a otra habitación específica. «No es lo mismo entrar con covid que por covid», diferencia la sindicalista de CC.OO.
Es la propia Zomeño la que, emocionada, relata su experiencia: «Mi propia madre estuvo días esperando una cama, ingresó sin covid, se contagió del virus y subió a planta ya contagiada. No hay derecho».
Trato «discriminatorio»
Respecto al personal, Del Amo asegura que están trabajando «bajo una presión insoportable y de locos». «Están bajo mínimos, no pueden más», señala sobre un contexto que califica de «discriminatorio» respecto a otros centros de la ciudad: «Queremos tener los mismos problemas que el Peset, La Fe o El Clínico, no más como ahora tenemos».
Otro dato que cabe destacar es que el Hospital General es el que a más vecinos atiende en la ciudad, con casi 400.000 cartillas sanitarias, y el que tiene la edad de atención e ingreso más avanzada. «A esos pacientes es a los que antes y con más mimo hay que atenderles, pero hay muchas veces en las que no podemos», se lamenta Del Amo.
De este modo, el Hospital General atiende a más de cuarenta residencias de tercer edad de la zona «con todo lo que ello conlleva en cuidados, y posibilidad de ingreso. «A esta gente hay que tratarle con mucho más cariño, atención y mimo. ¿Si no les cuidamos a ellos para qué estamos?», se pregunta Del Amo.
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En este sentido, todas las centrales implicadas en el Consorcio del Hospital General de Valencia van al unísono: «El problema es de falta de personal». Cabe resaltar que el Hospital General no pertenece cien por cien a la Conselleria de Sanidad como la casi totalidad de centros hospitalarios en la Comunidad, sino a un consorcio compuesto en un 49 % por la Diputación Provincial y un 51 % por la Generalitat: «Nosotros somos funcionarios por oposición, pero tenemos el rango de personal laboral, no estatutario».
En general, si bien las fuerzas sindicales implicadas coinciden en que las consecuencias son una «peor y deficiente atención al paciente», hacen lo propio en el diagnóstico. «El problema viene porque somos personal laboral y no estatutario», indica Galindo. Según la portavoz sindical de SATSE, los profesionales del Hospital General tienen «el mismo régimen que una biblioteca pública», con la salvedad de que ellos son «personal esencial».
Según reivindican, el hecho de pertenecer a un consorcio les hace «estar cogidos presupuestariamente» por la Conselleria de Hacienda, por lo que contratar a más personal o hacer inversiones para mejorar equipamientos se hace «muy difícil», como señala Zomeño.
Por su parte, según el doctor del Amo, el hecho de que la Conselleria de Sanidad «no absorba» al personal laboral «y lo convierta en estatutario» repercute en la atención que recibe el paciente: «Es quien está pagando todo este disparate», indica. Asimismo, Zameño afirma que la «absorción» por parte de la Generalitat no es algo que se hayan «inventado» y, en cambio, es lo que les «corresponde»: «Está estipulado en la ley 40/2015, que es de carácter estatal y ha de cumplirse», dice la presidenta del Comité de Empresa.
Otro punto común entre los sindicatos obedece a la causa de por qué aun el personal del Hospital General sigue siendo laboral y no ha sido absorbido por la Conselleria. «Voluntad política». O más bien, la falta de ella. «Desde la pandemia, nos hemos dirigido al Consell en innumerables ocasiones y solo nos han recibido una vez», asevera Galindo.
Falta de voluntad política
Sobre ello, el doctor Del Amo es mucho más explícito: «Es cuestión de que son unos incompetentes. Con todas las letras y sin complejos: incompetentes». «Hace años se hizo una integración de personal sin problema es otros centros. Si no se ha hecho aquí es por interés» y afirma que obedece «únicamente» a una «voluntad política».
Según señala Del Amo, está «harto de balones fuera y huidas hacia delante» en cuanto a la asunción de responsabilidades. «Si no sabes o puedes asumir una situación, te vas a tu casa y dimites», indica, y añade que solo falta «que le echen la culpa a Putin o a la guerra en Ucrania: «Esto viene de muy lejos y es un problema estructural que no han querido ni están queriendo resolver».
En eso mismo incide Galindo: «Somos el hospital de Valencia que atiende más tarjetas sanitarias, el que menos camas tiene y lo mismo pasa con los enfermeros. No podemos ofrecerle a los pacientes la atención sanitaria que se merecen en tiempo y forma y eso es lamentable».
Para arreglarlo, tanto Zomeño como Galindo y el doctor del Amo se resignan, aunque no del todo: «El último palo que nos queda por tocar es el de los grupos parlamentarios de las Cortes Valencianas y de los ayuntamientos de las zonas a quienes atendemos». Según afirma, han registrado una proposición no de ley (PNL) con tal de instar a la Conselleria de Sanidad a que «absorba» a los empleados y, de esa manera, los pacientes reciban su merecida atención.