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El Debate entrevista al exministro de Defensa

Federico Trillo:«Marruecos no es un país democrático y eso no lo cambia la cesión del Sáhara, ni nada de lo que Sánchez haga»

El que fuera presidente del Congreso de los Diputados, tercera autoridad del Estado, durante el Gobierno de José María Aznar analiza para El Debate la política exterior, la Defensa nacional y los bandazos del actual Ejecutivo en materia territorial

Federico Trillo- Figueroa y Martínez-Conde (Cartagena, 1952) es licenciado en Derecho por la Universidad de Salamanca y doctor en Derecho por la Complutense de Madrid. Ingresó como número uno de su promoción en la Armada, en 1974, donde estuvo destinado en la Fiscalía de la Zona Marítima del Mediterráneo y, más tarde, en la Dirección de Construcciones Navales Militares. En el año 1979 accedió por oposición no restringida al cuerpo de letrados del Consejo de Estado. Se retiró como comandante en 1989 para entrar en la actividad política, en las filas del Partido Popular. Llegó a ser presidente del Congreso de los Diputados y ministro de Defensa en la primera legislatura de José María Aznar.

Marruecos y la entrega del Sáhara

El 11 de julio se cumplen 20 años de la invasión del islote Perejil. ¿Cómo recuerda usted aquel incidente?

–Acababa de cerrarse la crisis del Gobierno de José María Aznar. Yo volvía de una entrega de despachos con el entonces Príncipe don Felipe y, sobre las 15:00 de la tarde, al llegar al Ministerio de Defensa, me llamó el nuevo ministro del Interior, Ángel Acebes para decirme que se había detectado por parte de la Guardia Civil la presencia de militares marroquíes en el islote y que habían izado la bandera de Marruecos y montando una tienda de campaña. Ésa fue la primera noticia que tuve. Tardamos algún tiempo en confirmarlo porque a esas horas fue difícil localizar a la gente en Ceuta pero, efectivamente, nos confirmaron que se trataba de una operación, perfectamente calculada y dirigida por Marruecos para romper el status quo internacional de la isla como res nullius –cosa de nadie– y apropiársela.

La propaganda por la vía del hecho... ¿Cuál era la intención de Marruecos con esta invasión?

–El rey Hassan II siempre tuvo un gran respeto a la zona del norte de Marruecos. De hecho, nunca lo visitó. Su hijo Mohamed VI, por el contrario, desde un primer momento quiso hacerse presente en el norte, en el Rif, para demostrar que no renunciaba a su pretensión territorial integral. Lo hizo de esa forma calculando que en España, en ese momento, la crisis de Gobierno era una crisis negativa, no de refuerzo como realmente fue. Y creyó ver el momento oportuno para dirigir esa operación que él, personalmente, diseñó y ordenó.

¿Cuál era la relación en aquel momento con Marruecos?¿Qué ha cambiado en este tiempo?

–En aquel momento las relaciones con Marruecos eran buenas y fluidas. Yo mismo había visitado en nombre del Reino de España a Mohamed VI para complementarlo, tras la muerte de su padre, y me señaló que veía un referente para democratizar su país en el rey Juan Carlos I. Pero hay que saber que con Marruecos no estamos ante un Estado de Derecho algo que se ignora por el Gobierno actual. En apariencia quiere presentarse como democrático pero, en el fondo, la voluntad del monarca y su entorno es la voluntad decisiva: dicen una cosa y hacen otra. Eso es lo que pasó entonces. Por tanto, con Marruecos no se puede tener relaciones en las que se olvide esa segunda parte de la ecuación por la que, a pesar de los esfuerzos de democratización, hay un altísimo componente autocrático.

¿La renuncia del Gobierno de Pedro Sánchez sobre el Sáhara ha supuesto una cesión de nuestra soberanía de Estado a favor de Marruecos?

–España no puede compararse con un régimen semejante y por lo tanto, más tarde o más temprano, el presidente Sánchez tendrá que dar cuenta de lo ocurrido que se ha hecho a espaldas de la vía diplomática, renunciado a los principios y resoluciones de las Naciones Unidas y a la responsabilidad de España como potencia colonizadora. Además, se ha eludido el Consejo de Ministros, burlado al Parlamento que votó en contra de esa posición y se ha omitido la presencia que correspondía al Jefe del Estado en las relaciones internacionales, sustituyéndola por la del presidente Sánchez. ¿A cambio de qué? Yo quiero pensar que la próxima semana Sánchez aclarará todo esto en el Debate del Estado de la Nación.

Sánchez ha asegurado que no había ninguna duda sobre la pertenencia de Ceuta y Melilla al territorio español. Viendo los precedentes, ¿insistirá Marruecos en su intención histórica de anexionarlas?

–La palabra de Pedro Sánchez, en este caso, no vale nada. En las relaciones internacionales los compromisos entre dos estados se formalizan por escrito, con solemnidad y con ratificación. Y aquí no sabemos si hay escrito, pero lo que desde luego no ha habido es publicidad, ni solemnidad. No vale nada lo que Sánchez pueda decir sino lo que Sánchez pueda exhibir y a mí no me convence. La misma noche que se puso en marcha la Operación Romeo Sierra, contra la toma de Perejil, de la que ahora celebramos 20 años, el Gobierno recibimos una llamada de Mohamed Benaissa, ministro de Exteriores marroquí, para comunicarnos que sabían, por los americanos, que estábamos preparando algo y que desistiéramos porque saldrían de Perejil si nosotros también nos íbamos del peñón de Vélez de la Gomera, las Chafarinas y Alhucemas.

Hace años que Marruecos reveló su auténtica mentalidad de reivindicación territorial de todo lo que haya del Estrecho de Gibraltar hacia abajo

Fíjese que estaban equiparando un territorio nullius con territorios de soberanía española y ahí ya estaba revelando Marruecos su auténtica mentalidad de reivindicación territorial de todo lo que haya del Estrecho de Gibraltar hacia abajo. Nosotros no podíamos abandonar, ni vamos a hacerlo, esos territorios de soberanía española pero ésa la mentalidad del rey de Marruecos y no creo que haya cambiado, en absoluto, por la cesión del Sáhara, ni por nada de lo que Sánchez haga. Quien crea lo contrario, lamento decirlo así, es un ingenuo.

Federico Trillo-Figueroa, en la sede de El Debate, durante la entrevistaPaula Argüelles

Marruecos utiliza la inmigración ilegal como mecanismo de presión. ¿Habrá algún cambio desde Marruecos a partir de ahora como ha asegurado el Gobierno?

–Ha habido tres últimos capítulos lamentables esa historia interminable: el de hace un año en Ceuta, que fue provocado y dirigido por Marruecos, como el de hace unos meses y, el reciente y desgraciado incidente con los muertos que conocemos. En ese último parece como si Marruecos hubiera querido sacar músculo y lo ha hecho con un crimen de lesa humanidad contra el derecho de gentes. Así, tampoco vale. Hay que recordar que esos inmigrantes subsaharianos estaban en Marruecos porque antes no había consentido que cruzaran su territorio, los tenía allí y, por tanto, los ha utilizado como carne de cañón. Inaceptable. Absolutamente inaceptable.

La cumbre de la OTAN

Mirando a Europa y tras la cumbre de la OTAN, de la que hemos sido anfitriones, no ha habido cambios sobre Ceuta y Melilla sino sólo referencias al flanco Sur...

–La OTAN ha querido refundarse en Madrid como alianza geopolítica, omnicomprensiva de las democracias occidentales europeas y de las dos norteamericanas más importantes. Es verdad que estaba languideciendo y que la reciente reunión ha supuesto un relanzamiento, insisto, de carácter político. Vamos a ver si lo es, también, desde el punto de vista militar porque el compromiso del 2 % del PIB se viene pidiendo desde que yo era ministro de Defensa y nunca se ha cumplido. Es cierto que ahora los norteamericanos habían amagado con irse y la guerra de Ucrania ha demostrado que, sin ellos, Europa no tiene defensa alguna. Pero me parece que no se han visualizado compromisos más fuertes, como habría sido, por ejemplo, el de reforzar la propia defensa europea con la programación de equipos y objetivos que hagan creíble una realidad hasta ahora inexistente que va poco más allá de las declaraciones -sin duda bien intencionadas, pero siempre retóricas- de Josep Borrell.

La guerra de Ucrania ha demostrado que sin los EE.UU. la Europa actual no tiene defensa alguna

Respecto de Ceuta y de Melilla nada ha cambiado. Yo tuve la oportunidad, como letrado, de ser el ponente del dictamen del Consejo de Estado para el ingreso de España en la OTAN en el año 82 y tengo bien claro, y lo tuve bien claro entonces, que Ceuta y Melilla no estaban alcanzadas por el casus Foederis del Tratado de Washington porque quedaban fuera del área. Para el Gobierno de España que tenía prisa, y con razón, para ingresar en la Alianza fue suficiente con el compromiso político del entonces secretario general, Joseph Luns, de que mientras hubiera fuerzas españolas en territorio de Ceuta y Melilla, el caso funcionaría si había agresión. Ahora se ha vuelto a decir lo mismo pero hay que saber que la verdad es la otra. Hay un compromiso político pero no un compromiso jurídico formal.

La invasión rusa sobre Ucrania ha cambiado muchos paradigmas, ¿cómo cree que avanzará este conflicto? ¿Estamos ante una nueva guerra fría entre dos nuevos bloques?

–La guerra de Ucrania lo que ha venido a demostrar es el fortalecimiento del régimen autoritario de Vladimir Putin en Moscú. Los argumentos utilizados tienen más de dos o tres siglos y no se les combate con la propaganda exclusiva de los países europeos y las buenas intenciones de la ayuda en armas o humanitaria. Putin no va a renunciar a la pequeña Rusia con facilidad y si Europa tiene algún papel, y la OTAN que pinchar ahí, tienen que hacerlo por otros medios diferentes de los que han empleado hasta ahora.

Se ha perdido mucho tiempo en la retórica vacua y pietista de la Unión Europea que para la guerra de Ucrania no significa nada

También diré que la guerra de Ucrania no es un revivir de la Guerra Fría porque con la caída del Muro de Berlín cayeron muchas más cosas: del orden polar pasamos a un orden multipolar; de una estrategia de disuasión nuclear hemos pasado a ninguna estrategia y multiplicidad de poderes nucleares; y, donde antes eran dos grandes potencias, hay que sumar la primera gran potencia de China y otras emergentes. En consecuencia, hay que repensar todo el orden mundial, sobre todo institucionalmente, porque lo que se ha demostrado absolutamente inútil es el Consejo de Seguridad de la ONU.

Entiendo, entonces, que usted es partidario de incrementar el gasto en Defensa

–Es imprescindible. Si Europa quiere ser tal, si quiere ser algo, si quiere ser una unidad política, tiene que tener una política exterior común. Y no hay política exterior posible si no hay detrás una política de seguridad y defensa. Y no hay política de seguridad y defensa si no es con unas inversiones a la altura de los países que suponen los principales riesgos y amenazas.

¿Incluido un futuro Eército europeo?

–Sin ninguna duda.

Sánchez llegó a Moncloa hablando de que el gasto en defensa era prescindible y ahora necesitará al Partido Popular para salvar el incremento porque sus socios no ke apoyan...

–Mientras Sánchez esté en la Moncloa no habrá cambios. Se le ha comparado con un trilero que mueve las piezas de tal manera que nunca se sabe que será lo siguiente. Y eso va a ocurrir también aquí. Ahora anticipado que va a aprobarse un crédito para aumentar el gasto en defensa hasta el 2 % del PIB. Para conseguirlo, en primer lugar, debe saberse que se trata de gastos plurianuales de forma que hay que diseñar los programas que, por cierto, debieran ser conjuntos, al menos los más importantes, con otros países europeos, en los que tenemos ya cierta experiencia de coproducción. Pero es que luego hay que sostenerlos presupuestariamente. Si a mí me pidieran mi opinión, creo que el Partido Popular no puede entrar a ese juego porque si de verdad quiere contribuir, y sin duda quiere, a la defensa de España y a la defensa europea, tiene que exigir del Gobierno un compromiso en firme, intocable, y de carácter parlamentario de ese incremento del gasto que se ha comprometido verbalmente en la OTAN para los próximos diez años.

La crisis institucional

Usted habla de trámites parlamentarios, compromisos a medio y largo plazo de un Gobierno al que se le han declarado dos estados de alarma inconstitucionales...

–Yo planteé la inconstitucionalidad de los dos decretos anulados por el Tribunal Constitucional a quien entonces presidía el Partido Popular pero, desgraciadamente, no fui escuchado. Cierto es que estoy fuera de la política pero no del Derecho. Era tan atroz la ruptura de la Constitución que lo dijeron dos personalidades poco sospechosas de concomitancias con el PP, como fueron Pedro Cruz Villalón, catedrático de Derecho Constitucional y ex presidente del Constitucional, a propuesta del Partido Socialista; y el mejor experto español en estado de anomalías, es decir, alarma, excepción y sitio. Y Manolo Aragón, también exvicepresidente del Tribunal de Garantías, catedrático de Derecho y propuesto por el Partido Socialista.

El cierre inconstitucional del Parlamento durante los estados de alarma fue absolutamente innecesario y un paso más en la tendencia al autoritarismo de Pedro Sánchez

Los jueces han pedido a Congreso y Senado que insten la renovación del CGPJ, ¿cómo ve usted la parálisis? ¿cuál es la solución adecuada?

–Me parece que la situación actual es evidenciando el fracaso rotundo del sistema ya del Tribunal Constitucional en la sentencia en la que convalidó el sistema vigente. Dijo que era constitucional, pero y de alguna manera dijo pero menos. Lo adecuado es que el Consejo es parte del Consejo. Elegidos de entre y por jueces y magistrados. Ha sido siempre mi tesis lógica. Lamentablemente nunca he visto hecha realidad y creo que el Partido Popular hace bien en sostener que se vuelva a ese sistema y no entrar a la negociación trilero en ningún caso.

El expresidente del Congreso de los Diputados y exministro de Defensa Federico TrilloPaula Argüelles

El Gobierno plantea, ahora, revocar la reforma con la que impidió al Consejo los nombramientos y controlar el Tribunal Constitucional, ¿invalida la separación de poderes?

–No sólo eso. Es un ejemplo más grave del uso perverso del Derecho y el desprecio a la ley de la que Sánchez tiene una visión instrumental, según le conviene. Es la vieja tesis de los marxistas revivida, ahora por esta última manifestación del Gobierno de coalición, desprestigiar al Poder Judicial y el imperio de la ley.

¿También con los indultos?

–Eso tendrá que decidirlo el Tribunal Supremo y nos corresponde respetarlo pero a mí me parece que no procedían los indultos de los separatistas que son los compañeros de coalición de Pedro Sánchez. El Gobierno ha caído en el relato independentista para justificarlos porque depende políticamente de ellos para continuar en Moncloa. Así las cosas es insoportable, en la situación en la que se encuentra España, prolongar la legislatura.

Déjeme decirle antes que eso de los relatos es, exactamente, otra manipulación de la historia como la Memoria Democrática. Y es que el discurso político está hoy plenamente manipulado. El único relato, la única historia real de lo ocurrido en 2019 en Cataluña está ahí y la hemos vivido. No hace falta ir a ninguna revisión. Es lo que ocurrió. Son unos delincuentes sin paliativos y condenados por el Tribunal Supremo. Por supuesto, como Sánchez no tiene más alternativa que ellos y los otros delincuentes del País Vasco, será capaz de aguantar. Yo creo, y ya lo he dicho alguna vez, que Sánchez es un hombre que cada día se reinventa una mentira para mantenerse en el poder, que es su único objetivo y hará lo que sea.

Sánchez se reinventa cada día una mentira para mantenerse en el poder y hará lo que sea para aguantar

La última del relato victimista del separatismo del que hablamos es el escándalo del espionaje del Gobierno...

–Otra mentira y otra chapuza. El CNI actúa a las órdenes del Gobierno. Tengo, como orgullo legítimo, haber sido quien diseñó la estructura legal del Centro Nacional de Inteligencia -hasta el nombre, derivado del antiguo CESID, contra cuyos defectos yo había luchado en la oposición- la ley de funcionamiento, la ley y autorización de algunas de sus actividades bajo los derechos fundamentales bajo el paraguas del Tribunal Supremo y la Comisión para que se de cuenta de los fondos reservados y de los secretos oficiales. Por lo tanto, puedo decir que todo lo que se ha contado es una gran mentira. Los independentistas fueron investigados por el CNI porque era su obligación hacerlo, con la previa autorización del Supremo. Y el Gobierno lo sabía porque el CNI no hace nada que no conozca el Gobierno que es quien fija sus objetivos anuales y el destinatario de sus informes. Lo que pasa es que es muy cómodo para Sánchez sentarse a negociar conociendo cuáles son las bazas que trae la otra parte en el bolsillo.

Y la segunda parte, lo de Pegasus... no me lo creo. Que España, que es uno de los países más avanzados de la Europa de la OTAN, haya tenido escuchas a la Presidencia del Gobierno y a sus ministros por un tercer país, que no hubieran sido detectados por los Servicios de Inteligencia y por la Inteligencia internacional que se reúne cada dos o tres meses en Berna. Es falso, sencillamente falso. Y la prueba es que no se ha vuelto a saber nada nuevo de semejante historia inventada, un buen día, por un tal Félix Bolaños.