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Marimar Blanco revive estos días las emociones encontradas de dolor y esperanza durante cada una de las horas que su hermano Miguel Ángel permaneció en manos de ETA. Veinticinco años después sigue teniendo claro que «ni olvida ni perdona» a sus asesinos y que «jamás» se entrevistaría con ellos.

«Me da la sensación de que simplemente preguntarles un porqué supone asumir que hay una justificación y el crimen de mi hermano, como el de todas las víctimas de ETA, no la tiene», destaca Blanco en una entrevista con EFE, en la que muestra su respeto por la postura de otras víctimas y asegura que no comparte los llamados encuentros restaurativos con los asesinos.