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Pedro Sánchez y Pere AragonésEFE

Cataluña  Aragonès se reúne con Sánchez con la petición de amnistía y un referéndum

El objetivo, según ambos ejecutivos, es «apostar por el diálogo y las soluciones políticas»

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el de la Generalitat, Pere Aragonès, se reúnen esta mañana en la Moncloa en una clara apuesta por «el diálogo y las soluciones políticas». Así lo aseguró el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, cuando estuvo en Barcelona hace unos días para cerrar los flecos de este encuentro. Un encuentro entre presidentes que se tenía que haber celebrado hace mucho tiempo, pero entre el desdén del Gobierno central, que no tenía mucha prisa por fijar una fecha, y la aparición del caso Pegasus, el caso de espionaje a personas del entorno independentista, la fecha se iba aplazando sine die.

Desde el Gobierno catalán dicen que quieren «concreciones, resultados, que se marquen calendarios y que se hable de elementos importantes» en este encuentro, en palabras de la consejera de Presidencia, Laura Vilagrà. «No queremos sólo una foto», han repetido por activa y por pasiva desde la Generalitat, que insisten en que se tratarán fundamentalmente dos carpetas: la que se ha llamado como la «desjudicialización de la política» y la de reconstruir confianzas.

Y la desjudicialización no es otra cosa, según los separatistas, que «revertir la represión» que sufre el movimiento independentista. En definitiva, detener la vía judicial. Recuerdan que aún hay casos abiertos en los tribunales, como el que sigue el Juzgado de Instrucción número 13 de Barcelona por los preparativos del referéndum ilegal del 1 de octubre, y que tiene como imputados a varios ex altos cargos de la Generalitat. Se trataría, por ejemplo, que la Abogacía del Estado mantuviera un perfil bajo, como ya ha hecho con el proceso que se sigue en el Tribunal de Cuentas por el dinero público invertido en la internacionalización del procés.

Pedro Sánchez y Pere AragonèsEuropa Press

Y a la larga, lo que pretenden es conseguir la amnistía que reclama el presidente de la Generalitat. El Gobierno central no parece dispuesto a aceptar esta exigencia, pero sí podría plantear la reforma del delito de sedición. Así lo ha dejado caer el ministro de Cultura y Deportes, Miquel Iceta, que en la reunión se pueda hablar de esta reforma. Eso, además de mostrarse favorable a los indultos, hasta el punto que Iceta ha llegado a recomendar al expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont que volviera a España para ser juzgado y que después ya se encontrarían «soluciones felices», como así ha sido en el caso de los indultos a los dirigentes independentistas condenados por el Tribunal Supremo. Y al menos, desde ERC, se abren a hablar de esta cuestión, de la reforma del delito de sedición, en aras de «avanzar» en el diálogo, cuando hasta hace muy poco se negaban en rotundo e insistían en que sólo les valía la amnistía.

La otra carpeta, la de «reconstruir confianzas», consiste en que se va a apostar por la vía política y por buscar «soluciones pactadas para la resolución del conflicto». Así consta, tal cual, en el documento metodológico que pactaron ambos gobiernos. Se trata de aprobar «medidas concretas» que supongan un «avance medible de las negociaciones» y que aumenten «el grado de confianza mutua necesaria» para seguir avanzando. Y en este punto, Aragonès insistirá en que se pueda «ejercer el derecho a la autodeterminación» a través de un referéndum.

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Y dentro de este ámbito, el de reconstruir confianzas, también se hablará del 'Catalangate', como así llaman los separatistas al espionaje de teléfonos móviles de varios líderes independentistas. Quieren que se den todas las explicaciones y garantías de que no se va a repetir algo así. No está explícitamente en el orden del día, pero desde el Govern dicen que «seguro» que se va a tratar, porque, de hecho, es lo que ha provocado más tensión entre los dos ejecutivos durante los últimos meses.

Pero a pesar de la expectación, desde el gobierno de la Generalitat dicen que sus expectativas «no son muy altas», entre otras cosas porque «las relaciones de confianza están muy mermadas».