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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez

Evasivas durante el debate del estado de la nación

Los malos resultados de España en calidad democrática que Sánchez oculta

El presidente del Gobierno y la portavoz de EH Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, se enzarzaron en un cruce de acusaciones a cuenta de la baja calidad democrática de España

La dirigente abertzale denunció durante su intervención en las Cortes que «España como Estado sigue siendo una democracia de escasa calidad» como, a su juicio, se ha podido comprobar estos días tras los audios del excomisario, José Manuel Villarejo, que evidencia, a su juicio, un «entramado político, mediático, judicial, policial, empresarial, financiero, oligárquico perfectamente engrasado para acabar con la disidencia política».

Aizpurúa señaló que, según la revista británica The Economist, en la última versión de su ranking democrático, publicado en febrero de 2022, España constituye una democracia «defectuosa». Ello confirmaría, según trasladó al hemiciclo, que la democracia española no resulta «plena», sino «de baja intensidad».

En su réplica, el jefe del Ejecutivo, invocando esta misma publicación británica, subrayó que España está considerada como una de las 25 democracias más consolidadas del mundo, con una puntuación similar a países como EE.UU., Italia y Francia.

Merche Aizpurua, portavoz de Bildu en el Congreso, y Pedro Sánchez

El deterioro sí es cierto

Lo que ha ocultado Sánchez en su intervención es que España, en la última edición de este ranking, ha descendido posiciones. La puntuación global en el Índice de la Democracia ha pasado de un 5,37 en 2020 a un 5,28, una bajada que supone el peor resultado para España desde 2010.

Una de las causas a las que atribuye la revista británica este deterioro en la clasificación es todo lo relativo a la independencia judicial. En concreto, «las divisiones políticas sobre el nombramiento de nuevos magistrados al Consejo General del Poder Judicial». El estudio, asimismo, apunta que en términos generales España sufre el aumento de la fragmentación en el Parlamento, «una letanía de escándalos de corrupción» y una subida del nacionalismo en Cataluña.

En varios de los factores enumerados, Pedro Sánchez tiene una responsabilidad directa; bien por ser parte interesada y activa en la generación de dichos elementos de crisis, bien por haber pactado con fuerzas políticas que cuartean los elementos básicos del Estado de Derecho, tal es el caso del independentismo, que aparece mencionado como factor regresivo en el informe de The Economist.

Sánchez ha acotado algunas de las carencias que señala esta publicación –una de ellas, la renovación del Tribunal Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial– responsabilizando al PP de las mismas por su «bloqueo».