Los vínculos de afecto de Isabel II con la Familia Real Española

Como suele ser habitual entre la alta aristocracia europea, la Familia Real Británica y la Española mantienen estrechos vínculos de consanguinidad. El abuelo de Doña Sofía, Constantino, era hermano de Andrés de Grecia y Dinamarca, padre del difunto Felipe de Edimburgo. En el caso de la madre del Duque de Edimburgo, Alicia de Battenberg, esta era nieta de la Reina Victoria de Inglaterra, que era abuela, a su vez, de la bisabuela de Felipe VI, la Reina Victoria Eugenia.

La mención de la Reina Victoria, la monarca que estuvo al mando de Inglaterra entre 1837 y 1901, no resulta anecdótica. Por las dinámicas matrimoniales establecidas durante los últimos 200 años entre las realezas europeas, Victoria del Reino Unido, a través de su enlace con el Príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo, tiene el papel de abuela de varias monarquías del viejo continente, entre las que se incluyen Grecia, Dinamarca y España. Así, la Reina Victoria es tatarabuela de Isabel II, Don Juan Carlos I, Doña Sofía y el mismo Duque de Edimburgo.

Aunque estos vínculos, en realidad, son incluso más remotos; vienen de la relación de siglos que han mantenido los reinos de España e Inglaterra, incluso desde antes que se establecieran las actuales dinastías de los Borbones y los Hannover en las Casas Reales de los respectivos países.

Estos lazos hispano-británicos se estrecharon aún más tras el matrimonio de Alfonso XIII y Victoria Eugenia, del que nació Don Juan de Borbón. Andados los años, tras la proclamación de la Segunda República en España, Don Juan tomaría rumbo al exilio para formarse como marino, siendo todavía un joven, en Dartmouth, la Escuela Naval británica, con la que llegaría a dar la vuelta al mundo en un crucero de la Royal Navy. De este modo nació una relación que trasciende lo institucional y lo genealógico para convertirse en algo que ya entra en la cercanía familiar.

Cena en el Palacio Real

Este afecto quedó patente en 1986, cuando Don Juan Carlos y Doña Sofía realizaron su primer viaje oficial al Reino Unido. Entonces Isabel II les llenó de atención, prestándoles para su alojo el Castillo de Windsor. Además, la Reina británica impuso al Rey Juan Carlos el collar de la Reina Victoria. Esto, a su vez, llevó a que dos años más tarde, en 1988, Isabel II y su Felipe de Edimburgo realizaran el que ha sido su único viaje oficial a España. Los monarcas británicos en este viaje conocieron varias ciudades españolas –Sevilla, Palma de Mallorca, Barcelona– e incluso disfrutaron de un espectáculo flamenco. En honor de Isabel II se ofreció una cena de gala en el Palacio Real de Madrid.

Pero no fue esta su primera estancia en la Península Ibérica. Una jovencísima Reina Isabel visitó el Peñón de Gibraltar en mayo de 1954 en compañía de su marido, el ya difunto Felipe de Edimburgo, y de los que por entonces todavía eran sus dos únicos hijos: los pequeños Carlos y Ana.

La cuestión de Gibraltar ha sido el único motivo de desavenencia entre dos Familias Reales que se profesan mutuo y sincero afecto. El desencuentro más sonado por el Peñón sucedió en 1981. El príncipe Carlos de Inglaterra anunció que tras su boda con Diana Spencer comenzarían su luna de miel visitando Gibraltar. Ello causó un notorio enfado en la Casa Real española, por lo que ninguno de sus miembros asistió al enlace en Londres.

Los vínculos de la monarquía española con Isabel II se mantuvieron a lo largo del tiempo. Felipe VI y la Reina Letizia realizaron en 2017 su primer viaje oficial como Reyes a Gran Bretaña, hospedándose en el Palacio de Buckingham. Los Reyes de España regresaron al Reino Unido en 2019, en esta ocasión para que Don Felipe recibiera de manos de Isabel II la Orden de la Jarretera.