Derribar el último tabú
El comentario de Irene Montero no es casual: el feminismo radical quiere normalizar la pederastia
En las sociedades postmodernas de Occidente, la ideología de género ha logrado para su causa importantes conquistas sociales y ahora comienza a manifestar públicamente su próximo objetivo
La ministra de Igualdad, Irene Montero, ha realizado unas declaraciones este pasado miércoles, durante su comparecencia en la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados, en las que ha sostenido que si un «niño, niña o niñe» (sic) quisiera tener relaciones sexuales con un adulto, no habría problema, siempre que haya consentimiento por parte del menor.
Montero ha continuado explicando que los niños «tienen derecho a saber que pueden amar o tener relaciones sexuales con quien les dé la gana. Basadas, eso sí, en el consentimiento». Montero hacía referencia de este modo a las críticas de la oposición respecto a la educación sexual que se imparte en los colegios.
Goce sexual irrestricto
El comentario de Montero dista de resultar casual. Los actuales movimientos de izquierda radical están imbuidos de ideología de género, que aplica la antigua lógica de lucha de clases marxista a la relación entre hombres y mujeres y que, además, considera que la orientación sexual humana no parte de una previa realidad biológica, sino que es una identidad optativa que las personas va construyendo libremente desde su propia subjetividad. Dentro de este pensamiento, el «heterosexualismo» es el resultado de una «opresión patriarcal» de la que hay que «liberarse».
Desde este punto de vista, toda limitación a las prácticas sexuales no son más que constructos culturales que, llegado el caso, hay que derribar. De este modo, busca alcanzarse el goce sexual irrestricto, también el que se practica con y entre menores.
Tratan de normalizar toda clase de acciones sexuales disruptivas que hasta ese momento eran consideradas como perversiones
Esta ideología resulta chocante al sentido común. Po eso, a la hora de entrar en el torrente de la sociedad de masas, actúa por fases: primero elimina por «retrógrado» el juicio moral sobre la actividad sexual estándar; acto seguido, siembra sospechas sobre la heterosexualidad y, por último, trata de normalizar toda clase de acciones sexuales disruptivas que hasta ese momento eran consideradas como perversiones. Esta lógica subjetivista aplicada a la sexualidad humana ya ha logrado notorios éxitos en las sociedades occidentales, por lo que ahora pretende derribar el último tabú: la pederastia.
Reducción de la edad de consentimiento
La ideología de género se ha ido construyendo en el tiempo con el aporte de diversas pensadoras del feminismo radical. Varias de ellas, Simone de Beauvoir, Shulamith Firestone, Kate Millet, Zillah Eisenstein, Judith Butler o, en España, Loola Pérez, han alabado la práctica del «sexo intergeneracional». Loola Pérez, en una reciente entrevista para El Español, ha manifestado que «no hay que criminalizar al pedófilo».
No hablamos de simples teorizaciones. En los Países Bajos se creó en 2006 el Partij voor Naastenliefde, Vrijheid en Diversiteit, PNVD, que en holandés significa «El Partido del Amor Vecinal, la Libertad y la Diversidad». En su programa electoral propone la legalización de la pornografía infantil y la reducción de la edad para mantener relaciones sexuales. En Suecia, las juventudes del Partido Liberal defienden legalizar el incesto entre mayores de 15 años y la necrofilia.
Existe ya un Movimiento de Orgullo Pedófilo que busca que el 25 de abril sea declarado el «Día Internacional del Orgullo Pedófilo»
La facilidad que propicia Internet para compartir información de todo tipo también ha propiciado la propaganda de la pedofilia. Multitud de cuentas en diversas redes sociales y páginas webs buscar crear una comunidad de «personas atraídas por menores». Incluso existe ya un Movimiento de Orgullo Pedófilo que busca que el 25 de abril sea declarado el «Día Internacional del Orgullo Pedófilo». Los activistas de esta tendencia buscan que la pedofilia deje de ser considerada por la ONU una enfermedad mental y que, en última instancia, pase a formar parte del movimiento LGTBQ+. A raíz de las declaraciones de Irene Montero, parece que lo están consiguiendo.