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El independentismo celebra el 5º aniversario de su referéndum ilegal entre acusaciones de traición

El aniversario del 1-O coincide con un Govern en plena crisis interna y en un clima de división entre las fuerzas independentistas de Cataluña

El independentismo conmemora este sábado el quinto aniversario del referéndum del 1-O de 2017, con un Gobierno regional en plena crisis y en un clima de división del movimiento independentista. Abucheos a ERC y Òmnium, la voz rota de Carme Forcadell, ovaciones a Carles Puigdemont, los gritos de dimisión al Govern: como si fuera un termómetro de su estado de ánimo, la concentración por el quinto aniversario del 1 de octubre ha plasmado una vez más la brecha en el seno del independentismo.

La conmemoración de los cinco años del referéndum del 1-O ha sido la culminación a una semana de terremoto político en Cataluña, que ha dejado al Govern de Pere Aragonès pendiendo de un hilo, con la coalición entre ERC y JxCat al borde de la ruptura.

A diferencia de la Diada del 11S, cuando el presidente Pere Aragonès y ERC rehusaron asistir a la manifestación de la Asamblea Nacional Catalana, en esta ocasión los republicanos y varios consellers de ese partido sí han participado, uniéndose a JxCat y las entidades convocantes como el Consejo de la República, la ANC, Òmnium o la Asociación de Municipios por la Independencia, entre otros.

Pero la transversalidad sobre el papel no se ha evidenciado en la realidad, que ha demostrado la fractura en el independentismo: quien más lo ha comprobado -y sufrido- ha sido la expresidenta del Parlament y exlíder de la ANC, Carme Forcadell, que protagonizaba la primera intervención de un largo acto que ha durado casi dos horas.

Poco ha importado a muchos de los asistentes que Forcadell pasara más de tres años en la cárcel junto a otros líderes del «procés». Los aplausos de una parte de ellos han sido tapados por los abucheos de muchos otros, que incluso han ido en aumento cuando la dirigente republicana hacía un llamamiento a una estrategia común soberanista.

Se la ha podido ver afectada y emocionada, hasta el punto de casi quebrársele la voz ante esos abucheos e incluso gritos de «traidora». «Muchos de vosotros estáis enfadados, decepcionados y desilusionados. Y lo comprendo y comparto», reconocía Forcadell.

Unidad parecía así la palabra tabú: lo han comprobado también Jordi Gaseni, presidente de la AMI, o Xavier Antich, líder de Òmnium, que han sido también abroncados cuando han hecho llamamientos en esa línea; en contraste, el discurso de Dolors Feliu (ANC), crítica con el Ejecutivo catalán, ha sido ampliamente secundado.

La jornada ha estado marcada por el choque entre ERC y Junts después de que el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, cesara al ya exvicepresidente Jordi Puigneró al no haberlo informado de que su partido le plantearía someterse a una cuestión de confianza.

Aragonès, que no ha acudido a la manifestación, ha querido mandar un mensaje de unidad al movimiento independentista y ha afirmado que Cataluña, volverá a votar.