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La ministra de Hacienda pasa por delante de las tres vicepresidentasEva Ercolanese/ PSOE

Debate en el Congreso

El Gobierno exhibe sus últimos Presupuestos como un trofeo y pide «cuatro años más»

La ministra de Hacienda debate las enmiendas a la totalidad con el convencimiento de que no saldrán, puesto que los pactos con ERC, Bildu, el PNV y el resto de socios están encauzados

La ministra de Hacienda saltó este miércoles a la tribuna del Congreso sabiendo de antemano que tenía el partido ganado. La ida, pero también la vuelta. Sobre todo la vuelta, el partido definitivo.

El debate de las siete enmiendas a la totalidad presentadas contra los Presupuestos Generales de 2023 (del PP, Vox, Cs, Junts, Foro Asturias, UPN y la CUP), los últimos de la legislatura, sirvió para poner de manifiesto que Pedro Sánchez tiene garantizada su aprobación. Antes que en los dos años anteriores y con menos sobresaltos.

En esta ocasión, el presidente del Gobierno no asistió, ni siquiera, al discurso inicial de María Jesús Montero, que llegó a comparar los acuerdos de la mayoría Frankenstein con los Pactos de La Moncloa, de los que se cumplen 45 años. Porque entonces, como ahora, se pacta desde «posiciones ideológicas dispares», argumentó.

En el escaño de Pedro Sánchez había un bolso: el de Nadia Calviño

En el escaño de Pedro Sánchez, de viaje en Kenia y Sudáfrica, había un bolso: el de la vicepresidenta económica, Nadia Calviño. Como en aquella icónica foto del bolso de Soraya Sáenz de Santamaría en el escaño de Mariano Rajoy durante el debate de la moción de censura, pero en un contexto muy distinto.

Porque lo que se debatía este miércoles en el Congreso no era la continuidad del presidente, sino la consistencia de las previsiones de los Presupuestos y cuál es el precio que ha pagado a ERC, Bildu y el PNV por su apoyo. «Los españoles merecen saber lo que se negocia», le dijo la portavoz del PP, Cuca Gamarra, a la ministra.

«Presos por presupuestos», le recordó el de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, rememorando la célebre frase con la que el líder de Bildu, Arnaldo Otegi, lo resumió todo hace un año. Y que, a juicio de los de Santiago Abascal, sigue tan vigente hoy como entonces.

Montero, al «tobillo»

Pero Montero, una parlamentaria a la que le gusta ir al tobillo de su adversario, no se amedrentó ante las críticas y pasó de defender sus Presupuestos, que definió como «un antídoto contra la desigualdad, la pobreza y la desesperanza», a las segadas a sus rivales sobre el césped del Congreso. Habló de la corrupción del PP, de Franco, del sueldo del vicepresidente de Castilla y León, de Isabel Díaz Ayuso y también de ETA.

Los miembros del Gobierno que asistieron a la sesión -por la mañana hubo más que por la tarde- rezumaban tranquilidad por los pasillos del Congreso. Sobre todo Yolanda Díaz, de corrillo en corrillo.

Entre los socios de Sánchez el ambiente también era de total distensión, con la seguridad que dan los pactos ya encauzados con el Gobierno. Hasta Gabriel Rufián se cuidó de no hacer declaraciones altisonantes para no romper la magia. Lo más que hizo el portavoz de ERC fue recomendar al Ejecutivo, ante las cámaras, que no hable tanto de las negociaciones con el resto de fuerzas parlamentarias.

Con ellos está el Gobierno terminando de atar los últimos cabos sueltos de la Ley de Vivienda, que lleva meses atascada en el Congreso y es condición sine qua non de Esquerra para apoyar los Presupuestos. También progresa adecuadamente la negociación para abaratar el delito de sedición, aunque lleva otros plazos que los Presupuestos.

La tensión que no hay entre el Ejecutivo y ERC la hay entre estos y Junts per Catalunya. Su portavoz, Míriam Nogeras, sostuvo ante la ministra de Hacienda: «No se equivoquen, ustedes han anestesiado a un partido catalán -en alusión a ERC-, no a nosotros».

¿Y Bildu?

El más rezagado este año en la negociación es Bildu: aun nada se sabe de lo que ha sacado a Sánchez a cambio de sus cinco votos, pero se da por hecho su sí. Su portavoz en el Congreso, Mertxe Aizpurua, alabó la «receptividad» a sus demandas por parte del Ejecutivo.

El presidente también tiene ya asegurado, o a punto de caramelo, el apoyo Compromís, Más País, el PDeCAT, el PRC y Teruel Existe. Por eso en el Gobierno están tan relajados como para que en la primera jornada del debate de totalidad, la portavoz, Isabel Rodríguez, se fuera de mitin a Ceuta.

La portavoz del Gobierno, de mitin en CeutaPSOE

«Esta legislatura se le va a hacer muy larga y la siguiente legislatura todavía más larga, porque es vocación de este Gobierno gobernar también los próximos cuatro años para consolidar el proyecto», le dijo la ministra Montero a Espinosa de los Monteros, retadora. A Gamarra le había dicho poco antes que ella va a seguir en su escaño de ministra y los populares, ocupando «muchos años» los de la oposición.

Este jueves será el turno de palabra de los portavoces de los partidos que no han presentado enmienda a la totalidad de las cuentas. Algo tendrán que disimular para que no dar todo facilidades al Gobierno.