Sesión de control en el Congreso
Irene Montero embarra el Congreso para no responder a la pregunta de una diputada del PP
La ministra de Igualdad acusa a los populares de «promover la cultura de la violación» como colofón a una sesión parlamentaria marcada, nuevamente, por el desaguisado de la ley del solo sí es sí
La victimización, después de que una diputada del Vox se refiriera a su relación con Pablo Iglesias, le ha durado una semana a Irene Montero. Hasta este miércoles, cuando la ministra de Igualdad mostró su otra cara en el Congreso. Montero atacó a la bancada del PP con suma dureza: «Ustedes promueven la cultura de la violación».
Los diputados populares, indignados, empezaron a protestar, acusando a la ministra de ejercer «violencia política» contra ellos. Que es, precisamente, la expresión que Montero viene una semana utilizando. Ella, el PSOE, Unidas Podemos y en general toda la izquierda política.
A tal punto llegó la tensión que la presidenta del Congreso se vio obligada a intervenir para pedir a la titular de Igualdad que retirara una expresión que Meritxell Batet ha calificado como «no adecuada». «Les pido respeto en las expresiones y contención en el lenguaje», añadió.
La portavoz del PP, Cuca Gamarra, solicitó la palabra para quejarse del comentario «altamente ofensivo» de la ministra, que asistía impertérrita a la escena. Pero Montero, lejos de retractarse, se reafirmó durante su segundo turno de intervención: «Entonces ustedes cómo llaman a decirle a una mujer que vigile su copa en lugar de poner el foco en el agresor, como han hecho ustedes en la campaña institucional de la Comunidad de Madrid. O decirle a una mujer ‘no debería pasar pero pasa’ en lugar de decirle a un agresor que deje de agredir sexualmente a las mujeres».
Ello no hizo sino aumentar los decibelios, mientras Batet intentaba reconducir el debate. Después tomó la palabra la diputada de Vox Inés Cañizares, que le preguntó abiertamente por qué no ha dimitido. Y la ministra le replicó que no lo hará, «a pesar de todas sus estrategias de violencia política». A lo que Cañizares añadió: «Su ley ejerce violencia institucional contra las mujeres».
El asedio del PP
La sesión de control al Gobierno venía caldeándose cada vez más, con la responsable de Igualdad escuchando en su escaño cómo otros ministros intentaban despejar balones a cuenta de la ley del solo sí es sí. Pero el asedio del PP a la portería del Gobierno era constante.
«¿Qué más tiene que pasar para que usted cese a la ministra Montero?», le preguntó Gamarra a Pedro Sánchez. «Si algún excarcelado reincide, ¿cómo se lo explicarán a las víctimas?», le planteó el diputado Luis Santamaría a la ministra de Justicia, Pilar Llop. «Hasta ahora, 42 agresores sexuales han visto sus condenas reducidas y otros 10 han sido excarcelado, y eso ya es irreversible», le recriminó la diputada Macarena Montesinos a Fernando Grande-Marlaska.
Hasta que llegó la popular Belén Hoyo, que hizo la gran pregunta a Irene Montero, una que ella no quiso o no supo responder: «¿Cuántos agresores sexuales se tienen que beneficiar para que se den cuenta de lo mal que lo han hecho?». A lo que la ministra tuvo que reconocer que la ley está «dificultades de aplicación», pero añadió que también las tuvo la Ley de medidas de protección integral contra la violencia de género de 2004.
«Usted debería dimitir», replicó Hoyo. Y la ministra tomó la palabra nuevamente para defender nuevamente su ley y embarrarlo todo: «Ustedes promueven la cultura de la violación». Al término de la sesión de control, el PP continuó quejándose: «Alguien así no puede estar ni un segundo más sentado en el Consejo de Ministros, porque en su boca habla todo el Gobierno de España», insistió Gamarra. Batet, por su parte, adelantó a la portavoz del PP en una conversación en el pasillo que retirará la acusación del Diario de Sesiones.