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Los diputados de ERC Gabriel Rufián y Carolina TelecheaEFE

El PSOE y sus socios aceleran

ERC aprovecha la temporada de rebajas en el Código Penal y pide más: «No es suficiente»

Sánchez -de visita en Doñana- y sus ministros se ausentan del Congreso durante el debate de las cinco enmiendas a la totalidad contra la derogación del delito de sedición, todas ellas rechazadas

A la hora en que se debatían en el pleno del Congreso las cinco enmiendas a la totalidad presentadas por la oposición contra la derogación del delito de sedición, Pedro Sánchez estaba de paseo. De paseo por el Parque Nacional de Doñana, puesto que el Consejo de Ministros del pasado martes aprobó un plan de actuaciones dotado con 356 millones de euros para este espacio natural protegido donde, además, el presidente del Gobierno pasa parte de sus vacaciones. Y Sánchez decidió visitarlo justo este jueves.

En realidad, no estaba él ni tampoco ninguno de sus ministros. Ni siquiera el de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, anterior líder del PSC, de viaje en Santa Cruz de Tenerife. La bancada azul del Ejecutivo permaneció vacía durante un debate de cuya trascendencia alertó el diputado de Navarra Suma Sergio Sayas en los primeros compases: «En él nos jugamos la democracia». A la votación llegaron solo María Jesús Montero, Irene Montero y Alberto Garzón.

Pero su advertencia de Sayas cayó en saco roto frente a los diputados de la mayoría Frankenstein, empeñados en aprobar la reforma del Código Penal cuanto antes. Incluso antes de Navidad, para que contamine lo menos posible la precampaña socialista de las elecciones municipales y autonómicas. Por el electorado socialista se interesó el diputado del PP Carlos Rojas, cuando preguntó a la bancada del PSOE: «¿Se han molestado en consultar a los votantes socialistas?».

Las cinco enmiendas a la totalidad del PP, Vox, Cs, Junts y la CUP fueron rechazadas

El debate de este jueves fue una especie de partido de vuelta del vivido hace justo una semana, con el resultado conocido de antemano en ambos casos. Entonces el pleno votó la toma en consideración de la proposición de ley presentada por el PSOE y Unidas Podemos para borrar el delito por el que fueron condenados y después indultados nueve cabecillas del referéndum ilegal. En esta ocasión votaba las cinco enmiendas a la totalidad presentadas por el PP, Vox, Ciudadanos y, por la parte independentista, Junts per Catalunya (los de Carlos Puigdemont) y la CUP. Todas ellas corrieron la misma suerte, todas ellas fueron rechazadas. La que más votos favorables reunió fue la del grupo comandado por Cuca Gamarra, y aun así fueron 156 síes frente a 185 noes.

Gabriel Rufián en su escañoEFE

En el hemiciclo, Gabriel Rufián y el resto de diputados de ERC parecían llevar la palabra 'victoria' escrita en la frente. Y eso que los portavoces de Junts per Catalunya y la CUP dedicaron parte de sus intervenciones a criticar el colaboracionismo de Esquerra con el Ejecutivo de Pedro Sánchez. «Esta reforma es un fraude. Van a acabar como Duran i Lleida (quien fuera diputado de la extinta CiU)», les recriminó Josep Pagès, de Junts.

La advertencia de ERC

Pero el grupo parlamentario republicano no estaba para sermones, sino para celebraciones. Y para recordar a los socialistas que esta reforma ad hoc del Código Penal no es el final de nada, sino un ‘continuará’. «Hemos llegado lejos, pero somos conscientes de que no es suficiente. Para Esquerra ninguna propuesta que esté por debajo de la amnistía será suficiente, pero utilizaremos toda nuestra fuerza. Y si todo el independentismo se comprometiera con la negociación, tendríamos más fuerza aún», señaló la diputada de ERC Carolina Telechea, devolviéndosela a Junts y la CUP.

Por lo pronto, el grupo liderado por Rufián ya dejó claro que ahora, cuando se abrirá el plazo de enmiendas parciales, pedirá más a Sánchez. «Durante la tramitación parlamentaria todo se puede mejorar. Seremos muy exigentes», adelantó Telechea. Puesto que queda por definir qué pasará con el delito de malversación, que los republicanos tienen en su lista navideña de deseos.

El diputado del PP Carlos RojasEFE

Carlos Rojas por parte del PP, Javier Ortega Smith por la de Vox e Inés Arrimadas por Ciudadanos insistieron en la gravedad de lo que ésta última llamó una «infamia». «El Gobierno se sitúa en el lado equivocado de la Historia», lamentó Arrimadas, que recordó lo que ella misma vivió en primera persona con aquellas leyes de desconexión aprobadas por el Parlament catalán los días 6 y 7 de septiembre de 2007. Y lo que vino después.

«Van por el camino que dicen ERC y Bildu. Seguirán gastando el tiempo que les quede, pero su crédito ya ha acabado», sostuvo el popular Rojas, que además lanzó un vaticinio: «El PP volverá a gobernar y el delito de sedición volverá al Código Penal, igual que la dignidad a la política».

Ortega Smith, por su parte, instó a Rufián y al resto de independentistas tengan la «valentía» de renunciar a la nacionalidad española. «Tomen un avión y márchense. Pidan un avión a Corea del Norte, Cuba o Venezuela y déjennos en paz», señaló. Aunque él mismo adelantó que no lo harán porque necesitan «dinero para sus chiringuitos».

Frente a ellos, el diputado del PSOE Felipe Sicilia trató de llevar el debate por otros derroteros para no hablar tanto de las churras de la sedición como de las merinas. Sicilia se remontó, incluso, al proceso por el que Andalucía (de donde es él) consiguió su autonomía hace más de 40 años, en 1981. También habló del Estatut catalán de 2006 y recordó por enésima vez que cuando Mariano Rajoy se vio abocado a aplicar el artículo 155 el PSOE estuvo «apoyando al Gobierno». «Los socialistas sí hemos sabido entender cómo es España», presumió antes de recibir, de vuelta a su escaño, una palmada en la espalda del emisario de la Moncloa en el debate: el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Rafael Simancas.

Una vez superadas las cinco enmiendas a la totalidad, la proposición de ley recalará ahora en la Comisión de Justicia del Congreso para que socialistas y morados negocien con ERC las enmiendas parciales. La previsión es que sea rápido para enviar cuanto antes el texto definitivo al Senado. Y de ahí, si no hay cambios, al BOE por Navidad. Aunque a una mala se conformarían con enero.