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Felipe VI durante el discurso de Navidad de 2021EFE

Un año intenso

En qué ha cambiado Pedro Sánchez a España desde el último discurso de Navidad del Rey

La nación a la que esta Nochebuena se dirigirá Felipe VI es algo distinta a la de hace un año, con una crisis institucional encima y los españoles especulando sobre los planes del presidente

Han pasado solo 365 días, pero han dado para mucho. La España a la que hoy se dirigirá Felipe VI en su tradicional discurso de Navidad es algo distinta a la que le escuchó hace un año.

Entonces la variante ómicron sobrevolaba la Nochebuena de millones de hogares, en una pesadilla interminable pese a los altos niveles de vacunación entre la población española. Y el Gobierno de Pedro Sánchez había decretado la vuelta a la mascarilla en exteriores para tratar de mantenerla a raya.

Entonces Vladimir Putin aún no había invadido Ucrania, aunque el despliegue de tropas rusas en la frontera (hasta 175.000, según los servicios de inteligencia estadounidenses) ya hacía temer lo peor.

La inflación de diciembre de 2021 era del 1,2 % y hoy está en el 6,5 %

La inflación aquel 24 de diciembre de 2021 en España estaba en el 1,2 %. Hoy se sitúa en el 6,5 %, después de un año en el que ha llegado a estar al 10,5 % (en agosto) y con la cesta de la compra disparada. Y el número de desempleados alcanzaba los 3,1 millones, cuando hoy ronda los 2,88 millones. Con la entrada en vigor, entre medias, de una reforma laboral que ha traído la polémica figura del fijo discontinuo; que, según la oposición, el Ejecutivo está utilizando para maquillar los datos en su beneficio.

Felipe VI centró su discurso de Navidad de 2021 en los efectos devastadores del coronavirus (a nivel sanitario, económico y social), con guiños a los habitantes de La Palma, que soportaron estoicos una erupción volcánica que había durado casi tres meses.

Pero también hizo una defensa cerrada y encendida de la Constitución, la «viga maestra», como la definió. Y pidió para ella «respeto, reconocimiento y lealtad». «Las diferencias de opinión no deben impedir consensos que garanticen una mayor estabilidad, mayor bienestar en los hogares y den la necesaria tranquilidad a las familias ante su futuro», sostuvo.

La mayor crisis institucional

No imaginaba Don Felipe que, un año después, España iba a estar inmersa en la mayor crisis institucional de su historia reciente; agravada con la dimisión, el pasado 9 de octubre, del entonces presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes. Solo tres días antes de la fiesta nacional y con los socialistas acusando a los populares de haber «secuestrado» el CGPJ.

Aquel aldabonazo de Lesmes derivó en una negociación in extremis entre el Gobierno y el PP que acabó descarrilando cuando Sánchez le confirmó a Alberto Núñez Feijóo, de viva voz, que iba a reformar el delito de sedición. Fue, de hecho, peor: no lo reformó, sino que directamente lo derogó y sustituyó por otro de desórdenes públicos agravados. Y a ello le añadió la rebaja de la malversación.

En este año que ha transcurrido desde el anterior discurso del Rey ha habido un cambio de liderazgo en el PP. Entonces lo presidía Pablo Casado, que reaccionó la misma Nochebuena al mensaje de Felipe VI con estas palabras: «El Rey (...) defiende la Constitución como viga maestra que merece reconocimiento, respeto y lealtad. La fortaleza de las instituciones es clave para los retos de futuro de España».

Han pasado más cosas en España en estos 12 meses. Volvió Juan Carlos I a España por primera en casi dos años, los transcurridos desde que tuvo que mudarse a Abu Dabi. Y lo hizo solo cuando hubo sido exonerado por la Fiscalía Anticorrupción de las tres investigaciones que llegó a tener abiertas.

El Rey Juan Carlos, en SanxenxoGTRES

En ese ya lejano mayo se produjo un encuentro entre padre e hijo en Zarzuela el día 23, tras el que Don Juan Carlos se ratificó en su decisión de «establecer su lugar de residencia de forma permanente y estable en Abu Dabi». Aunque también anunció visitas a España con cierta periodicidad, de momento no ha vuelto. Al Gobierno no le gustó su venida, ya lo dejó claro su portavoz cuando sugirió que debería haber sido «más cuidadoso» en su viaje a Sanxenxo.

El año 2022 ha sido también el de la entrada en vigor de la Ley de Memoria Democrática, que entre otras cuestiones ha eliminado cinco títulos nobiliarios que fueron concedidos por Juan Carlos I tras la muerte de Franco. Un punto de inflexión que algunos consideran el inicio del borrado del reinado del anterior monarca.

En este año, Sánchez ha tomado un cambio de postura histórico respecto al Sáhara Occidental, asumiendo su marroquinidad. Y lo ha hecho sin contar lo más mínimo con Felipe VI, como desveló El Debate el viernes. A pesar de que el artículo 56 de la Constitución confiere al monarca «la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales».

Esta Nochebuena, Don Felipe se dirigirá a una nación que especula sobre los planes del presidente del Gobierno para ella. Puesto que lo primero que hizo Esquerra después de conseguir un Código Penal a medida de sus indultados e imputados fue pedir un referéndum de autodeterminación. Ello, junto a las prisas de Sánchez por cambiar la mayoría del Tribunal Constitucional e introducir en él al exministro de Justicia de los indultos y a una exalto cargo de la Moncloa cercana al PSC, no trae buenos presagios.

Pero también, y sobre todo, será el último mensaje de Navidad de Felipe VI antes de las elecciones generales de finales de 2023, que según los letrados del Congreso deben celebrarse antes del 10 de diciembre. Para entonces, los españoles habrán decidido si quieren cuatro años más de Pedro Sánchez o pasar página con Alberto Núñez Feijóo.