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El ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, en unas jornadas en la Fábrica Nacional de Moneda y TimbreMiguel J. Berrocal / Interior

El 'annus horribilis' de Marlaska: un ministro acuciado por las polémicas que no paran de crecer

El espionaje con Pegasus o la tragedia en la valla de Melilla se han sumado a los problemas que ya arrastraba de años anteriores

Pocos ministerios del Gobierno Sánchez pasarán a la historia, al menos de momento. Pero si el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska lo hace, será por ser el ministro que ha aguantado toda la legislatura en el cargo con más frentes abiertos en los despachos del Paseo de la Castellana 5.

Los sindicatos policiales amenazan nuevamente con repetir la manifestación que hace un año llenó las calles del centro de Madrid por la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana que había pactado con Podemos. Lejos de solucionar la cuestión, las conversaciones sobre la Proposición de Ley siguen avanzando y prometen dejar igual de indefensos a los agentes de Policía a pesar del incremento de las agresiones que sufren estos funcionarios, más de 40 cada día en 2021.

A los problemas que generará la reforma de esta ley, se suman las ya históricas reivindicaciones de la equiparación salarial tanto de los agentes en activo como de los que se jubilan.

Pero es que ni tan siquiera el acceso a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han permanecido exentos de polémicas. Los tribunales tuvieron que intervenir para enmendar el error ortográfico en que había incurrido el Ministerio en los exámenes de las oposiciones y posteriormente saltó una nueva polémica cuando decidió rebajar las notas de las mujeres sobre las de los hombres para favorecer la entrada de mujeres en la Policía Nacional y la Guardia Civil.

El abandono de las víctimas

Más allá de los problemas internos, uno de los problemas que pronto dejará de ser un quebradero de cabeza para el ministro Marlaska será el de los presos etarras. En tan solo unas semanas, todos los presos de ETA estarán en las cárceles vascas y dependerán del Gobierno de Íñigo Urkullu. Eso sí, por el camino se habrá dejado a las víctimas que a lo largo de este año habrán visto como cada vez se les humilla más y con mayor impunidad.

Con el traslado masivo de presos de ETA a las cárceles vascas parece que se ha silenciado lo que probablemente sea uno de los grandes escándalos de Interior, las relaciones de favoritismo otorgado a los asesinos gracias a los contactos Gobierno-ETA con asociaciones de intermediarias que se conocieron gracias a un informe de la Guardia Civil el pasado mes de febrero.

La sombra marroquí es alargada

Pero si por algo ha estado marcado el año Marlaska, ha sido por Marruecos ya que, si bien el cambio de política respecto al país vecino ha hecho disminuir algo la inmigración ilegal, todo lo demás no han sido más que quebraderos de cabeza.

La sombra alauí está detrás del espionaje al que se vio sometido no solo el ministro del Interior, sino buena parte del Ejecutivo con el presidente Sánchez a la cabeza, con el software espía Pegasus. De hecho, el ministro es quien sufrió un mayor robo de información, más de 10 gigas.

Esta crisis coincidió con el espionaje de independentistas catalanes y vascos, aunque todo se detuvo con la caída de la directora del CNI, Paz Esteban.

Pero si por algo recordará Fernando Grande-Marlaska este 2022 será por la tragedia que el 24 de junio causó la muerte de, al menos, 23 inmigrantes en la valla de Melilla. Por más que el ministro haya negado una y otra vez la intervención de España en los sucesos, ha sido el único escándalo en el que sus propios socios le han pedido explicaciones ante las afirmaciones de distintas ONG y, sobre todo, de un documental de la televisión pública británica BBC de que hubo muertos en suelo español.

Sin duda, este será un caso que todavía coleará en 2023 con las distintas investigaciones todavía abiertas sobre el caso, aunque la Fiscalía General del Estado haya echado una mano a Marlaska cerrando el caso.