El PSOE cae en su propia trampa por querer vincular el futuro de Feijóo al resultado de mayo

Pedro Sánchez tocó este viernes a rebato y reunió a la Ejecutiva Federal del PSOE y a todos los ministros del ala socialista del Gobierno (siete de ellos forman parte del órgano de dirección del partido, pero el resto no). Faltó solo la vicepresidenta Teresa Ribera, de viaje en Abu Dhabi.

El jefe de filas socialista quiso así visualizar que el PSOE será un único ejército en la batalla electoral del 28 de mayo. Al menos lo que respecta a Ferraz y la Moncloa, puesto que los candidatos, sobre todo los presidentes regionales, reivindican su autonomía para decidir sus propias estrategias, sin la tutela de Madrid. Principalmente, para desmarcarse de medidas que están desgastando tanto a las siglas del PSOE como la derogación de la sedición y la rebaja del delito de malversación.

La ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, compareció en rueda de prensa para asegurar que su partido no solo aspira a revalidar todos los gobiernos autonómicos y alcaldías en los que actualmente gobierna, sino también para «ampliar» los resultados de 2019.

Aunque, de puerta para adentro, los socialistas se conforman con mantener lo que tienen, que no será fácil. No tienen asegurada la continuidad en Aragón (donde podría acabar decantando la balanza Aragón Existe, la marca regional de Teruel Existe), La Rioja y Baleares, principalmente. Y tampoco en capitales como Valladolid, Valencia, Murcia y Logroño.

Plebiscito, ¿o no?

En el PSOE tratan de ahuyentar unos sondeos que les son desfavorables, a sabiendas de que las municipales y autonómicas serán mucho más que eso. En el PP intentan presentarlas desde hace tiempo como un plebiscito contra Sánchez; una suerte de moción de censura contra sus políticas.

Hasta ahora, el PSOE había rechazado esa idea, pero este viernes cayó en su propia trampa al distribuir un documento en el que apuntan que el resultado del 28-M puede provocar un cambio de liderazgo. Obviamente no en el PSOE, sino en el PP. «Estamos preparados para un posible cambio de liderazgo en el Partido Popular tras las elecciones autonómicas y municipales. Si el resultado que prevé el adversario político no se produce, presidentes como Moreno Bonilla o Ayuso podrían ser un recambio que solicitasen muchas voces en el PP», subrayan en el documento.

Pero, a raíz de esa hipótesis, la pregunta a la que se enfrentó la ministra Montero durante su comparecencia fue que, si el PSOE cree que el puesto de Feijóo está en peligro si el PP no gana, por el mismo motivo lo estará el de Sánchez si el PSOE pierde.

La número dos de los socialistas trató de hilvanar una respuesta coherente, sin demasiado éxito. Montero negó la mayor, dado que según ella solo el PP ha planteado los comicios de mayo como un plebiscito; no así el PSOE. Y que, por tanto, el puesto de Sánchez no estará en cuestión, sea cual sea el resultado.

En los últimos meses han circulado por los mentideros algunas especulaciones sobre la candidatura de Sánchez. Todas ellas negadas por él mismo y todas ellas sin ninguna base científica. En mayo del año pasado, Santiago Abascal llegó a decirle en la tribuna del Congreso: «Estaría bien, ya que usted sabe tanto de los próximos resultados electorales, que nos diga si usted va a ser el candidato del PSOE y si se va a atrever a presentarse a las elecciones. Yo intuyo que no».

De momento, el PSOE anuncia una gran participación de su líder en la precampaña y la campaña. Este sábado se desplazará a Sevilla, un ayuntamiento absolutamente prioritario para los socialistas después de la mayoría absoluta de Juan Manuel Moreno en las autonómicas de junio.

Pero el mismo PSOE también anunció en el pasado 30 actos de partido de Sánchez entre septiembre y diciembre y al final fueron la tercera parte. Y limitando mucho su contacto directo con la gente.