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El ministro del Interior, Fernando Grande-MarlaskaEl Debate

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134 inmigrantes sí entraron en España en el asalto a Melilla que acabó en tragedia

Marlaska reconoce a El Debate la cifra, hasta ahora desconocida, y se amedrenta con la BBC, que le señaló como responsable de las muertes en connivencia con Marruecos

El ministro del Interior sigue en el ojo del huracán por la muerte de al menos 23 inmigrantes en la valla de Melilla, el pasado mes de junio, y un dato hasta ahora inédito aumenta la controversia: 134 de ellos lograron acceder a España, una cifra confirmada a El Debate por el propio Marlaska, que contradice por sí sola su versión de que aquellos dramáticos hechos no tuvieron lugar en territorio nacional.

En un documento oficial al que ha accedido este periódico, se demuestra por primera vez que decenas de subsaharianos sí entraron en España, aunque ninguno de ellos, según la sorprendente teoría del ministro, se vio afectado por la avalancha en la que perdieron la vida al menos dos decenas de ellos.

Según Marlaska, de los 1.700 inmigrantes que asaltaron la valla fronteriza en la Ciudad Autónoma, 470 fueron repelidos por los Cuerpos de Seguridad españoles; otros 134 culminaron con éxito su acceso a Melilla y 11 incluso tuvieron que ser atendidos en el hospital de la plaza española en el norte de África.

Marlaska reconoce ahora que 134 inmigrantes llegaron a Melilla, que once fueron atendidos en hospitales y que 470 fueron repelidos

Una precisión llamativa que contrasta con la indefinición al respecto de las muertes y de la colaboración con Marruecos para retirar los cadáveres de suelo español, dos circunstancias negadas hasta la saciedad por Marlaska, incluso en sede parlamentaria, pero denunciadas por la BBC y varias ONG especializadas.

A este respecto, Interior vuelve a negar que las trágicas escenas tuvieran lugar ya dentro de España y que, para disimularlo, se permitiera el acceso de la Policía marroquí para retirar los cuerpos de las víctimas de aplastamientos y asfixias ya demostradas.

«No hubo que lamentar ningún hecho trágico, es decir, ninguna pérdida de vida humana en territorio nacional», insiste Marlaska por escrito, en un documento con número de registro 832, sellado por el Gabinete de la Secretaría de Estado de Interior, que obra en poder de este periódico.

Una versión, discutida por toda la oposición en el Congreso, que contradice además la sostenida por la cadena de televisión pública británica, denunciante de la complicidad de Interior con Marruecos y difusora de unas impactantes imágenes grabadas el día de autos que, a su juicio, desmontan el discurso de Marlaska.

El Debate

Sin respuesta a la BBC

Pese a las graves acusaciones de la BBC, el ministro también reconoce en el mismo documento oficial que no tiene pensado emprender acciones para restituir su buen nombre ni para exigir una rectificación, como parecería razonable.

«Independientemente del contenido del reportaje elaborado y difundido por la BBC, y de las opiniones y valoraciones vertidas en el mismo, la justificación para la interposición de acciones legales por parte de este Ministerio debiera basarse en su caso en la eventual consideración delictiva de las mismas y en el necesario equilibrio, en parámetros constitucionales, entre el derecho a la libertad de información y la protección de otros derechos como el honor, a la intimidad y a la propia imagen», arguye.

Las confusas explicaciones de Marlaska, repletas de contradicciones, le han dejado literalmente solo ante el peligro. Además de su comparecencia en el Parlamento el pasado mes de noviembre, abandonado por el Gobierno, el presidente Sánchez ha renegado de él en dos ocasiones.

Ni ha asumido las instrucciones que hubieran explicado el origen de la operación desarrollada en Melilla en junio, con al menos 23 inmigrantes muertos; ni ha reconocido la existencia de información documental alguna en la que Marlaska le explicara los hechos y le pidiera instrucciones.

La polémica ha traspasado fronteras y ya tiene dimensión internacional, con acusaciones tan graves contra el Gobierno de España como la vertida por Amnistía Internacional, que sostiene en un informe difundido el pasado mes de diciembre que las autoridades marroquíes y españolas cometieron crímenes contra el derecho internacional en el salto a la valla fronteriza de la ciudad norteafricana de Melilla el 24 de junio, en el que murieron, según esta organización, al menos 37 subsaharianos.

¿Entró la Policía marroquí?

Entre esos crímenes, la organización cita la omisión del auxilio médico a los heridos, torturas o expulsiones colectivas. Sobre esto, Marlaska defiende también las llamadas devoluciones en caliente, fuertemente criticadas por el PSOE en el pasado, apelando a las normas, ya que según su versión actuaron «siempre en el marco de lo previsto en la legislación nacional e internacional y de acuerdo con las competencias establecidas, entre otras, en la Ley Orgánica 2/1986».

Por último, en la llamativa «confesión» de Marlaska a este periódico, se cuela otro punto muy polémico: la posible entrada de la Policía marroquí en suelo español, bien para rechazar el acceso en masa de inmigrantes, bien para retirar los cadáveres que allí se acumularon, al menos según la BBC.

A este respecto, el ministro no niega por primera vez que se diera permiso a la gendarmería alauí, y lo deja todo envuelto en una nebulosa, achacando esa versión de los hechos narrada por la televisión británica a «la interpretación que se pueden efectuar en el ámbito periodístico sobre los hechos acaecidos en el perímetro fronterizo».