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Pedro Sánchez probando las bicis junto al alcalde de ValladolidEFE

Con trampa y cartón

El paseo en bici que tenía truco y otros «timos» de la precampaña de Sánchez

Todo lo que rodea al presidente del Gobierno en sus últimas apariciones es un gran decorado. Todo son actos prefabricados al milímetro y cordones de seguridad cada vez más amplios

Pedro Sánchez ha convertido España en un gran decorado en sus últimas apariciones públicas. El presidente del Gobierno está de precampaña. Pero ha cambiado los paseos relajados por los actos en cerrado, y las visitas improvisadas por actos prefabricados hasta el más mínimo detalle para evitar incidentes.

El del sábado en Valladolid fue el último ejemplo de una lista que pronto se ampliará: el próximo sábado se desplazará a Las Palmas de Gran Canaria para apoyar a su ministra de Sanidad y candidata a la Alcaldía, Carolina Darias. En vista de la racha que lleva, se cruzan apuestas: ¿Qué será lo siguiente con lo que sorprenda?

Sánchez lleva consigo un amplio dispositivo policial allá por donde va

Desde que volvió de las navidades, Sánchez ha jugado a la petanca con unos jubilados de Coslada que resultaron ser cargos del PSOE, ha dado un paseo en bici con el alcalde de Valladolid que no pasó de unos pocos metros y ha comprado libros en una librería de Barcelona junto a Salvador Illa (casualmente llevaba dinero en efectivo encima). Todo en medio de fuertes dispositivos de seguridad para evitar que la gente se le acerque. Para no dar lugar a abucheos y pancartas como la que a principios de curso le sorprendió en una visita a Sevilla. «Que te vote Txapote», rezaba ésta.

En su parada en la capital castellano y leonesa, el presidente obligó a un gran despliegue policial para blindar el populoso barrio de La Rondilla, adonde se desplazó para visitar el Espacio Joven de la zona Norte y poner en valor la reciente aprobación del Estatuto del Artista y el bono cultural para los jóvenes que cumplen 18 años.

Mayor aún fue el blindaje del entorno de la Cúpula del Milenio, el lugar del mitin que dio a media mañana. El perímetro de seguridad, grabado por algunos vecinos desde sus ventanas, hacía imposible que cualquier espontáneo se colara en la idílica escena. Ya no digamos durante el brevísimo recorrido en bici (del nuevo sistema de préstamo del Ayuntamiento) que hizo por el entorno y que tenía truco: pedaleó calle arriba y la misma calle abajo sin casco, mientras agentes de la Policía y sus escoltas personales no le quitaban ojo de encima.

Sánchez venía de protagonizar, el jueves en Barcelona, otro de esos actos de político cercano y normal junto a Salvador Illa, en la librería La Central, que es también cafetería. Hasta allí se llevó el presidente con él a una decena de escoltas, según contó en las redes sociales una periodista que se encontraba tranquilamente tomando un tentempié en el establecimiento, hasta que se le vino la marabunta presidencial encima.

Hasta el libro que Sánchez regaló al líder del PSC estaba estudiado al detalle: La Columna, de Adrien Bosc, que narra el paso por España de la pensadora Simone Weil: a comienzos de la Guerra Civil ésta se unió al bando republicano, al Grupo Internacional de la Columna Durruti.

Pedro Sánchez y Salvador Illa en una librería de BarcelonaEFE

Más descarada fue la partida de petanca que le organizaron a Sánchez el miércoles en Coslada, a la vuelta de la cumbre de Davos, en un parque público cerrado casi a cal y canto para la ocasión, a la hora de comer. El presidente dijo haber pasado «un rato entrañable con un grupo de pensionistas». Lo que se calló fue que todos eran cargos o excargos del PSOE.

Claro que en esas lides ya es un experto. En el encuentro con medio centenar de ciudadanos que mantuvo al comienzo del curso en la Moncloa, resultó que varios de ellos tenían vínculos evidentes con el PSOE.

La coordinadora de Comunicación del PSOE en el Ayuntamiento de Alcobendas, la teniente de alcalde de Rubí (Barcelona), el jefe de Gabinete de ésta y, al menos, un militante del PSOE de Madrid. Aunque el portavoz socialista en el Congreso, Patxi López, afirmó que se trataba de una coincidencia: «Si uno elige 50 ciudadanos que pasan por la calle, tiene que haber sí o sí votantes del PSOE», argumentó.