Sánchez se vuelve de Marruecos con muchas buenas palabras y pocos hechos
A la cumbre le ha sobrado escenografía y le ha faltado la concreción, algo que se deducía del comunicado que mandó el Gabinete de Mohamed VI el miércoles
«Veníamos de una crisis y es mucho lo que hemos logrado en 10 meses», señalan fuentes de la Moncloa a modo de epílogo de la Reunión de Alto Nivel que este jueves mantuvieron los Gobiernos de España y Marruecos en Rabat.
Queda claro que ninguna de las dos partes quiere volver a la situación previa. A España le interesa la colaboración del reino de Mohamed VI en materia de inmigración ilegal y de terrorismo; también, las oportunidades de negocio que se abren en un país que, de aquí a 2050, repartirá un pastel de 45.000 millones de euros de inversión en infraestructuras, con las empresas francesas y chinas pujando muy fuerte.
Y a Marruecos le interesan otras cosas, a mayores del cambio de postura respecto al Sáhara. Le interesa que el dinero español fluya por su economía. De hecho, esta cumbre ha servido, entre otras cuestiones, para que el Gobierno de Pedro Sánchez doble la línea de crédito para las empresas españolas que inviertan en Marruecos: de 400 a 800 millones. También, que España sirva de puente entre el reino alauita y la Unión Europea: «España y Marruecos seguirán colaborando estrechamente para desarrollar la cooperación entre el Consejo de Europa y Marruecos, con el objetivo central de acercar las normas marroquíes a las normas europeas en todos los ámbitos», recoge la declaración final.
Ahora bien. El Gobierno llevaba semanas, cuando no meses, anunciando una cita calificada como «histórica». Y se suponía que en ella iba a materializarse la sintonía de ambos países con la firma de una veintena de acuerdos entre 11 ministros españoles y 13 marroquíes.
Pero a la Reunión de Alto Nivel, la primera de 2015, le ha sobrado escenografía y le ha faltado la concreción. Algo que, por otra parte, ya se deducía del comunicado que mandó el Gabinete Real de Mohamed VI el miércoles, cuando informó de que había emplazado a Sánchez a una próxima visita oficial después de plantarle en ésta: «Esta visita (la futura) será una oportunidad para fortalecer aún más las relaciones bilaterales, a través de acciones concretas marcadas por la eficiencia y proyectos tangibles en áreas estratégicas de interés común».
En sus conversaciones con la prensa desplazada en Rabat, el personal de Presidencia del Gobierno y del Ministerio de Asuntos Exteriores no ha sido capaz de dar cifras, ni plazos ni ningún detalle de ninguno de los 18 memorandos de entendimiento firmados, más dos declaraciones y un protocolo financiero.
El caso más palmario es el de las aduanas comerciales de Ceuta (que se abre por primera vez) y Melilla (que se reabre después de cinco años), un globo que el Ejecutivo llevaba meses inflando. El propio Sánchez anunció la semana pasada en el Congreso que en esta cumbre habría un calendario. Pero no.
«Las dos partes reiteran su compromiso con la plena normalización de la circulación de personas y mercancías de manera ordenada, incluyendo los dispositivos adecuados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo. Las partes tienen en cuenta las conclusiones de la prueba piloto del 27 de enero y continuarán esta serie de pruebas según el calendario acordado para superar cualquier posible eventualidad», señalan los firmantes en la declaración final. Según reconoció este jueves la Moncloa, en realidad no hay calendario. «Queremos una apertura ordenada y gradual. Los técnicos tienen que trabajar para que no haya contrabando ni comercio atípico», afirmaron.
Esa declaración final, que contiene 70 puntos, alude a la cuestión del Sáhara Occidental en estos términos: «España reitera la posición expresada en la Declaración Conjunta adoptada el 7 de abril de 2022, con motivo del encuentro entre Su Majestad el Rey Mohammed VI y el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez».
Sin embargo, no hace la más mínima mención a Ceuta y Melilla, ya no digamos a la soberanía española de ambas. «Como tampoco menciona a Valladolid o a Vigo», replicaron fuentes gubernamentales. No podía hacerla, dado que, según señaló Sánchez en su discurso, "hemos asumido un compromiso de respeto mutuo, por el que en nuestro discurso y en nuestra práctica política vamos a evitar todo aquello que sabemos que ofende a la otra parte, especialmente, en lo que afecta a nuestras respectivas esferas de soberanía».
El texto final es un compendio de lugares comunes y elogios mutuos. «España saluda la dinámica de apertura, progreso y modernidad que vive Marruecos, bajo el liderazgo activo de Su Majestad el Rey Mohammed VI, marcada, especialmente, por el Nuevo Modelo de Desarrollo, la Regionalización Avanzada, la Estrategia Nacional para el Desarrollo Sostenible (SNDD)», señala uno. »Marruecos saluda la proyección internacional multidimensional de España, así como sus múltiples contribuciones a la estabilidad, la paz y el desarrollo sostenible a escala regional e internacional", contesta el otro.