Barómetro de encuestas
Sánchez no levanta cabeza y es incapaz de recortar a Feijóo una sola décima desde diciembre
Ya han transcurrido seis semanas de un año a vida o muerte –política– para el presidente y no remonta. El líder del PP le saca 5,62 puntos y hay un abismo de más de 10 entre los bloques
Tic, tac. La cuenta atrás avanza inexorablemente para Pedro Sánchez hacia las elecciones. Primero se examinarán en las urnas sus alcaldes y presidentes de diputaciones, cabildos y comunidades autónomas. Después, él.
Ya han transcurrido seis semanas de un año a vida o muerte –política– para el presidente del Gobierno y éste no consigue recortar la ventaja que le saca Alberto Núñez Feijóo. La noticia menos mala para el líder socialista, dadas las circunstancias, es que esa ventaja, al menos, tampoco se agranda.
El candidato popular llega al ecuador de febrero con una distancia más que asentada sobre su rival, superior a los cinco puntos y medio. En concreto, 5,62 puntos, según el barómetro de encuestas que ofrece mensualmente El Debate, basado en una media ponderada de 14 sondeos publicados por la prensa (sin incluir el CIS por su sesgo). En el anterior barómetro, el de enero, la diferencia era prácticamente idéntica, de 5,66 puntos. Sánchez ha sido incapaz de remontar una sola décima desde diciembre.
Barómetro de encuestas de El Debate
Sánchez subestimó a los españoles: la sedición y la malversación frenan su débil remontada
Los bloques, de hecho, se consolidan, puesto que tampoco en Unidas Podemos y Vox hay grandes cambios: el socio minoritario del Gobierno sube seis centésimas, hasta el 10,25 %, y Vox baja dos, hasta el 15,08 %. La separación entre ambos bloques es un abismo: 10,45 puntos. La coalición del Gobierno suma el 35,77 % de intención de voto; y una hipotética alianza entre Feijóo y Santiago Abascal (de la naturaleza que sea), el 46,22 %.
Aún es pronto para saber si la futura reforma de la ley del 'solo sí es sí' dará aire en las encuestas a Sánchez o si, por el contrario, será peor el remedio que la enfermedad. No en vano, el PSOE y Unidas Podemos están librando la mayor batalla de toda la legislatura. Una de resultados aún inciertos, tanto electorales como parlamentarios. Está por ver si ambos llegan a un acuerdo para remendar la ley durante la tramitación en el Congreso o si, por el contrario, no hay armisticio posible.
El electorado de Ciudadanos, por su parte, ha respondido con indiferencia al proceso de refundación del partido, que ha llevado a la Presidencia a Patricia Guasp en sustitución de Inés Arrimadas. Los naranjas escalan siete centésimas, hasta el 1,79 %, insuficientes para obtener representación en el Congreso. Tampoco les ha ayudado en las últimas semanas el sainete protagonizado por Begoña Villacís, con su amago de fichaje por el PP.
Sánchez llegó a protagonizar una curva ascendente en intención de voto desde finales de octubre, coincidiendo con la presentación de los Presupuestos Generales de 2022 y después de un comienzo de curso muy malo. Sin embargo, el goteo de revisiones de condena a la baja por la ley del 'solo sí es sí', la derogación de la sedición y la rebaja de la malversación cortaron en seco esa tendencia. Y cayó en los sondeos.
Y a su izquierda, el «proceso de escucha» de su socia, Yolanda Díaz, continúa. Se supone que en febrero presentará oficialmente su plataforma y anunciará que concurrirá a las elecciones generales, pero de momento pasan las semanas y no da el paso. Tanta espera ha aguado el posible 'efecto Yolanda' que ese anuncio pudiera tener en las encuestas.
La moción de censura
El bloque de centro derecha tiene ante sí un arma de doble filo con la anunciada moción de censura de Vox contra el presidente, que se supone que el partido de Abascal registrará formalmente en los próximos días. Si todo va según lo previsto, será con Ramón Tamames como candidato a la Presidencia del Gobierno.
Hasta ahora, los populares han sido muy críticos con la maniobra de Abascal porque supone, según ellos, dar un balón de oxígeno a Sánchez y la mayoría de investidura. Pero Feijóo no ha anunciado qué votarán, o votarían, sus 88 diputados (en la anterior, la de octubre de 2020, el PP de Pablo Casado votó en contra). Y unos y otros corren el riesgo de enredarse en un debate entre ellos y no tanto contra Sánchez y su gestión.
El Reglamento del Congreso establece un plazo mínimo para votar la moción de censura: cinco días desde su registro. Sin embargo, no fija un plazo máximo, sino que es prerrogativa de la Mesa del Congreso ponerle fecha. Dado que el Gobierno tiene mayoría en ese órgano, es de prever que Meritxell Batet lo sitúe cuando mejor le venga a Sánchez, teniendo en cuenta la precampaña electoral.
Las próximas semanas van a ser de mucha dinamita política. Tanta como para provocar efectos entre los dos bloques y dentro de estos.