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Irene Montero

Irene MonteroPaula Andrade

El perfil

Irene que estás en los cielos de Galapagar

Sin más experiencia profesional que los meses que vendió lavadoras, Irene Montero se ha convertido en ministra de Igualdad del Gobierno de Pedro Sánchez

Irene María Montero Gil aun es joven, 35 añitos recién cumplidos, pero esconde su lozanía tras un gesto crispado contra la vida -se cree la elegida para cambiarla- y muestra un inquietante apego por la subcultura de la muerte. La hija de Clemente, mozo de mudanzas, y Adoración, maestra de escuela, milita en las filas de la eutanasia y el aborto, persigue desenterrar el pasado, exhumar cadáveres que solo viven ya en la historia, cancelar el género con el que todos nacemos, acabar con el derecho de los padres a participar en decisiones trascendentales de sus hijos, malbaratar el Código Penal que perseguía severamente a los violadores, animar a que los menores tengan relaciones sexuales con quien les plazca, comadrear con los herederos de ETA y equiparar al verdugo ruso con las víctimas ucranianas.

La vida de la madrileña Irene María no cambió cuando se licenció en Psicología por la Autónoma, ni cuando la contrataron de cajera en el Saturn, ni el día que se asoció con Rafa Mayoral, hoy dirigente de Podemos, para montar la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en Madrid al calor de la crisis inmobiliaria. La existencia de la ministra de Igualdad dio un giro copernicano la noche que conoce a Pablo Iglesias, cuando este la invita al plató de Tele K, como representante de la organización antidesahucios. Los dos comunistas, los dos ahítos de dogmas, ella soltera y él novio de Tania Sánchez.

La imagen icónica

A finales de 2015, un año después de que Podemos obtenga cinco escaños en las europeas, inician una relación que tiene su propia imagen icónica: la exnovia del macho alfa es mandada al gallinero del hemiciclo del Congreso mientras la nueva prima donna, que ya dirige el gabinete de Iglesias, ocupa un lugar cada vez más cercano al líder, llegando a sustituir en 2017 como portavoz parlamentario a Errejón, otro adlátere del aventador de masas que es relegado hasta su extinción en el partido por la pareja feliz, como pasó con Carolina Bescansa y Luis Alegre, todos cofundadores de Podemos.

La activista decide quién está o no dentro del paraíso feminista que ella ha diseñado para sus amiguitas

Un beso con su jefe en un bar cercano al Círculo de Bellas Artes de Madrid descubre el pastel: la activista que decide quién está o no dentro del paraíso feminista que ella ha diseñado para sus amiguitas mantiene una relación con la persona que decide sobre su fulgurante ascenso político. Feminismo en estado puro. La vía marital por la que pasa a ser la número dos de Podemos se convierte en una auténtica refutación de su ideología. Pero habrá otra no menos sonada: en mayo de 2017, ella embarazadísima y su pareja camino de asaltar los cielos, abandonan Vallecas, donde dijeron que residía la prueba de pureza del progresismo, para comprar, con una hipoteca concedida por un banco independentista, una mansión en Galapagar, es decir, en su credo comunista: santo y seña del capitalismo. La excusa fue proteger a sus hijos -los mellizos prematuros Leo y Manuel y, a la última, Aitana- del acoso político y mediático, el mismo que ellos han practicado y defienden como jarabe democrático cuando las víctimas son rivales de la derecha.

La ministra Irene Montero e Ione Belarra durante la sesión de control en el Congreso de los Diputados

La ministra Irene Montero e Ione Belarra durante una sesión de control en el Congreso de los DiputadosGTRES

Irene, sin más experiencia profesional que los meses que vendió lavadoras, se ha convertido en ministra de Igualdad del Gobierno de Pedro Sánchez, que cedió a esa exigencia de su entonces socio a la fuerza Iglesias, postergando a su mano derecha, Carmen Calvo, a la que terminó echando del Gobierno. Los antecedentes de esta anomalía democrática en el Consejo de Ministros, convertido en prolongación de una sociedad de gananciales, son sonrojantes: los Ceaucescu rumanos, los Ortega nicaragüenses y los Kirchner argentinos. De ahí que Montero exhiba con orgullo una foto con Cristina K. hecha recientemente en Buenos Aires, cuando ya se conocía que la expresidenta porteña tiene cuentas con la justicia por corrupción política.

La mano ejecutora de Iglesias

Tras la patada que le dieron los electores madrileños a su cónyuge, Irene es hoy la mano ejecutora de Iglesias en el Gobierno, por más que la pareja ha colocado a Ione Belarra de secretaria general de Podemos, que actúa de «inteligencia artificial» teledirigida por los señores de Galapagar. Con 573 millones de presupuestos en Igualdad, y una cohorte de asesoras que nos cuestan 427.579 euros, el Gobierno de España se ha convertido en la única agencia de colocación de Podemos, con un pie ya en la irrelevancia política si se cumplen todas las encuestas. Antes, las «chicas de la tarta» fueron convidadas con nuestro dinero a una gira americana en Falcon, de la que presumieron con selfis chupimegaguays, que no hubieran mejorado Tamara Falcó o Carrie Bradshaw.

El Gobierno de España se ha convertido en la única agencia de colocación de Podemos.

A la ministra feminista le persiguen todo tipo de sospechas sobre un comportamiento muy poco igualitario, como el de convertir a una asesora en niñera de sus pequeños, a una trabajadora en recadera para todo tipo de asuntos domésticos… Pero pasará a la historia por haber firmado la chapuza jurídica más grave de nuestra democracia, la ley del «sólo sí es sí», sin que haya pedido perdón por ello, con la losa que siempre le perseguirá de haber facilitado beneficios penales a más de medio millar de violadores y pederastas. Ya tiene a decenas de víctimas denunciando al Estado que ella representa por negligencia culposa, como las modelos cuya imagen usó sin permiso para vendernos moralina sobre los cuerpos imperfectos.

Pero mientras tanto, la vida sigue plácidamente en Galapagar: los niños Iglesias-Montero crecen según el método Baby Led Weaning, cuidados cuando es menester en la Guardería del Congreso (abierta para todos los diputados); su marido sigue destilando odio desde un podcast pagado por un separatista catalán que pronto le financiará una televisión; el odio a Yolanda Díaz por parte del matrimonio es ya africano; Irene sigue los dictados de su suegra (abogada sindicalista), que le aconsejó que hiciera como ella: mejorara su ropa porque «el acceso a la belleza es un derecho», quizá por eso gasta un perfume icónico de Adolfo Domínguez –no sabemos si el diseñador gallego integra o no la nómina de capitalistas despiadados que ha elaborado Ione.

En definitiva, Irene vive consagrada a la conocida sentencia de Evita, otra gran política consorte: «Todos, o casi todos, tenemos en la vida un día maravilloso. Para mí, fue el día en que mi vida coincidió con la vida de Perón».

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