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Entrevista | Eurodiputada de Vox

De la Pisa (Vox): «Yo preguntaría a chicas que han sido violadas y saben hoy que su agresor está en la calle cómo se sienten»

La eurodiputada de Vox denuncia la «complicidad» entre la Unión Europea y el Gobierno de España a la hora de impulsar las leyes «ideológicas» en materia de igualdad

Este lunes, aterrizaba en Madrid una delegación de eurodiputadas de la Comisión de Derechos de la Mujer para analizar las leyes impulsadas en España en materia de igualdad. La europarlamentaria de Vox Margarita de la Pisa recibe a El Debate en el antiguo salón de Plenos del Senado, en medio de las reuniones a las que ha asistido como acompañante de esta misión, para explicar su perspectiva sobre la misma y analizar las tres polémicas leyes de Irene Montero: la ley del 'solo sí es sí' y las recién aprobadas ley del aborto y ley trans.

–¿Qué lleva a Europa a enviar esta misión a España? ¿Cuál es su objetivo?

–El objetivo de esta misión, programada antes de verano, era evaluar el modelo español de leyes de igualdad, pero como modelo de referencia internacional. Se ha visto un poco enturbiado por las consecuencias que ha tenido la aplicación de la ley del 'solo sí o sí', que también ha suscitado preocupación por parte de los eurodiputados, pero sí se puede ver la complicidad que puede tener la UE con España proponiendo una misión de tales características para mayor gloria de unas políticas como las que se están llevando a cabo desde Igualdad.

–Precisamente, la ley del 'solo sí es sí' es una de las leyes más polémicas. Hay más de 500 delincuentes sexuales que se han visto beneficiados, casi 50 de ellos están ya excarcelados. ¿Qué espera de esta misión? ¿Cree que va a variar la forma de verlo?

–El lunes parecía que sí que había una visión más crítica, incluso por parte del Ministerio de Justicia y también de la Comisión de la Mujer, entendiendo que había habido efectos negativos, que a veces pasaba, restando importancia. Un poco irresponsable, porque se supone que las leyes tienen que estar bien pensadas, bien diseñadas, y además había muchos informes que cuestionaban lo que podía ocurrir. El martes, en cambio, vimos otra línea completamente diferente del Ministerio de Igualdad. Irene Montero estaba encantada con la felicitación de las Naciones Unidas por la aprobación de la ley del aborto y la de transexualidad.

La realidad es que el impulso que viene de Naciones Unidas y de Europa es de fomentar toda esta línea ideológica que está reforzada, además, ahora con la intención de ratificación de la UE del Convenio de Estambul. Recordemos que este dice que la violencia contra la mujer hay que solucionarla con la perspectiva ideológica de género, es decir, entendiendo que es un problema estructural y del heteropatriarcado, y cuando intentas resolver un problema con esta visión ideológica, al final estás haciendo leyes que son ideológicas.

Nos parece demencial la complicidad de la UE con el Gobierno de España de pedir una misión que viene justo a reforzar esta línea de gobierno, que aunque parezca ahora algo crítica o que va a rectificar, sabemos que no va a ser así porque ha habido informaciones contradictorias. El Ministerio de Justicia sí hablaba de que hay una rectificación encima de la mesa, pero se veía que no era tal, y el Ministerio de Igualdad se ha desdicho diciendo que la ley es muy buena, que está muy bien planteada y que simplemente es un problema de que los jueces están comprometidos por un tema cultural.

–Todavía no se ha producido ningún cese ni ninguna dimisión. ¿Creo que se producirá de aquí a lo que queda de legislatura?

–Sería aventurarme a decir algo, porque la sensación que tengo es encontrada. Veo que hay una parte que sí es más crítica, pero veo también un refuerzo que viene con mucho ímpetu a alabar las bondades de esta ley y a no plantearse ningún cambio. Esa es la sensación que nos ha dado a las eurodiputadas que venimos a tener un intercambio de impresiones con los diferentes ministerios. Hay que decir que por parte de los eurodiputados la preocupación es máxima. En España somos avanzados en décadas a todas estas leyes y tenemos que reconocer que ha sido un poco un laboratorio, como prueba-error, y así se ha reconocido también en estos días.

–En 2022, el presupuesto del Ministerio de Igualdad superaba los 500 millones de euros (este año ha aumentado un 9 %) y aún así se incrementaron casi un 40% las agresiones sexuales. ¿Qué está fallando?

–Esa es la pregunta que les hacemos. Cómo puede ser que con más recursos, más presupuesto y supuestamente con un modelo tan eficaz, con legislaciones de igualdad y contra la violencia de género, luego el resultado no se consigue, y cómo no son críticos, cómo no ven que hay que dar un paso atrás, reflexionar y ver que debe hacerse de otra manera. Nosotros pensamos que es que muchos de estos recursos no se están empleando para ayudar realmente a las víctimas o a quien está expuesto. Por ejemplo, sería mejor ver un refuerzo policial.

Se está queriendo salir en la foto como país modélico en la puesta en práctica de estas legislaciones, sin tener en cuenta las consecuencias sociales

La inversión del Ministerio de Igualdad y de las políticas de Igualdad no está en proteger a las mujeres, en la atención a las víctimas, está en conseguir un cambio cultural de destrucción de la identidad de la persona, del enfrentamiento entre hombre y mujer, de la destrucción de la familia. Evidentemente, no van de frente y no lo cuentan, pero tenemos que ver qué es lo que está pasando en nuestra sociedad, y yo creo que ya se ha hecho patente.

–La recién aprobada la ley trans ha sido rechazada por sectores del feminismo y ha creado una fuerte división porque desdibuja el concepto de mujer, y eso a la larga puede perjudicar a las mujeres. ¿Cree que puede ocurrir como con la ley del 'solo sí es sí'? Este lunes esta delegación europea preguntó a la ministra de Justicia si se habían evaluado los efectos que podía tener para las mujeres esta ley y reconoció que no se había hecho antes de que se aprobara…

–Las conclusiones que estamos sacando de esta misión es que estamos en un momento donde las leyes se implementan sin haberse cuestionado o reflexionado en profundidad, ni siquiera haberse dejado asesorar por expertos. Yo creo que en el caso de la ley trans es fácil verlo. Ha habido países que han dado un paso atrás porque incluso gente joven se ha arrepentido de toma de decisiones y dice que no tenía capacidad de consentir o aprobar determinados tratamientos médicos que hoy son irreversibles en su persona.

Se está queriendo salir en la foto como alumno aventajado, como país modélico en la puesta en práctica de estas legislaciones, sin tener en cuenta las consecuencias sociales. Por ejemplo, en la misión se ha mostrado la preocupación por el tema de las cárceles. La ministra no ha dudado en decir que era un mensaje tránsfobo. Cuando la agresividad ante cualquier crítica o comentario es tan grande y te denuncian, esto nos ocurre mucho en el Parlamento Europeo también con el tema de la vida, te señalan como alguien que va contra los derechos humanos. ¿Quién dice que estos son los derechos humanos? Más bien al contrario.

–¿Cree que cuando se vean todos estos efectos ya será tarde para revertirlo?

–Yo creo que hay que pensar en cada persona que hoy ya está perjudicada por esto. Yo preguntaría a chicas que han sido violadas y saben hoy que su agresor está en la calle cómo se sienten. También con la ley de VioGen tenemos que ver cuántos padres, a lo mejor, por una instrumentalización de la justicia han sido privados de vivir años con sus hijos. Tenemos que ser conscientes de las secuelas que estas leyes ya están provocando en nuestro país, porque España va de avanzadilla, somos un laboratorio.

Hoy hay un miedo a ser señalado por decir lo que piensas, o por, como poco, hacer preguntas, o decir 'a mí estas cosas que no me encajan y no las veo así', y, en ese sentido, se habla de hacer un adoctrinamiento ya no solo a niños, también a adultos. ¿Quiénes son los poderes políticos para decir a los jueces cómo tienen que interpretar o pensar las leyes?

–La semana pasada también se aprobó la ley del aborto, y se felicitaron considerando que avanzaban en derechos. ¿Cree que es posible cambiar esa mentalidad a nivel europeo? ¿Cuál es el ambiente general que se vive en torno a este tema?

–Creo que hay que reconocer que hay un movimiento también contrario a esto. Quizás ha tocado fondo, existe ese miedo a la señalización, pero también hay una reacción. Estamos reaccionando a diario, con orgullo, porque entendemos además que estamos basados en la verdad. Entonces, sí hay una esperanza, porque hay un movimiento que en Europa quizás se hace más patente que aquí, pero aquí también lo hay. A nivel social se ve una crispación, se ve que hay un debate, que no hay un status quo.

Por ejemplo, cuando hace dos años se aprobó el informe Matic en el Parlamento Europeo, hubo una oposición. En España a lo mejor la diferencia es de 30 diputados. Unas elecciones pueden realmente cambiar ese panorama. Como eso se sabe, quizá por eso se está apretando el acelerador y queriendo acabar con todas esas pretensiones ideológicas en esta legislatura. Además, estas legislaciones tampoco fueron puestas en los programas electorales. Muchas de ellas han surgido sobre la marcha y se han llevado a cabo por procedimientos de urgencia, aprovechando la pandemia, cuando tendrían que haber tenido la reflexión social necesaria, por ejemplo, en la ley de la eutanasia.

Tenemos que ser conscientes de las secuelas que estas leyes ya están provocando en nuestro país, porque España va de avanzadilla, somos un laboratorio

Con el tema del aborto, yo espero un cambio cultural que, como quien dice, enamore otra vez, consiga tocar los corazones de las personas y responder a ese anhelo natural de toda persona de quererse querida, de querer formar una familia, de querer tener hijos. Hoy ese anhelo quizá está apagado por este ambiente de falta de esperanza, de una visión tan negativa de la maternidad, pero como eso no es un mensaje que esté alineado con la verdad, ni con los anhelos naturales de las personas, creo que el cambio puede ser rápido.

–¿En qué está trabajando Vox dentro del grupo ECR y qué iniciativas está llevando a cabo en el tema de la igualdad y en el de la defensa de la familia y de la vida?

–Es verdad que pasa lo mismo que en el Parlamento español, y las comisiones tienen unas propuestas legislativas que suelen venir de quien tiene una representación más grande. Nosotros no hemos dejado de hacer propuestas de apoyo a la maternidad y a la mujer embarazada, también de la necesidad de recuperar la seguridad en las calles. No se trata de proteger a las víctimas ya una vez hecho el daño, sino intentar que no haya víctimas. En la Comisión de Empleo, estamos llevando temas de cuidados, intentando cambiar la perspectiva, dándole importancia a la familia como institución natural donde se deben llevar a cabo los cuidados.

En el Parlamento Europeo quizá vamos como dos años por delante. Por ejemplo, el aborto se trató hace dos años allí y ahora llega la ley de Irene Montero con ese prisma de aborto sin barreras, sin límite de plazos, sin supuestos, sin consentimiento informado, sin información, y eso ya lo alertamos en su momento. Esto viene de Europa, y no ha acabado. Las pretensiones que vienen de allí son todavía más exigentes con los países que la dramática ley que acabamos de aprobar. Todavía puede ser peor si no le ponemos remedio con una representación parlamentaria que equilibre y haga que las propuestas que estén encima de la mesa sean las contrarias, a favor de la familia, a favor de la vida, a favor de la ilusión.