Sánchez, suspenso en Historia: los rusos fueron quienes más ayudaron al Frente Popular
Pedro Sánchez no nos da descanso. Una de las últimas ha sido en su segundo viaje a Ucrania, donde ha anunciado el incremento de la ayuda militar española al presidente Zelenski
Pedro Sánchez, en la inevitable rueda de prensa en Kiev, ha vuelto a recurrir al comodín de Franco diciendo: «Fuimos un país olvidado por la comunidad internacional. Por eso somos un país comprometido». También declaró sin ruborizarse que «si miramos hacia atrás en nuestra historia, qué importante habría sido en momentos muy difíciles de la historia de España haber contado con la solidaridad internacional. Que no la tuvimos», en clara referencia a la guerra civil española.
Lo curioso del caso sobre las palabras de Sánchez, será por pura idiocia o por indocumentado, es que la mayor ayuda que sí recibió el Frente Popular fue de los rusos. Así lo explicó un correligionario de Sánchez, el entonces ministro de Marina y Aire de la República, Indalecio Prieto, en enero de 1937: «La Unión Soviética es el único país del mundo que ha prestado apoyo armado a la República Española, todo lo que ha podido». La verdad y el líder actual del PSOE son dos víctimas más de la Ley de Memoria Histórica. Prieto también porque obvió el apoyo en armas y hombres del Frente Popular francés de Léon Blum.
La ayuda militar rusa 1936-39
El Kremlin ruso envió al gobierno socialista español 648 aviones, cazas I-15 e I-16, bombarderos SB «Katiuskas», etc. que bombardearon Ávila, Sevilla, Salamanca, Palma de Mallorca y otras ciudades. Con una velocidad máxima de 450 km/h, superaban con mucho a los aviones Fiat CR.32 italianos y al Heinkel He 51 alemán. Para pilotarlos vinieron 772 aviadores rusos. También envió Moscú 350 tanques, en su mayoría T-26, con 351 tripulantes de carros de combate. En Seseña se produjo la primera batalla del mundo entre tanques en octubre de 1936. Enviaron los rusos, además, 60 vehículos blindados, 1.186 piezas de artillería y cien artilleros, 340 morteros, 20.486 ametralladoras, 497.813 fusiles Mosin-Nagant, 3,5 millones de proyectiles, 862 millones de cartuchos, 110.000 bombas de aviación y cuatro torpederas con 77 marineros así como alrededor de 600 asesores militares hasta sumar en torno a los dos mil soviéticos, incluyendo operadores de señales, ingenieros militares, 204 traductores y los inevitables comisarios políticos del NKVD.
Además de instruir, los rusos también combatieron. Por eso los enviados a España pagaron un precio: 189 perdieron la vida y 59 de ellos fueron condecorados como Héroes de la Unión Soviética. Su destino, a su regreso, fue distinto y poco halagüeño. Muchos de ellos fueron ejecutados tras su vuelta a la URSS acusados de complicidad con el fascismo-trotskismo e incompetencia en sus cometidos. Stalin continuaba con sus purgas paranoicas sobre cualquier que sospechara que podía arrebatarle el poder.
El 18 de septiembre de 1936 la Internacional Comunista en Moscú ordenó la recluta de voluntarios entre todos los partidos comunistas para enviar a España a las Brigadas Internacionales, casi 60.000 hombres según el historiador Andreu Castells y 40.000 en cálculos de Hugh Thomas. No fueron los únicos, otros se encuadraron en unidades regulares evitando depender del Partido Comunista.
El personal y las armas enviados por Stalin evitaron la caída de Madrid en 1936 y sirvieron para alargar la guerra hasta 1939.
No fue barato
Fueron 66 los barcos rusos que desembarcaron armas en los puertos de España controlados por el Frente Popular. Todo ese material militar no fue sólo solidaridad marxista, fue pagado con creces por el Gobierno republicano de Madrid, gracias a que tres cuartas partes de las reservas de oro del Banco de España, 510 toneladas, fueron enviadas a los rusos en los primeros meses del conflicto. Los pagos a Francia también fueron cuantiosos y muy por encima de los del mercado internacional.
El investigador Gerald Howson, que estudió los Archivos Militares Rusos, reveló «que a fuerza de alterar subrepticiamente el tipo de cambio de rublo a dólar por cada uno de los artículos que enviaban, desde un bombardero hasta rodamientos y bujías, los soviéticos le estafaron a la República española millones de dólares (probablemente hasta 51 millones de dólares, tan sólo en ventas de armas)»
No deja de ser irónico que la coalición actual entre socialistas y comunistas esté apoyando el esfuerzo de guerra contra Rusia cuando las referencias del presidente del Gobierno español a la soledad del gobierno de socialistas y comunistas de 1936 quedan desmentidas por la Historia que recoge la ingente y decidida ayuda de Moscú, el mejor amigo de ayer es el enemigo de hoy.