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La ley del 'solo sí es sí'

Irene Montero asiste al entierro de su ley estrella en un debate de golpes bajos

La reforma fue admitida a trámite con 231 votos a favor, 56 en contra y 58 abstenciones. En Igualdad asumen que la ruptura es irreversible y que no hay acuerdo posible en el trámite parlamentario

Irene Montero se vistió de negro para asistir al entierro de la ley del ‘solo sí es sí’, su criatura. Con la única compañía y apoyo moral de Ione Belarra en una bancada del Gobierno casi desértica, con aires de funeral. Solo faltaba una campana que tocara a difuntos.

La ministra de Igualdad miraba al frente, pero allí no estaban ni Pedro Sánchez, que ni siquiera votó, ni tampoco Yolanda Díaz. La ausencia de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo en el debate de la toma en consideración de la proposición de ley del PSOE fue la más clamorosa, puesta de perfil durante meses de enfrentamiento. Díaz solo fue a la votación, y mantuvo la disciplina de voto.

Al final de la tarde, el panel arrojó un apabullante resultado de 231 votos a favor de la admisión a trámite de la reforma (los del PSOE, PP, Ciudadanos, el PDeCAT, los dos ex de UPN, Foro Asturias, el PRC, Pablo Cambronero y Coalición Canaria), 56 en contra (Unidas Podemos, ERC, Bildu, la CUP y el BNG) y 58 abstenciones (de Vox, Más País, Compromís y Junts).

A Montero le durará el luto, al menos, toda la tramitación parlamentaria de la reforma. Porque en el Ministerio de Igualdad tienen asumido que no hay marcha atrás ni negociación posible. La ruptura es irreversible, según lamentan fuentes de Igualdad a El Debate.

No había más que ver las caras de las ministras de Igualdad y de Derechos Sociales al término del debate, apenas 24 horas antes de las manifestaciones del 8 de marzo. «¿Quién ha roto la mayoría feminista? Ellos, pues que la arreglen», braman en Unidas Podemos. Pero reiteran que ni por éstas van a salir del Ejecutivo.

El debate fue tan bronco como se esperaba, con el PSOE tratando de pasar cuanto antes el trago de apoyarse en el PP y Vox para reformar una ley señera del Gobierno «progresista». De todo el Gobierno, puesto que salió del Consejo de Ministros en el que cohabitan socialistas y morados.

De hecho, la portavoz de Igualdad del PSOE, Andrea Fernández, ni siquiera consumió los 10 minutos de tiempo que tenía asignados sobre la tribuna. Se conformó con siete. Tenía rubor en las mejillas, como si le provocara vergüenza el mal final de la Ley de garantía integral de la libertad sexual, de la que tanto presumió su partido en el pasado.

La portavoz del PSOE, Andrea FernándezEFE

«El grupo parlamentario socialista asume la responsabilidad de modificar esta ley», señaló Fernández. Durante su intervención, la diputada socialista lanzó un par de cuchillos a la ministra Montero y a su partido, un día después de que los morados acusaran a sus socios de traicionar al feminismo. «Aquí no valen eslóganes (…). Estamos cansadas de sus peroratas, señorías de Unidas Podemos. Dejen la hipérbole y háblennos de soluciones. Es lo maduro y lo serio», afirmó.

Fernández dijo lamentar «profundamente» los fallos, pero no pidió perdón ni en nombre del PSOE ni tampoco en el del Gobierno. Ningún socialista lo ha hecho en casi cuatro meses de rebajas de condena, lo que le sirvió a la popular Cuca Gamarra para señalar: «Señores de Podemos: sí se puede, claro que se puede. Se puede dimitir. Y señores del PSOE: sí se puede, claro que se puede, se puede cesar. No solo se puede, se debe».

«Pidan perdón y dimitan», les aconsejó también la diputada de Vox Carla Toscano. Muy crítica con un Ministerio de Igualdad «fanático y soberbio». «El Gobierno autodenominado ‘más feminista de la historia’, que de día dicen defender a las mujeres, pero de noche abren la puerta a los violadores; de día dicen luchar contra la trata y la prostitución y de noche son el partido que más gasta en prostitutas», aseguró, en alusión al caso Mediador.

«Lo han roto todo»

Montero gesticulaba en su escaño, resoplaba, murmuraba, tecleaba en el móvil. Hasta que llegó la diputada de ERC Pilar Vallugera para sacar la cara por la ministra. Porque solo Esquerra, Bildu, el BNG y la CUP se ha posicionado en contra de la proposición de ley del PSOE y a favor de Unidas Podemos.

«Lo han roto todo», lamentó, dirigiéndose a los diputados socialistas. «Llevamos tres meses intentando que se sienten, por favor, y que acuerden. No podemos partir el feminismo, no hay ninguna justificación para que dos ministras de un mismo Gobierno no sean capaces de llegar a un acuerdo», afirmó Vallugera. Montero escuchaba atentamente en su escaño, pero la otra ministra a la que interpelaba la diputada de ERC, Pilar Llop, estaba a esa hora en el Senado. Poniendo distancia.

«Dialoguen, negocien, acuerden. No debatan en los medios. Con esta actitud solo gana la derecha», solicitó a las partes, en la misma línea, la diputada de Bildu Isabel Pozueta.

La diputada de Unidas Podemos Lucía Muñoz acusó al PSOE de aliarse con el PP y Vox para volver al Código Penal de la Manada y al «calvario probatorio». Y entonó un último canto del cisne antes de que el pleno votara la muerte de la ley en diferido. «Hay una ofensiva contra una ley que protege a las mujeres. Señorías del PSOE, aun sabiendo que es un chantaje estamos dispuestas a negociar. Mañana tenemos que salir todas para decirles alto y claro a los fascistas que somos muchas más», afirmó Muñoz.

En difícil determinar si a Irene Montero y su equipo les molesta más que el PSOE reforme su ley estrella o que lo haga apoyándose en el PP y Vox. Con quienes, en cualquier caso, los socialistas ya han dicho por activa y por pasiva que no van a negociar nada.

Durante el trámite parlamentario, Vox presentará enmiendas para endurecer las penas, incluso con prisión permanente revisable para los casos más graves. El PP ni siquiera enmendará la proposición de ley de los socialistas. Los populares afirman que así quedará aún más claro que es un calco de la que ellos presentaron en diciembre.