Oreja para Manzanares y Rufo en una tarde a contraestilo

Fue la tarde de Tomás Rufo, con permiso de Manzanares que a punto estuvo de redondear la feria con una nueva puerta grande y con permiso de Julián López ‘El Juli’ que pechó con un lote a contraestilo y deslucido, en una tarde en la que un viento endemoniado condicionó en mucho momentos el festejo. El toledano hizo el paseíllo en Valencia presentándose ante la afición valenciana con la vitola de promesa del toreo hecha realidad y dimos fe que lo es. Protagonizó una tarde en la que su concepto del toreo clásico, dominio de la escena, de los tiempos y tempos en cada uno de sus toros configuraron una imagen de torero maduro, a pesar de su juventud vital y de escalafón.

Con el tercero de la tarde, serio por delante y con trapío, Rufo lo recibió por delantales con decisión y entrega, ganándole el terreno al de Jandilla y dejando la impronta de torero caro. El galleo a la verónica llevando al toro al caballo fue una declaración de intenciones que confirmó con una actuación presidida por la entrega y el compromiso sinceros. Molestó el viento en algunos pasajes de la faena pero, aún así, Rufo templó las embestidas del enclasado Jandilla y, dándole tiempo y distancia, hilvanó un trasteo lucido por ambos pitones, con especial intensidad sobre la mano diestra.

Fue en redondo donde logró lo más rotundo con un toreo de mano baja, largura y mucha verdad. La intensidad bajó en el toreo al natural, fruto del poder del toro que no se terminó de entregar, lo que le hizo al toledano volver al toreo en redondo para rematar una actuación muy seria, plena de compromiso y de calado entre el público. Naturales de mano bajo en los últimos compases del trasteo, exprimiendo al máximo las condiciones del astado con toreo de bello trazo y exquisita elegancia. Manoletinas epilogando la faena y una estocada, casi entera, que le valió un merecido trofeo con fuerte petición de la segunda.

En el que cerró plaza a punto estuvo de redondear la tarde si no llega a ser por el deficiente manejo de los aceros. Con una larga cambiada recibió al de Jandilla que, sin definirse en los primeros tercios, llegó a la muleta con calidad y nobleza, a pesar de que le faltó humillar más. Doblones de rodillas, llenos de poder y con el toro embistiendo muy por abajo fueron el preludio arrebatado a su actuación. Un arrojo donde predominó el mando obligando al toro.

Rufo cuajó un trasteo en el que lo más brillante vino en el toreo en redondo, pitón por el que el toro embestía con mayor claridad y disposición. Y, al natural logró algún momento lucido alternando los naturales rotundos con algunos de menor vistosidad. El toro nunca fue tan claro por dicho pitón. Toreo con primor, siempre buscando el cite de frente, puro y entregado que dejó entre el público la sensación de haber visto un torero consolidado. Lástima el uso de los aceros, por ellos se le escurrió una puerta grande que la tuvo en su mano.

Manzanares llegó a Valencia dispuesto a redondear con triunfo su doble actuación en este ciclo, pero no pudo ser a pesar de que el público lo empujó hacia la gloria desde el primer momento. Al segundo de la tarde, un jabonero de buena presentación, Manzanares lo recibió a la verónica con empaque, al tiempo que se peleaba con un insistente y violento viento. Poderoso en el caballo el Jandilla, sobre todo en el primer puyazo, embistió encastado y con calidad al capote de Rufo en un quite por chicuelinas llenas de empaque y elegancia.

Arreció el viento con saña en la faena de muleta del alicantino que, decidido y entregado, abrió su actuación con poderosos doblones para ahormar la embestida del astado. Complicado fue lidiar el viento y el toro, más no se aburrió y con paciencia armó un trasteo intenso, plástico y sentido con pasajes de gran apostura. Lo mejor lo firmó en redondo, mientras que al natural solamente logró lucimiento con pases de uno en uno. Oreja.

Al quinto, otro ejemplar bien presentado por trapío y hechuras, lo tuvo que ir encelando y metiendo en el canasto con autoridad y mando. De embestida corta y con la cara a media altura, Manzanares hiló faena sobre ambos pitones con temple en algunos momentos y, en otros, menor vistosidad. Trasteo intermitente con altibajos y una presencia del viento que incomodó mucho. Se desdibujó la obra y, con ella, cualquier opción de triunfo. Rajado el toro, el fallo a espadas dio paso a dos avisos y silencio.

Julián López 'El Juli' no tuvo la tarde. Llegó de Castellón con un aldabonazo serio en el mano a mano con Manzanares, pero en Valencia no rodaron bien las cosas al sortear un lote a contraestilo y tener que hacer frente a una tarde fría y con viento que complicaron, aún más, sus dos actuaciones. Al que abrió plaza, serio en sus hechuras, Julián lo recibió a la verónica al tiempo que intentaba domeñar el viento. Siempre a la defensiva, el de Jandilla, y con acometidas descompuestas, 'El Juli' comenzó con pases en redondo hasta el platillo, tras brindar al cielo en recuerdo del ganadero y amigo Daniel Ruíz.

Una vez allí, lo intentó por ambos pitones sin posibilidad de lucimiento, pues el escaso recorrido del toro y su sosería imposibilitaron cualquier posibilidad de lucimiento. Con el cuarto, ofensivo y tocado de pitones, lo recibió a la verónica con verdad, empaque y arrojo hasta rematar con dos medias por abajo llenas de sentimiento. Muy centrado, brindó al público valenciano e inició su faena sobre la mano diestra con dominio. Persistente el viento, 'El Juli' se mostró en figura buscando el triunfo y logrando lo más brillante con el toreo en redondo muy ligado. El toro cambió a peor y, diluyéndose su condición, desapareció cualquier posibilidad de triunfo. Fue ahí cuando 'El Juli' echó mano de casta y pundonor para darse un arrimón entre los pitones. Actitud, compromiso, responsabilidad y sincera entrega no le faltaron en esta tarde en Valencia.