Sánchez anestesia el debate y a Tamames ante la indignación de Vox
El presidente utiliza su tiempo ilimitado para soltar al candidato una réplica tan larga como insulsa, de una hora y 25 minutos. Tamames se queja a Batet y acaba él avisado
Pronto se dio cuenta Ramón Tamames de que esta moción de censura no va sobre él. O, al menos, de que él no es el protagonista, aunque sea el candidato.
Santiago Abascal y Pedro Sánchez se enzarzaron en unos prolegómenos al discurso de Tamames que duraron dos horas y media. Para acabar, como acabó el presidente, retando al líder de Vox a que presente otra tercera moción de censura en septiembre, durante la Presidencia de turno de la UE.
«Tamames es un señuelo que usa Abascal para esconderse y esconder su infumable proyecto», afirmó el presidente del Gobierno pidiendo de antemano perdón al profesor.
Se hizo el silencio en el hemiciclo después de un receso de unos minutos y a las 11.40 tomó la palabra Tamames, en medio de una gran expectación. Hasta Félix Bolaños se giró en su escaño para atender al candidato, cuando el ministro de la Presidencia tiene por costumbre dar la espalda al grupo parlamentario de Vox. Siempre.
El profesor empezó recordando la rebelión estudiantil que lo llevó directo a la cárcel de Carabanchel. Después recriminó al líder del Ejecutivo su Ley de Memoria Democrática, de parte. Y más tarde radiografió la España de Sánchez. Lo hizo lentamente, más por limitación de su edad que por darle suspense a un discurso que no lo tenía, habida cuenta de que el borrador fue filtrado a la prensa el pasado jueves.
Los diputados de Vox trataban de romper la monotonía interrumpiendo repetidamente a Tamames con aplausos. Mientras, el candidato hablaba de los socios independentistas de Sánchez, la unidad de España, la colonización de las instituciones, la corrupción del PSOE, el paro juvenil, el mal uso de los fondos europeos, la ley del ‘solo sí es sí’, la criminalización de las empresas y la falta de consensos entre la clase política.
La réplica de Sánchez
Tomó la palabra Sánchez y lo primero que hizo fue recriminar a Tamames que se haya prestado a esta moción de censura y a «blanquear» a Vox. «No creo que ésta haya sido la mejor idea que ha tenido en su vida», le dijo. «Quienes impulsan su moción de censura son los sucesores de Blas Piñar», añadió.
El presidente afirmó que, si el PP y Vox demandan elecciones anticipadas «desde el primer día de la legislatura», es porque quieren acabar con las políticas progresistas de su Gobierno. Sánchez llegó a hablar de «acoso y derribo» a su Ejecutivo. E insinuó que si ese adelanto electoral se produjera él y millones de pensionistas como él serían los primeros perjudicados; porque la reforma del sistema que aprobó el Consejo de Ministros el pasado jueves no sería convalidada la próxima semana en el Congreso.
El líder del Ejecutivo llevaba su réplica a Tamames escrita y bien medida, puesto que jugaba con la ventaja de conocer su discurso de antemano. Y aun así recurrió a alguna treta, como tratar de enfrentar al candidato con Vox: le reveló, como si fuera una confidencia, que los diputados de Vox no dejaban de poner «caras» durante su intervención, en señal de desaprobación. Santiago Abascal e Iván Espinosa de los Monteros no pudieron aguantar la risa.
Se había especulado mucho con la posibilidad de que Sánchez evitara el responder a Tamames y se centrara solo en Abascal y Feijóo. Pero el presidente sí respondió, aunque para decirle que no se ha «enterado» del cambio de paradigma económico y de que el neoliberalismo ya no funciona. A él, que es catedrático de Estructura Económica.
Transcurridos 35 minutos de intervención de Sánchez, el candidato de la moción empezó a impacientarse y se quejó del «tocho de 20 folios» que llevaba el presidente del Gobierno. La presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, le llamó la atención por interrumpir al presidente. Acabaría siendo una hora y 25 minutos de réplica la del socialista.
Este último estaba cómodo, abrumando a Tamames con una pila de números de, incluso, la criminalidad en España y las camas hospitalarias. Anestesiando el debate y al candidato. Hablando de lo buenos que son él y su Gobierno y de lo malo que fue el de Mariano Rajoy, ante la indignación y la impotencia de Vox.
Nada más tomar la palabra, Tamames le reprochó que se hubiera alargado tanto y afirmó con toda la sorna: «Pienso que este debate será útil, porque tienen que cambiar el Reglamento de la Cámara y poner tiempos», lo que provocó carcajadas en el hemiciclo.
También le recriminó a Sánchez que, a pesar de lo prolija de su réplica, no hubiera tenido tiempo para hablar de la situación del castellano en las aulas catalanas, del paro estructural que padece España y del cambio de postura unilateral respecto al Sáhara.
El candidato anunció que renunciaba a un nuevo turno de intervención ante el presidente, para ver si así este último hacía lo mismo. Y lo hizo, hasta ahí duró.