Tamames reivindica la utilidad de la moción de Vox ante la hostilidad de Sánchez y sus socios
El profesor llamó a encontrar algunos puntos de «consenso» a los partidos de la Cámara Baja y lo que recibió, en respuesta, fue otra somanta de reproches por prestarse a hacer el «juego» a Vox
Ha tenido que celebrarse una moción de censura en el Congreso, la segunda de la legislatura, para que la clase política española deje de escucharse a sí misma siquiera durante unos instantes para escuchar a Ramón Tamames.
Si el discurso de este martes del candidato propuesto por Vox fue previsible, porque toda España lo había podido leer con días de antelación (con ligeras variaciones), el de este miércoles fue un aviso a navegantes que se oyó extramuros de la Carrera de San Jerónimo.
Tamames reprochó a sus señorías que durante dos días se hayan dedicado a «atacar los principios fundamentales de la convivencia», y que estén creando «una situación de amigo enemigo, para acabar en una situación de las dos Españas otra vez. No las de Goya, peores, las del 36 incluso».
El profesor, que defendió la utilidad de esta moción pese al resultado -«no hemos perdido el tiempo»-, llamó a encontrar algunos puntos de «consenso» a los partidos de la Cámara Baja. Pero lo que recibió, en respuesta, fue otra somanta de reproches por prestarse a hacer el «juego» a Vox; cuya moción no recibió más votos que los de sus 52 diputados y el del exdiputado de Ciudadanos Pablo Cambronero.
Ni siquiera la canaria Ana Oramas, cuyo padre estudió junto a Tamames -contó ella misma- tuvo piedad: «Le han utilizado». Y Pedro Sánchez envidó más: «Respete al Parlamento, algo que no ha hecho durante estos dos días», le recriminó al candidato, a pesar de que fue el presidente -y no Tamames- quien faltó al debate durante toda la tarde del martes, una vez terminada su parte.
Para excitación, la de Patxi López, a quien el candidato acabó aconsejando que se tranquilizara para evitar el riesgo de infarto. Una recomendación que no gustó mucho al portavoz socialista: «Mi padre también fue encarcelado por ser socialista. Pero él no cambió, murió siendo socialista», reprochó López a Tamames.
Con Alberto Núñez Feijóo voluntariamente ausente toda la moción, el éxito de la estrategia del PP dependía de dos condiciones: los errores ajenos y la habilidad con la que Cuca Gamarra defendiera sobre la tribuna de oradores la abstención de los populares, que en la anterior moción -la de octubre de 2020- votaron en contra.
Gamarra cambió el famoso «hasta aquí hemos llegado» que Pablo Casado dedicó a Santiago Abascal entonces por un «el PP seguirá su propio camino». Durante dos días, Vox y Sánchez han intentado retratar al PP, a la vez, junto a Sánchez -en el caso de Vox- y junto a Vox -en el caso de Sánchez y el PSOE-. La portavoz popular se escabulló así: «Nuestro voto no será a favor por respeto a los españoles ni en contra por respeto a usted», afirmó dirigiéndose a Tamames.
Esta vez, Pedro Sánchez se conformó con 13 minutos
Gamarra renunció a un último turno de intervención, pero no así el presidente del Gobierno. Esta vez, Sánchez no abusó de su tiempo ilimitado, sino que se conformó con 13 minutos. Podían haber sido menos aún, puesto que no hizo sino repetir los mismos argumentos del día anterior, resumidos en tres: que ésta es una moción de «tierra quemada» para intentar frenar la «labor transformadora» del Ejecutivo; que no hay candidato, ni Gobierno, ni programa alternativos; y que Feijóo es cómplice y socio de Vox.
Tantas veces como escuchó Tamames que no expuso un programa, acabó por enfadarse y contestar a Sánchez: «Ha habido programa. Me he tomado muy en serio esta proposición de moción de censura». El candidato a la moción terminó la última de sus intervenciones con un agradecimiento a Vox y su «valentía», por más que la izquierda le hubiera recriminado meterse en la «caverna de la derecha»: «Me he encontrado bastante a gusto y libre», concluyó.