Elecciones 28M
Vox entra en campaña impulsado por la moción de censura y con un 'tira y afloja' con el PP
Abascal tiende la mano a los populares, aunque con exigencias. «No tragamos nada», advirtió tras el último escollo en Madrid que llevó a Ayuso a romper con Monasterio
santiago Abascal reconoció sentirse «más que satisfecho» con una moción de censura cuyas expectativas se habían puesto «por los suelos» y contra la que se habían vertido durante semanas severas críticas. «La moción parece que no salió como querían ni como esperaban», recalcó este viernes desde Valladolid el líder de Vox, que vaticinó días antes que los titulares y los editoriales al respecto estarían «escritos y dictados» antes de que se celebrara el debate.
Aseguró estar satisfecho porque había logrado su objetivo de retratar al Gobierno de Pedro Sánchez junto a sus socios. Pero, también, porque Vox había ejercido la oposición al Ejecutivo con todos los instrumentos a su alcance como se comprometió a hacer meses atrás. Y dejó en manos de los ciudadanos juzgar el resultado de su iniciativa y la actitud de cada formación. «De esta moción también sale un partido, una alternativa política como Vox, que cumple siempre con lo que dice, y que lo intenta todo a la hora de hacer oposición», afirmó Abascal.
Lo había hecho, además, llevando en esta ocasión a un candidato ajeno al partido, Ramón Tamames, que, enumerando prácticamente todos los puntos polémicos que la oposición le recrimina al Gobierno, desde sus pactos que en campaña prometió no hacer y luego hizo y sus concesiones al independentismo, hasta la ley de Memoria Democrática, los ataques a la separación de poderes o la situación económica, sacó los colores a Pedro Sánchez y a toda su bancada.
Había expectación sobre el discurso que pronunciaría en su primera aparición después de la moción. Máxime cuando solo un día antes Isabel Díaz Ayuso había escenificado desde la Asamblea de Madrid su ruptura con Vox en el que era el último pleno de una legislatura en cuya etapa final la tensión ha ido en aumento. «Definitivamente está claro que, a partir de hoy, es bueno que cada uno siga su camino», espetó la presidenta madrileña a la formación de Rocío Monasterio.
No era la primera vez que el Partido Popular aludía a la separación de los caminos entre las formaciones, aunque sí la ocasión en la que se proclamaba con más rotundidad. En el propio debate de la moción, la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, había afirmado que «el PP seguirá su propio camino». «Somos un partido sin ataduras, con criterios propios», insistió, argumentando su abstención en una moción que los populares vieron desde el principio como un «balón de oxígeno» para Pedro Sánchez.
Alberto Núñez Feijóo se mostró duro con la iniciativa de Vox, en cuyo debate no estuvo presente para mantenerse al margen de lo que llamó un «esperpento político» y «una pérdida de tiempo», entre otros calificativos. «Tenemos nuestra agenda, nuestro camino», dijo, incidiendo en que no iban a hacer «seguidismo» de otros partidos, en referencia a los de Abascal, y reivindicando al PP como «la única alternativa».
No obstante, el Partido Popular quiso calmar las aguas, ante la repercusión de las palabras de Díaz Ayuso y unas horas de antes de conocer la respuesta del líder de Vox, y Elías Bendodo, su coordinador general, hizo hincapié en que su partido «ni rompe con nadie ni se casa con nadie». «El PP es un partido que habla con todo el mundo y lo va a seguir haciendo», señaló, marcando distancias pero sin cerrar ninguna puerta.
El equipo de Vox comunicó que Santiago Abascal analizaría la nueva relación entre ambas formaciones en su acto de Valladolid tras esa ruptura anunciada. Su represalia contra el PP fue trasladar que seguirán apoyando al Gobierno de Castilla y León, el primero del que forma parte y que aspira a imitar en otras regiones después del 28M. «No vamos a romper la esperanza de tantos españoles que quieren de verdad una alternativa total a la izquierda», afirmó, al tiempo que describió el Ejecutivo autonómico de Mañueco y García-Gallardo como «un ejemplo de la alternativa que necesita España».
Abascal ofreció al PP en la moción «borrón y cuenta nueva», y le tiende la mano, pero con exigencias
En el debate de la moción, Abascal había ofrecido al PP «borrón y cuenta nueva». «Votemos juntos hoy y entendámonos mañana para ofrecer a los españoles una alternativa sólida», expresó desde la tribuna del hemiciclo. Ahora bien, previamente, había reiterado varios de los reproches que ha lanzado al partido de Núñez Feijóo estos meses. Le echó en cara, además de su falta de apoyo a la moción, que no haga oposición –refiriéndose al dirigente popular como el «autoproclamado líder de la oposición»–, que ofrezca pactos al PSOE, que no derogue donde gobierna leyes como la ley trans o la de Memoria Histórica, o que «celebre» la sentencia del Tribunal Constitucional que rechazaba el recurso que el PP había interpuesto en su momento contra la ley del aborto de 2010.
A cuenta del último escollo entre los dos partidos en Madrid, por la ley de deducciones del IRPF para inversores extranjeros, volvió a salir a relucir lo que estos meses atrás, desde la negociación fallida de los presupuestos regionales para 2023, se ha puesto de manifiesto: Vox no está dispuesto a ceder en todo lo que propone el PP si este, a su vez, no cede en determinadas cuestiones.
Así, tanto Monasterio como Abascal reprocharon a Díaz Ayuso que, pese a haberla apoyado en su investidura y haber facilitado la aprobación de más de 20 leyes, haya tumbado 34 iniciativas de Vox en la Cámara madrileña y no haya dado su brazo a torcer en aspectos como la derogación de la ley trans o, en el caso de la ley para la inversión extranjera, en la propuesta de aplicar esas deducciones a todos los madrileños. En este sentido, Monasterio apuntó que considera «muy injusto» querer tener los votos de Vox «sin respetar» a sus votantes. «El PP ha vuelto a decir 'trágala', y nosotros no tragamos nada», advirtió Abascal.