Fundado en 1910

Yolanda Díaz, escuchando a Gabriel Rufián en la tribuna del CongresoEFE

No disimulan

Por qué Gabriel Rufián y Yolanda Díaz se detestan: no es política, es personal

La relación entre ambos se rompió durante la negociación de la reforma laboral. Han tenido 14 meses para hacer las paces, pero no ha habido un solo intento de acercamiento

En su discurso de coronación, cargado de agradecimientos, positividad y palabras bonitas, Yolanda Díaz solo disparó con bala contra tres personas: Pablo Iglesias -«estamos cansadas de tutelas»-, Alberto Núñez Feijóo, al que acusó de encarnar el neoliberalismo fracasado, y Gabriel Rufián.

Sin decir su nombre, la ya candidata de Sumar acusó al portavoz de ERC de practicar el «politiqueo» por votar en contra de su reforma laboral. A lo que el aludido respondió poco después en Twitter, airadamente.

Yolanda Díaz y Gabriel Rufián se detestan. La animadversión mutua no es ideológica ni profesional, sino directamente personal. Y se remonta a los meses de diciembre de 2021 y enero de 2022, cuando la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo tuvo que negociar con los socios parlamentarios del Gobierno para amarrar la convalidación del decreto ley de esa reforma laboral.

Díaz y Rufián tensaron tanto la cuerda en aquellos dos meses, que acabó rompiéndose. El republicano llegó a acusar a la ministra de Trabajo de presionar y hasta de chantajear a su grupo parlamentario para votar a favor de lo que solo era un «proyecto personal», como lo definió. Los 13 diputados de ERC votaron en contra de la norma, que a punto estuvo de morder el polvo, de no haber sido por el voto equivocado del diputado del PP Alberto Casero.

Díaz confesó después que, de haber perdido la votación, habría dimitido. A Rufián, por su parte, siempre le ha acompañado el sambenito de haber votado a favor de la continuidad de la legislación laboral de Mariano Rajoy, que ése fue el relato que difundieron el PSOE y Yolanda Díaz.

De aquella votación se cumplen, precisamente este 3 de abril, 14 meses. Tiempo suficiente para que ambos hubieran hecho las paces. Pero no, todo lo contrario. La enemistad ha continuado, con pullas constantes del catalán a la gallega. Durante estas semanas de tira y afloja entre Díaz y Podemos por ese acuerdo bilateral que reclaman los morados, Rufián ha repetido sin cesar: «A Yolanda Díaz le pido que no negocie esto (su proyecto Sumar) como la reforma laboral, porque en vez de dos o tres listas tendremos 44 o 45».

Cuando, en septiembre, la vicepresidenta segunda propuso una cesta de la compra con productos básicos, Rufián le recomendó que, «aparte de hablar con las teles», hablara con su partido. «Porque si no, la propuesta se queda en una portada», añadió. «Aunque ahora parezca un ente sin partido, forma parte de un partido», le recordó.

De estos meses también son tuits de Rufián como ése, recriminándole su falta de credibilidad o de palabra.

La vicepresidenta segunda ha procurado no responder a sus ataques en todo este tiempo. Pero este domingo se quedó a gusto. Y no parece que la separación entre Díaz y Podemos vaya a mejorar la relación con Rufián, sino al contrario: el republicano ya ha elegido bando, y no es el de la candidata de Sumar.