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Las circunscripciones pequeñas son las que terminan decidiendo las eleccionesPaula Andrade

Los daños colaterales

Sánchez se enfrenta a una tormenta perfecta en 35 circunscripciones si Díaz y Podemos rompen

Si los morados deciden ir a la guerra en solitario en las circunscripciones de seis o menos escaños comandados por Iglesias, la escabechina puede acabar con la izquierda en la oposición

Yolanda Díaz y Podemos siguen en las antípodas. Las posturas están tan enfrentadas como antes de que la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo oficializara su candidatura a las elecciones generales en el acto del domingo. O más.

Los morados reconocieron este lunes que no hay ninguna negociación abierta ni visos de haberla. No hasta después del 28 de mayo, se temen. Y Díaz ha optado por ponerse la venda antes de la herida y asegurar a El País que presentarse a las elecciones generales sin un acuerdo con Podemos «no sería un fracaso».

Pero todos los actores implicados saben que sí lo sería. Un fracaso de grandes consecuencias. Si se consuma, la ruptura entre la candidata de Sumar y el partido de Irene Montero y Ione Belarra amenaza con provocar la tormenta perfecta sobre la izquierda en 35 de las 52 circunscripciones. No solo para ambas partes en conflicto, sino también -o sobre todo- para Pedro Sánchez y sus opciones de reeditar su «coalición progresista».

Pablo Fernández y María Teresa Pérez, este lunes en la sede de PodemosEFE

Esas 35 son las circunscripciones donde hay en juego seis o menos escaños y en las que, por tanto, la división en tres en cualquiera de los dos bloques penaliza mucho. Si Podemos decide ir a la guerra en solitario en estas circunscripciones puede quitar votos a Sumar –o Sumar a Podemos– y quedarse ambos sin escaño, canibalizados mutuamente. Son los famosos restos.

En concreto, se trata de Almería, Córdoba, Guipúzcoa, Gerona, Tarragona y Toledo (con seis escaños en liza); Cantabria, Castellón, Huelva, Jaén, Navarra y Valladolid (de cinco); Albacete, Álava, Burgos, Cáceres, León, Lérida, Lugo, Orense, La Rioja y Salamanca (de cuatro); Ávila, Cuenca, Guadalajara, Huesca, Palencia, Segovia, Teruel y Zamora (de tres); Soria (de dos); y Ceuta y Melilla (de un único escaño). También están en esa lista Badajoz, que en 2019 repartió seis escaños pero que en la convocatoria de 2023 bajará a cinco, y Ciudad Real, que pasará de cinco a cuatro. En ambos casos, por la pérdida de población (no obstante, el censo para las generales aún no está cerrado).

El precedente

En las elecciones generales de noviembre de 2019, Íñigo Errejón se presentó contra Podemos al frente de Más País, animado por el gran resultado que había tenido Más Madrid en las elecciones madrileñas unos meses antes. Pero sabía lo que había en juego, así que decidió que Más País concurriría solo en las 17 circunscripciones donde se repartían siete o más escaños. A excepción de Castellón, donde había cinco en juego, pero porque su alianza con Compromís le obligaba. «Conocemos bien el sistema. No vamos a jugar con los escaños», señaló entonces. Esas circunscripciones grandes son Alicante, Asturias, Baleares, Barcelona, Vizcaya, Cádiz, La Coruña, Granada, Madrid, Málaga, Murcia, Las Palmas, Pontevedra, Santa Cruz de Tenerife, Sevilla, Valencia y Zaragoza.

Errejón actuó con precisión quirúrgica, por así decirlo, para evitar que la fragmentación costara escaños a la izquierda e impidiera a Sánchez seguir en la Moncloa. De hecho, la coalición Unidas Podemos obtuvo escaño en varias de esas circunscripciones menores de siete. En concreto, en Álava, Córdoba, Guipúzcoa, Navarra, Gerona, Tarragona y también en Castellón.

En noviembre de 2019, Errejón se presentó solo en las circunscripciones con siete escaños o más, a excepción de Castellón

Sin embargo, Pablo Iglesias no es Errejón, ni tampoco se le conoce vocación de cirujano. El fundador de Podemos auguró este lunes en RAC1, una emisora catalana donde colabora: «Si Sumar va a las elecciones sin Podemos, será una tragedia electoral y política». Pero todos quienes conocen a Iglesias, empezando por el presidente del Gobierno, lo ven capaz de llegar tan lejos como para presentar candidaturas en solitario.

Siempre y cuando tenga candidatos con quienes llenar las listas electorales. Puesto que, una vez que se celebren las municipales y autonómicas de mayo, hay quienes auguran una desbandada de cargos territoriales de Podemos hacia Sumar. Por lo pronto, en el acto del domingo había dos coordinadores regionales de la formación morada en activo: el de Galicia, Borja San Ramón, y la de Navarra, Begoña Alfaro.

Alberto Garzón e Íñigo Errejón, en el acto de SumarEFE

El coordinador general de Izquierda Unida, Alberto Garzón, colgó este lunes un largo hilo de Twitter que empezaba así: «Tengo la sensación de que algo de todo esto yo ya lo he vivido». En él, rememoraba el surgimiento de Podemos en el año 2014 y cómo entonces buena parte de IU mantuvo la tesis de que el partido de Iglesias era un invento del sistema, que había «una mano invisible de un sistema que buscaba protegerse destruyendo IU (o al PCE)», continuaba el también ministro de Consumo.

Eso es, precisamente, lo que Podemos dice ahora sobre Sumar: ayer, su portavoz fue más lejos y denunció que Sánchez está utilizando a Díaz para destruir a Podemos porque no lo quiere como socio de gobierno. «Creo que no hace falta a estas alturas abundar en la idea de que Podemos no fue en 2014 una 'operación del sistema'. Aunque aún hay gente que lo cree. Naturalmente tampoco Más Madrid fue lo propio en Madrid, Equo antes de ellos o Sumar ahora», según Garzón.

IU nada realmente entre dos aguas, porque se presenta al 28-M de la mano de Podemos y a las generales con Sumar. Con las consiguientes tensiones. Enrique Santiago, secretario general del PCE, se preguntó este domingo por qué Podemos había decidido por su cuenta y riesgo que la candidata de Podemos-IU a la Comunidad de Madrid, Alejandra Jacinto, no fuera al acto de Sumar.

Y mientras, en el PP se frotan las manos: «Ojo con las marcas blancas», advirtió a Sánchez el portavoz de campaña de los populares, Borja Sémper.