El gris legado histórico de los civiles que estuvieron al frente de la Guardia Civil

La Guardia Civil es un cuerpo militar nacido en 1844 a imagen de la gendarmería francesa creada por Napoleón Bonaparte, similar a los carabinieri italianos, a la Guardia Nacional Republicana portuguesa, o a la gendarmería chilena. Junto a sus misiones de seguridad y mantenimiento del orden público y protección de la propiedad y defensa de la ley, la Guardia Civil tiene también misiones especificas vinculadas a la defensa del territorio nacional en caso de guerra, así como la realización de misiones de policía militar en escenarios bélicos. En el Frente Ruso, con la División Azul, los guardias civiles fueron responsables de hacerse cargo de la responsabilidad de policía militar como luego han venido haciendo desde 1992 en todas las misiones internacionales en las que ha participado el Ejército español.

A lo largo de sus 179 años de historia la Guardia Civil ha tenido 86 inspectores/directores generales, todos ellos militares salvo 10 de ellos que han sido elegidos fuera de la carrera de las armas. Dada la alta especialización que conlleva las labores propias de la Guardia Civil; sus jefes, inspectores generales, siempre han sido de forma mayoritaria generales con probada experiencia en el mando de hombres y, en muchos casos, con firme experiencia en situaciones bélicas o de importantes desórdenes como la Revolución de Asturias de 1934.

A pesar de los enormes vaivenes en la política española del siglo XIX nunca se nombró, ni siquiera en tiempos de la I República, a un civil para mandar a la Benemérita. Durante la hoy tan ponderada II República la Guardia Civil tuvo seis inspectores generales: José Sanjurjo y Sacanell (03-11-1928 a 03-02-1932); dos veces Miguel Cabanellas Ferrer (03-02-1932 a 15-08-1932 y 15-02-1935 a 07-01-19361); Cecilio Bedia de la Cavallería (15-08-1932 a 15-02-1935); Sebastián Pozas Perea (07-01-1936 a 24-07-1936); José Sanjurjo Rodríguez Arias (24-07-1936 a 30-08-1936) y Federico de la Cruz Boullosa (24-07-1936 a 02-09-1936), todos ellos militares profesionales, generales, con enorme solvencia militar.

Luis Roldán, el primer civil al frente de la Guardia Civil

No será hasta bien entrada la Transición, durante el gobierno del socialista Felipe González (diciembre de 1982 a mayo de 1996), cuando será nombrado por primera vez un civil para mandar la Guardia Civil.

Fue nombrado Luis Roldán Ibáñez (31-10-1986 a 03-12-1993) de terrible memoria. Entre el 29 de diciembre de 1982 y el 31 de octubre de 1986 fue delegado del Gobierno en Navarra, cargo desde el que saltó a director general de la Guardia Civil, siendo el primer civil que ocupaba el cargo de este cuerpo policial que mantiene disciplina militar.

Roldán se había afiliado al Partido Socialista Obrero Español en 1976. No siendo ni bachiller hizo carrera dentro del PSOE asegurando que era ingeniero industrial y economista, carreras que nunca acreditó pero que nadie en el PSOE puso en duda.

Desde la dirección general de la Guardia Civil utilizó su cargo para robar. En 1993 el periódico Diario 16 publicó las primeras sospechas del aumento desmedido del patrimonio de Luis Roldán, que llevaron finalmente a su destitución el 3 de diciembre de ese mismo año. Con los trámites judiciales en marcha, el 29 de abril de 1994, Roldán se fugó de España. Dado que el Ministerio de Interior se había hecho responsable de su vigilancia, su titular Antoni Asunción presentó su dimisión inmediata. Roldán fue detenido por policías españoles el 27 de febrero de 1995, en el aeropuerto de Bangkok (Tailandia), en una entrega poco clara y en la que supuestamente participó el agente del CESID Francisco Paesa. Antes de entregarse pactó desde Laos, con documentación laosiana falsificada, conocida posteriormente como «los papeles de Laos», que solo podría ser juzgado por dos delitos: cohecho y malversación. Entre 1996 y 1998 fue juzgado por un tribunal en Madrid. Fue condenado a 28 años de cárcel por malversación, cohecho, fraude fiscal y estafa, condena que el Tribunal Supremo incrementó a 31 años. Se le imputó el robo de 1.800.000.000 de pesetas en comisiones, buena parte de ellas relacionadas con su programa de modernización de las casas cuartel. Por ello se le impuso una multa de 1.600.000.000 de pesetas y una indemnización al Estado de 578.900.000 pesetas. Ingresó en febrero de 1995 en la cárcel de Brieva (Ávila). La Audiencia Provincial de Madrid, en 2005, le permitió salir de la cárcel para trabajar fuera de prisión, en un régimen intermedio entre el segundo y el tercer grado. Estuvo también implicados en varios en delitos referentes al GAL en la guerra sucia del Estado contra ETA.

Los jueces han logrado recaudar en el procedimiento civil 1.646.845 euros con el embargo de cuentas corrientes y la subasta de algunas de sus propiedades intervenidas en España. El grueso de su fortuna, equivalente a 10 millones de euros del año 1993, se encuentra en paradero desconocido. El 19 de marzo de 2010 salió de prisión después de cumplir 15 años de condena. Murió el 24 de marzo de 2022 en su ciudad natal, Zaragoza, a los 78 años de edad.

Los sucesores de Roldán

A Roldán siguieron otros 9 directores generales de los que solo fue militar, Carlos Gómez Arruche, siendo los otros nueve no militares o guardias; Ferrán Cardenal de Alemany (03/12/1993 a 07/05/1996); Santiago López Valdivielso (07-05-1996 a 30-04-2004); Carlos Gómez Arruche (30-04-2004 a 28-04-2006) general del Ejército del Aire; Joan Mesquida Ferrando (28-04-2006 a 21-04-2008) Francisco Javier Velázquez López (21-04-2008 a 31-12-2011); Arsenio Fernández de Mesa (03-01-2012 a 18-11-2016); José Manuel Holgado Merino (18-11-2016 a 29-06-2018); María Gámez Gámez (31-01-2020 a 28-03-2023), más la recién nombrada Mercedes González.

Rodríguez Zapatero nombró a tres directores generales; el militar del Aire Carlos Gómez Arruche, Joan Mesquida Ferrando y Francisco Javier Velázquez López. López Valdivieso fue nombrado por Aznar y Arsenio Fernández de Mesa por Mariano Rajoy, para, ya en tiempos de Pedro Sánchez, ser nombrados José Manuel Holgado Merín y María Gámez y ahora la ya citada Mercedes González.

Los tres jefes de la Armada, el Ejército de Tierra y del Ejército del Aire son militares, ¿por qué no el de la Guardia Civil?

Ninguno de los 10 directores generales de la Transición ha dejado en sus biografías nada especialmente digno de recordar durante su paso por la Guardia Civil, ya que los méritos que se les pueden adjudicar son frutos exclusivamente de la labor de los guardias civiles bajo su mando y no de estos 10 directores generales netamente políticos. Los dos que van a pasar a los libros de historia, aunque no con letras de oro, van a ser Luis Roldán y la recientemente cesada María Gámez, ambos por corrupción descarada.

Esta situación lleva a plantear desde un punto netamente histórico y de eficacia la conveniencia de que no siendo el ministro del interior elegido entre los profesionales de las fuerzas de orden público, lo que en cierta forma parecería lógico, al menos los directores generales de la Guardia Civil y de la Policía Nacional fuesen miembros de sus respectivos cuerpos. Es decir que los directores generales fuesen los DAO (Director Adjunto Operativo), suprimiéndose un gastos para el Estado, a todas luces innecesario, como son los actuales directores generales de la Guarda Civil y de la Policía. Los tres jefes de la Armada, el Ejército de Tierra y del Ejército del Aire son militares, ¿por qué no el de la Guardia Civil? Una cuerpo que está compuesto por más de 78.000 efectivos.