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Yolanda Díaz, junto a Lula da Silva en la visitaEFE

Investigación

Yolanda Díaz oculta cuánto gastó en su Nochevieja en Brasil con la excusa de ir a la toma de posesión de Lula

La vicepresidenta se organizó el viaje al margen del Rey, que encabezaba la delegación oficial española, para llegar antes que él a un acto que ya contaba también con el ministro Albares

Yolanda Díaz no quiere que se sepa cuánto dinero se gastó en viajar a Brasil, en plena Navidad, al margen de la comitiva oficial que encabezó Felipe VI para la toma de posesión del nuevo presidente, Lula da Silva, repitiendo el modus operandi que ya utilizó para no dar cuentas de otros desplazamientos similares al otro lado del Atlántico.

Cuatro meses después de desplazarse allí un día antes que el propio Rey, para celebrar la última noche de 2022 y el Año Nuevo en el paraíso carioca, la vicepresidenta segunda no es capaz de detallar el coste de un desplazamiento que obedeció, en exclusiva, a su deseo de promocionarse personalmente como una de las líderes en Europa de la corriente política reunida en torno al llamado «Grupo de Puebla».

Porque la comitiva oficial, que llegó a Brasil después que ella, ya incluía al llamado «ministro de jornada» encargado de secundar al Jefe del Estado, que en ese caso fue el titular de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares. Pese a ello, Díaz viajó por su cuenta y por anticipado, con unos costes añadidos a los de la delegación oficial que, además, se niega ahora a cuantificar.

Yolanda Díaz está enfrascada en su proyecto personal, Sumar, y la agenda internacional que se ha fabricado durante un año forma parte de la estrategia para lanzarla como líder y candidata de Sumar, la plataforma presentada hace una semana con la que intentará competir por la Presidencia del Gobierno y ser el báculo electoral para Pedro Sánchez que durante esta legislatura ha sido Podemos.

En este tiempo atrás, Díaz ha ido cultivando su imagen de líder de la izquierda, utilizando su cargo institucional para codearse con mandatarios internacionales afines a su «espacio político», pasando la factura al Ministerio de reiterados viajes a Latinoamérica con pretextos tan difusos como el de «ensanchar la democracia».

Esa fue la etérea expresión utilizada en documentos del departamento, en propiedad de este periódico, para intentar justificar la gira política que la llevó por medio hemisferio sur entre noviembre y diciembre sin otro beneficio aparente para su Ministerio que el de agrandar su álbum de fotos personal.

Y sin dar luego cuentas de la factura sufragada por el erario. Así consta en la documentación obtenida por El Debate en la que el propio director del Gabinete de Díaz, Josep Vendrell, reconoce que no quiere facilitar el coste del viaje pues «el expediente de gasto asociado al viaje oficial a Brasil de la vicepresidenta Segunda y ministra de Trabajo y Economía Social del Gobierno de España se encuentra en fase de elaboración».

vEl Debate

Todo ello, pese a que el documento rubricado por Trabajo está fechado el 29 de marzo y Lula tomó posesión de su cargo el 1 de enero, por lo que han pasado casi cuatro meses desde entonces y el Ministerio afirma no ser capaz de cuantificar el gasto.

Díaz se organiza viajes sin una agenda de enjundia, para promocionarse al margen del Rey y luego se niega a detallar el coste y los acompañantes

Además, el director de gabinete de la ministra ignora otras de las solicitudes realizadas por El Debate, ya que no ha informado acerca de la relación de acompañantes de Yolanda Díaz, ni de los actos a los que asistió, ni tampoco ninguna documentación que justificase su presencia con desplazamiento y «comitiva» propios, una vez que la Casa Real ya había confirmado la asistencia de Felipe VI.

Reincidente

Así, Yolanda Díaz sigue con su intento de ocultar bajo llave los gastos de su campaña de promoción personal. No en vano, tal y como ya publicó El Debate, la vicepresidenta tampoco desglosó los gastos de sus viajes por Uruguay y Argentina.

En aquella ocasión, el propio director del Gabinete de Díaz, Josep Vendrell, se confesó incapaz de detallar el formidable gasto de una gira de cuatro días por ambos países de Latinoamérica y tampoco precisó qué acuerdos, convenios o relaciones exactas trabó allí la vicepresidenta segunda.

De hecho, únicamente, se limitó a justificarlos, al señalar que son «encuentros institucionales de alto nivel con las autoridades de ambos países, que servirán para fortalecer las relaciones sociolaborales como vía para ensanchar la democracia».

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Sin embargo, alguno de estos encuentros llamó poderosamente la atención, como el que protagonizó con el expresidente Pepe Mújica, uno de los principales referentes para su espacio político en Latinoamérica, pero que dejó su actividad en 2020.

Fue un encuentro de carácter político y de cara a la galería, una manera de presentarse ante la comunidad internacional como una más de los líderes de la izquierda, e incluso ella misma se encargó de promocionarlo en las redes sociales, al igual que ha hecho con Lula.

Igualmente, de su gira por Argentina cabe señalar otra cita que ni siquiera estaba en su agenda oficial, pues se había desconvocado. Un acto de apoyo a Cristina Fernández de Kirchner, organizado por el Grupo de Puebla, que no se pudo celebrar después de que la mandataria argentina diera positivo en covid.

Al poco de esos viajes inició el de Brasil, al margen del Rey y con una supuesta agenda propia, aunque se incorporó después a una delegación española para el acto de toma de posesión en Brasilia del sucesor de Bolsonaro, duplicando así la presencia habitual de miembros del Consejo de Ministros al añadirse ella a la ya prevista de Albares.

Tanto el PP cuanto el diputado del Grupo Mixto Pablo Cambronero han cursado preguntas parlamentarias sobre los gastos y acompañantes que Díaz moviliza para esos peculiares viajes, más válidos para promocionar «Sumar» que para cerrar acuerdos institucionales del Gobierno.