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Alberto Núñez Feijóo se dirige a Pedro SánchezEFE

No tuvo su mejor tarde

Sánchez y Feijóo trasladan la batalla del 28-M al Senado en un mal debate del presidente

El líder del Ejecutivo trató de marcar el paso con el anuncio de 20.000 viviendas más, pero no logró la efectividad deseada. Su rival anunció: «Si España quiere cambio, derogaremos el sanchismo»

Cualquier profesional de la comunicación política que este martes escuchara a Pedro Sánchez en el Senado se haría cruces. Porque lo normal sería que, cuando un presidente hace un anuncio del calado del suyo, prometiendo 20.000 viviendas de nueva construcción para alquileres asequibles en terrenos del Ministerio de Defensa, ése fuera el gran titular del día. E incluso del día siguiente. Y que todo lo demás hubiera pasado a ser secundario, accesorio, prescindible.

Sin embargo, tanto ha abusado Sánchez del comodín de la vivienda en las dos últimas semanas, y con tan limitada credibilidad, que su nueva promesa perdió el interés mediático y se disipó como el humo de una bengala apenas hubo acabado su primera intervención, que no fue corta: 67 minutos colgándose medallas en la pechera. «De qué presume usted, si no hace viviendas ni las va a hacer. Si las viviendas son competencia de las comunidades autónomas», le recriminó Alberto Núñez Feijóo al poco de arrancar su turno. «El milagro de los panes y los pisos», lo llamó con sorna.

La hemeroteca no perdona. El PP ha hecho números de los sucesivos anuncios del Gobierno de Sánchez desde 2018 y le sale que lleva prometidas la construcción o movilización de más de 420.000 viviendas, incluyendo las de este martes. Casi nada.

El último duelo parlamentario entre Sánchez y Feijóo antes de las elecciones municipales y autonómicas seguramente no será decisivo para éstas, pero sí dejó un duro intercambio de golpes propio del momento preelectoral. Hasta el Senado trasladaron ambos la gran batalla del 28 de mayo.

El presidente presumió, una vez más, del «escudo social» desplegado por su Ejecutivo en respuesta a la crisis motivada por la invasión de Ucrania; frente a la gestión «neoliberal» de la anterior crisis, que según él dejó un «legado de cenizas». Pero el líder de los populares le recordó enseguida dónde está la bolita: «Está viviendo de la deuda y el déficit. Si en Europa le hubiesen aplicado los mismos criterios que al presidente Zapatero y al presidente Rajoy, no hubiese aguantado usted una», le espetó.

Alberto Núñez Feijóo, en el SenadoEFE

El titular más grandilocuente del cara a cara lo dio Feijóo, cuando prometió: «Si España quiere cambio, derogaremos el sanchismo». Una declaración de intenciones que va más allá de ganar y gobernar, puesto que implica la demolición de la herencia de Sánchez, al que pidió su dimisión si no es «capaz» de cesar a nadie por el error de la ley del 'solo sí es sí'.

Al presidente no le gustó el tono empleado por su rival. «No sé si esto le viene grande o le queda lejos», le dijo en dos ocasiones. «Su salto a la política nacional ha sido un chasco, trayectoria decepcionante», continuó la retahíla. Además, lo acusó de «irritado, agresivo, frustrado», de «faltón» y de tener «insolvencia y mala fe», reciclando un eslogan que ya empleó en su primer duelo, allá por el mes de septiembre.

Segundas partes nunca fueron buenas, y de hecho Feijóo utilizó la misma expresión para recordar al socialista que el PSOE andaluz no votó en contra (se abstuvo) de la proposición de ley sobre los regadíos de Doñana en febrero de 2022, cuando el pleno del Parlamento de Andalucía votó su admisión a trámite.

Y llegó Doñana

Doñana fue uno de los arietes del líder del Ejecutivo contra el presidente de los populares. «Están perpetrando un atropello contra un pulmón. La soberbia no es aconsejable, pero cuando cabalga a lomos de la ignorancia es aún peor», sostuvo Sánchez. Ninguna sorpresa para Feijóo, que contraatacó con tres compromisos: prometió la creación de una Autoridad Nacional del Agua, escuchar a los presidentes autonómicos y poner «todos los recursos que hacen falta» para compensar el déficit hídrico.

El presidente de los populares cada vez se encuentra más cómodo en este tipo de lances en el Senado, a pesar de la ventaja con la que juega siempre su adversario. Este martes, Sánchez habló durante tres horas y tres minutos, y eso que estuvo más contenido con el tiempo que en otras ocasiones.

El mayor tropiezo de Feijóo fue reprochar a Sánchez el modo en el que fue expulsado de la Secretaría General del PSOE y después volvió, puesto que también él alcanzó el liderazgo del PP de forma poco ortodoxa. «Fui elegido secretario general del PSOE por un proceso de democracia interna, por el voto de la militancia. A usted le nombraron presidente del PP para tapar un escándalo de corrupción de una dirigente de su partido», replicó el presidente, viendo el hueco.

La tarde en el Senado sirvió también para retratar el momento en el que se encuentra la política española: Sánchez buscando constantemente la mirada cómplice de Yolanda Díaz, sentada a su lado; Irene Montero y Ione Belarra aisladas del resto de ministros y sangrando por la herida del 'solo sí es sí'; y Feijóo y los suyos impacientes por ver si el 28 de mayo la «fuerza del cambio» deja a Sánchez malherido.