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Vista de la localidad Roncal de NavarraWikipedia

Un colegio de Navarra margina a un niño de siete años porque su familia se niega a educarle en euskera

La escuela pública le dejó fuera de una actividad porque su madre había escrito al centro para exigir que cumplieran con la línea en español en la que el niño estaba matriculado

«Es acoso hacia mi hijo», lamenta Leticia, una madre navarra que ha tenido que consolar los lloros de su hijo de siete años porque esta semana el colegio le marginó de una actividad por ser en euskera. «Le han dejado en el patio con los pequeños cuando todos sus compañeros –también de la línea en castellano– pasaron a hacerla. Llegó llorando a casa, no entendía por qué le habían hecho eso y me echaba la culpa a mí», cuenta. La progenitora explica la manipulación. «No le han dejado entrar a la actividad porque yo previamente había enviado un correo a la dirección de la escuela para exigir que, por favor, cumplieran con la línea en castellano en la que está matriculado mi hijo. Como me quejé han cogido represalias contra él», denuncia visiblemente afectada.

Leticia pide coherencia y respeto. «Yo quiero que mi hijo se eduque en su lengua materna que es el español. Si la escuela propone la línea G, solo en castellano ¿por qué no lo cumplen?». Esta madre cuenta que son ya «tres las familias que se han ido del colegio por esta cuestión, incluso una estaba apuntada a la línea en euskera», pero, al parecer, la tensión no es agradable. «Quieren quitar la línea en castellano. Lo tenemos claro todos los padres del modelo G», asegura.

Se trata del colegio público de la localidad navarra de Roncal, situada a 20 kilómetros de Aragón, en el que, asegura, «cuando llegan familias nuevas extranjeras ni les nombran que existe el modelo G en español, les apuntan directamente a la línea D, en euskera» por lo que sospechan que «buscan la paulatina eliminación de la enseñanza del español». De hecho, «ya no quedan profesores especializados en enseñar en castellano», argumenta.

Discriminación en los juguetes

Leticia denuncia, además, que «muchas actividades y todas las convivencias se hacen en euskera» y la escuela premia «con legos» a los niños que se apuntan al modelo D –todo en euskera– en el ocio de las extraescolares mientras que a los de la línea G –todo en castellano– solo les ofrecen «el parchís y juegos de mesa».

«Es muy grave porque los niños de este colegio no tienen las mismas oportunidades de ocio» por la elección de lengua en la que han elegido estudiar, valora Gloria Lago, la presidenta de Hablamos Español, asociación a la que Leticia ha acudido para pedir ayuda.

«Hemos venido a este pueblo hace un año y medio por trabajo y no se puede sostener. En el colegio hacen la convivencia insostenible», expresa Leticia.

El caso ya está en manos de los servicios jurídicos de Hablamos Español. «Defendemos la libertad de elección de lengua entre las oficiales y creemos que los planes son implantar en la Comunidad Autónoma Vasca y también en Navarra un sistema de enseñanza con el euskera como lengua vehicular», manifiestan desde la asociación. Por ello, el próximo 3 de junio han organizado una concentración protesta en Vitoria por este problema y por la próxima aprobación de la nueva ley de educación vasca.