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Luis Roldán, en una imagen de archivo.

Luis Roldán, en una imagen de archivoGTRES

Crónicas castizas

Roldán

Por sus dedos largos y una mala fama merecida, su retrato de excelentísimo ha desaparecido del la galería de jefes de la Dirección General

Porque le llevo dando vueltas en el magín hace tiempo y por curiosidad torera le pregunto a un sargento de la Guardia Civil, de esos que todos tenemos a mano, con quien compartí infancia y campamentos en Casas Viejas de Exploradores de Baden Powell, además de algún bote de humo, le pregunto decía por las palabras del poco inspirado habitualmente ministro Marlaska en favor de la directora general de la Guardia Civil María Gámez Gámez, sí, esa, la de los pisos en Málaga, a los que lo mismo les había echado el ojo ya cuando fue delegada del Gobierno allí, que ese puesto deja mucho tiempo libre

Ante mi sorpresa y estupefacción el sargento amigo y veterano, que ya se ha asomado a estas líneas castizas en otras ocasiones, hablando de los cuernos de ETA y de rescates en Yugoslavia, me dice, sin que le tiemble la voz un ápice, que desde el punto de vista del guardia de a pie el director general que hizo mucho por ellos fue nada menos que Luis Roldán, que estuvo años en el cargo que le facilitó su carnet del PSOE previo paso por otra delegación del gobierno. Fue ese Roldán de infausto recuerdo el que sin existir Podemos ni ser ministra Irene, pásmense, dio entrada a la mujer en la Benemérita y empezaron a verse tricornios con coleta. Cambió la estructura creando la UCO, la policía judicial de los picoletos que tantos disgustos ha dado a los corruptos, y también el Servicio Marítimo, inició las misiones internacionales en El Salvador y le pegó un golpe de primera a la cúpula de ETA, esa que hoy pone candidatos a Bildu con la aprobación del partido de Roldán.

Luis Roldán al salir de la cárcel, en una imagen de archivo.

Luis Roldán al salir de la cárcel, en una imagen de archivoEuropa Press

Roldán, el falso ingeniero, también amplió, arregló y modernizó las casas cuarteles, que las obras dan muchas comisiones, aunque los guardias agradecieron dejar de vivir en pocilgas, e incluso les dieron días para asuntos propios y organizó los servicios de inteligencia del cuerpo que eran bastantes y anárquicos fomentando además los laboratorios de criminalística, ya saben, los chicos del CSI

Por sus dedos largos y una mala fama merecida, su retrato de excelentísimo ha desaparecido del la galería de jefes de la Dirección General donde están los guripas Aramburu Topete, Sáenz de Santa María, Alfonso Armada y otros veteranos de la División 250, de donde antes extraían a los directores generales.

Sigue la conversación con mi veterano amigo y me recuerda las novelas de picaresca del Siglo de Oro donde los amos argumentan: «mi criado me roba bastante pero es útil y eficaz en las tareas que le encomiendo». No podemos borrar de nuestro recuerdo la penosa imagen de Roldán en calzoncillos en sus orgías cutres y casposas que aireó la revista Interviú pero sí podemos pedir que cada uno de los que han metido la mano en la caja común del dinero público, y son legión que crece, que haga bien, o casi, la parte del trabajo que les corresponde, en el puesto donde están sisando, ya sea la Junta de Andalucía o la Generalitat. Estarán contentos y felices porque su delito ha desaparecido dado que este gobierno sigue el consejo de Gustavo Petro: para reducir la delincuencia cambia las leyes para que los delitos dejen de serlo.

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