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Mesa redonda sobre 'El negacionismo histórico del PSOE' organizado por Pie en ParedThorun Piñeiro

Mesa redonda

Historiadores e intelectuales cargan contra el «negacionismo histórico» del PSOE

La asociación Pie en Pared organizó una mesa redonda con Juan Carlos Girauta, Luis Togores, Pío Moa, Javier García Isac y José Manuel Ezpeleta en la Universidad CEU San Pablo

Cuando Ramón Tamames intervino como candidato de la moción de censura de Vox en el Congreso, lanzó varias llamadas de atención a la bancada del Gobierno, especialmente a los socialistas. Entre ellas, la que lanzó cuando señaló que Largo Caballero, histórico dirigente del PSOE, fue «uno de los responsables de la Guerra Civil». «Le llamaban el Lenin español, él se lo creyó y acabó en guerra civil», dijo desde su escaño para sorpresa de Pedro Sánchez y sus compañeros de partido.

El catedrático de Economía no pudo asistir este martes como tenía previsto a la mesa redonda que organizó la asociación Pie en Pared en la Universidad CEU San Pablo bajo el título 'El negacionismo histórico del PSOE', pero su lección de Historia en el Congreso de los Diputados fue recordada por Juan Carlos Girauta. El impulsor de la entidad moderó un coloquio en el que participaron los historiadores Luis Togores, Pío Moa y José Manuel Ezpeleta y el periodista Javier García Isac.

Acto organizado por Pie en ParedThorun Piñeiro

«La izquierda contemporánea carece de una cosmovisión y la ha sustituido por una serie de causas desde el catastrofismo climático a la leyenda negra, o a convertir la Historia de España de los años 30 en una serie de consignas», criticó Girauta, lo que supone, señaló, «desdeñar la práctica totalidad de los hechos». Así, el objetivo de este acto fue tratar de analizar la historia del PSOE entre los años 34 y 36 en que comenzó la contienda entre el Frente Popular y el bando nacional.

Y punto de partida importante para abordarlo son las elecciones de febrero de 1936. «Aquello fue fraudulento», aseveró García Isac, que apuntó que la izquierda no estaba dispuesta a conceder un solo escaño a la derecha. A su juicio, «si algo le quedaba de legitimidad a la República», a partir de ese momento «saltó por los aires». «El PSOE nunca creyó en la democracia, era solo un medio para alcanzar el poder», afirmó.

La represión socialista durante la guerra

Por su parte, Ezpeleta señaló que la Guerra Civil, como la Segunda República, «no se puede entender si no se entiende que fue una constante revolución del proletariado», unas veces de corte anarquista y otras, de corte comunista. Explicó, en este sentido, que a partir del golpe del año 34 los partidos de la izquierda comenzaron a montar un aparato y a partir del 18 de julio el Gobierno de la República incitó al PSOE y otros partidos a hacer uso de su fuerza «a través de una represión».

En esa represión –señaló el historiador– entró «de lleno» el Partido Socialista, y de ahí surgirían las checas y los centros de detención y de tortura. Checas que, como incidió Girauta, estaban controladas en su mayoría por el PSOE, y en las que entraba otro factor en juego, como apuntó Ezpeleta, la masonería, que resultó ser «el pegamento» que unió al PSOE, al Partido Comunista y, en ocasiones, a Esquerra Republicana.

Mesa redonda organizada por Pie en ParedThorun Piñeiro

Moa puso el acento en la necesidad de entender por qué se llegó a la guerra y qué quería cada bando. Aquel en el que se encontraba el PSOE buscaba «destruir» lo que había sido España hasta entonces. Tras el fallido intento del 34, «tuvo la oportunidad de corregirse», sin embargo, «se bolchivizó, se radicalizó más». Con un Frente Popular compuesto por marxistas, separatistas, anarquistas y republicanos, «se jugaba si España se iba a desintegrar» poniendo fin a la España histórica, o si iba a derivar «en un régimen al estilo soviético».

«La crueldad de la represión del Frente Popular no tiene parangón», remarcó Ezpeleta. El historiador subrayó que solo en Madrid se asesinó de forma violenta a más de 26.000 personas, y, entre hombres y mujeres, sacerdotes y monjas asesinadas, el número de personas que pasaron por las checas ascendió a 3.175, solo en la capital. Girauta indicó también que al término de la guerra había 192.000 condenas a muerte, de los perdedores de la contienda, y de ellas se ejecutaron 23.500, y que habiendo penas «incontables» de condena perpetua, en el año 45 las cárceles de España estaban «prácticamente vacías». El impulsor de Pie en Pared recalcó, asimismo, que terminado ese período, «España se reconcilia consigo misma».