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Imagen de las urnas para ejercer el derecho a votoEFE

Diario de campaña

Recta final

En España, los vetos valen más que los votos, los egos, más que las ideas y los personalismos, más que el interés colectivo. ¡Qué le vamos a hacer!

Vamos acercándonos a la gran fecha de las urnas. Como ya no hay encuestas oficiales nos hemos librado gracias a Dios de las mentiras y manipulación del CISTEZANOS, con lo que Su Persona ha perdido su potente y engañoso altavoz.

El mercado del voto está abierto, unos candidatos y candidatas con todo coraje e ilusión se prodigan por las calles y tenderetes donde no va nadie a escuchar y aplaudir, otros pasean sus propuestas a sabiendas de que son inútiles y finalmente algunos, queriendo o sin querer, lo único que van a conseguir es robar votos de otros que sí tienen posibilidades, abortando así posibles mayorías que puedan formar gobiernos estables como sería deseable.

Pero en España, los vetos valen más que los votos, los egos, más que las ideas y los personalismos, más que el interés colectivo. ¡Qué le vamos a hacer!

Centenares de debates en todo el país donde el lema general y común es 'y tú más, y tú. y tú'. ¿Pero dónde están los programas definidos y los proyectos desarrollados y cuantificados? Nadie tiene más que promesas, y puestos a prometer, prometamos el cielo para después en voz baja decir…en realidad, el cielo puede esperar, pero mi sueldo no.

Sería más sensato y positivo que hablaran sabiendo lo que dicen, cómo, porqué y cuánto, y que hablaran aquellas personas que supieran lo que nos estamos jugando y de qué va la historia. Que las listas se llenaran de gente buena y preparada y no de arribistas y voluntariosos, que hubiera programas de verdad y proyectos plausibles, que se contrastaran las ideas y no los insultos intentando conseguir diálogos y entendimientos en lo fundamental, que somos los ciudadanos del país.

Pero. Lo dicho. El cielo puede esperar.