A reflexionar

Hay opiniones que defienden la inutilidad del día de reflexión. Yo no las comparto. Llevamos meses sometidos a una borrachera tóxica de pre-campaña, campaña oficial, toneladas de noticias, camiones de mentiras y grandes almacenes de promesas, por lo que creo que los ciudadanos nos merecemos un respiro, aunque sea para ventilar con aire limpio y eliminar toxinas.

Claro que casi todos sabemos a quién vamos a votar, hemos podido decidir quién más nos convence, por actitud, por programa, por proximidad y por credibilidad. Y también mucha gente sabe que se van a abstener, que se van a quedar en casa por falta de motivación o por simple honradez ideológica, pero en ello está la grandeza de la democracia.

Toca pues hoy reflexionar muy seriamente acerca de lo que queremos para nuestro país, una nación de comportamiento ejemplar las últimas décadas que en convivencia y progreso se ha ganado a pulso el reconocimiento internacional, que va a ser llamada al máximo protagonismo si lo sabemos aprovechar y hacer bien en políticas energéticas y de medio ambiente, que nuestra situación geoestratégica nos llama a ser las compuertas de la comunicación con África e Iberoamérica y finalmente que nuestro idioma, el español, será en relativamente poco tiempo uno de los dos hegemónicos en el mundo.

Con esta crónica finaliza la serie que El Debate ha tenido a bien publicar, excusando mis fallos y quizás mis críticas.

¡Que Dios reparta suerte!