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Pablo Iglesias lleva semanas influyendo en la negociación entre Sumar y Podemos

Pablo Iglesias lleva semanas influyendo en la negociación entre Sumar y PodemosPaula Andrade

La izquierda, a la gresca

Iglesias torpedea las negociaciones de paz entre Yolanda Díaz y Podemos a tres días de la fecha límite

El exlíder morado acusa a Más País, Compromís y los Comunes de querer excluir a su partido de Sumar. Podemos es una olla a presión y nadie puede garantizar el futuro de Montero y Belarra

La cuenta atrás avanza inexorablemente hacia el viernes, la fecha límite que tiene Yolanda Díaz para llegar a un acuerdo con Podemos y registrar una coalición electoral. Tic, tac, que diría Pablo Iglesias.

Unos y otros se dan golpes en el pecho pidiendo discreción para que las negociaciones no descarrilen, lo que supondría una muerte segura de toda la izquierda en las urnas, empezando por Pedro Sánchez. Sin embargo, el factótum de Podemos está desatado.

En plenas conversaciones de paz, Iglesias acusó el lunes por la noche a Más País, los Comunes y Compromís de estar maniobrando para excluir a Podemos de la plataforma Sumar. O, cuanto menos, para apartar a sus principales referentes, como Irene Montero y Pablo Echenique.

«Más Madrid quiere ir solo. Más Madrid no acepta que haya nadie de Podemos», señaló en la SER. «Hay tres partidos que quieren patrimonializar Sumar y es irresponsable», añadió, en alusión a madrileños, catalanes y valencianos. E instó a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo a decirles que «tienen que rectificar».

Las palabras de Iglesias no han hecho sino tensar una cuerda que ya lo estaba, y mucho. «Nunca hemos vetado a nadie, rotundamente no», le replicó este martes el dirigente de Compromís Joan Baldoví. También los Comunes de Ada Colau niegan haber vetado a nadie. De hecho, acusan a Podemos de estar negociando con ERC para presentarse juntos a las generales.

El movimiento de Alberto Garzón el pasado viernes, autoexcluyéndose de las candidaturas para facilitar la renovación, no ha conseguido que las ministras de Igualdad y de Derechos Sociales se den por aludidas.

Como la indirecta no surtió efecto, el número dos de Más Madrid en el Ayuntamiento de la capital, Félix López-Rey, optó por decírselo a las claras en un mensaje en Twitter de altísimo voltaje. «Imponer a Irene Montero y Ione Belarra, las ministras peor valoradas del Gobierno, es un error de Pablo Iglesias que pone en peligro la construcción de una alternativa de progreso. Es tiempo de generosidad y altura de miras. Garzón marcó el camino. ¡Piensen en la gente!», escribió.

Podemos es estos días una olla a presión. Díaz sigue en su estrategia de sumar a muchos de los que un día abandonaron las filas moradas, hartos de la manu militari de Iglesias: el último, quien fuera responsable de Internacional de Podemos, el exdiputado Pablo Bustinduy.

A mayores, internamente, tras el desastre del 28 de mayo se suceden las voces que exigen a la dirección de Ione Belarra que facilite el acuerdo con Sumar. La semana pasada dimitió en bloque la cúpula de Podemos en Baleares. También renunciaron a sus cargos 10 miembros del Consejo Ciudadano de Podemos Castilla-La Mancha.

La coordinadora general de Podemos Canarias, Laura Fuentes, pidió el sábado «unidad» en torno a Díaz. Días antes había dimitido el secretario de Organización en las islas, César Merino: «Hay que ser generosos en la victoria y valientes en la derrota», justificó. Y la líder de Podemos en el País Vasco, Pilar Garrido, criticó a la cúpula de su partido en las páginas de El Correo días atrás, al reconocer que el acuerdo con Sumar va a llegar «demasiado tarde». Al menos ella sí se mostró convencida de que llegará, que no es una opinión unánime entre los morados.

En el PSOE, por su parte, cruzan los dedos para que Díaz consiga meter en cintura a Podemos. La izquierda no tiene muchas opciones -a decir de todas las encuestas, menos el CIS- si acude a las urnas con dos candidaturas, la de Pedro Sánchez y la de Yolanda Díaz. Pero es que si acude con tres no tendría, directamente, ninguna.

Es cierto que el presidente ha pasado de presumir de socia en el Gobierno a ningunearla, con la intención de centralizar el voto útil de la izquierda. Pero también sabe que, sea con 10 escaños o con 30, necesitará a Yolanda Díaz y Sumar. El tiempo apremia.

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