Sin complejos
El PP naturaliza sus pactos con Vox y pierde el miedo a que la izquierda los use contra Feijóo
Los populares no están dispuestos a desaprovechar un palmo de poder territorial por llegar a acuerdos con el partido de Abascal. El de la Comunidad Valenciana abre camino a los demás
Ocurrió en un abrir y cerrar de ojos. El principio de acuerdo entre el PP y Vox en la Comunidad Valenciana para formar una coalición de gobierno llegó mucho antes de lo esperado. Y abrió camino a los que, con una u otra fórmula, vendrán en Extremadura, Baleares, Aragón y Murcia. «Caerá todo por su propio peso», como afirmó el líder de los populares valencianos, Carlos Mazón.
Se había especulado con que Alberto Núñez Feijóo trataría de dilatar las negociaciones en las comunidades hasta después de las elecciones del 23 de julio, para no dar munición al PSOE y Sumar. Porque los ayuntamientos tienen fecha fija: todos ellos se constituyen el sábado 17 de junio. Pero el acelerón de este martes evidencia que Feijóo no tiene ningún miedo a la reacción del electorado. En realidad, el PP ya cruzó el Rubicón en Castilla y León en marzo de 2022, cuando firmó su primera coalición con Vox.
Dicho y hecho
En la primera reunión formal entre Mazón y Carlos Flores, el candidato de Vox, se produjo la fumata blanca. El portavoz de campaña de los populares, Borja Sémper, había afirmado el lunes que la presencia de Flores, condenado por maltrato psicológico a su entonces mujer en 2002, era una «línea roja». Dicho y hecho: Santiago Abascal dio una salida a Flores (que será el candidato de Vox al Congreso por Valencia) y el pacto llegó. En el partido de Abascal siempre han mantenido que lo importante no son las personas, sino los acuerdos.
El pacto se fraguó en Valencia, respetando la autonomía que Feijóo se comprometió a dar a sus candidatos. A esa hora, el líder de los populares estaba en Aranjuez, presentando a los cabezas de lista por todas las circunscripciones. No obstante, el acuerdo cuenta con las bendiciones de Feijóo, que el miércoles pasado se desplazó a Valencia en su primer viaje tras las elecciones del 28 de mayo. Muy significativo.
El PP de Mazón siempre mostró la mejor de las disposiciones para llegar a un entendimiento que desalojara a Ximo Puig y Compromís. En la mesa de este martes se sentó el hoy diputado de Vox Ignacio Gil Lázaro, que fue diputado del PP durante ocho años. Hay líneas entre el PP y Vox muy finas, especialmente en la Comunidad Valenciana. Donde, además, las relaciones personales entre los dirigentes de ambas formaciones son buenas.
Los socialistas reaccionaron rápido al acuerdo entre el PP y Vox en la Comunidad Valenciana
El PSOE convocó rápidamente a la prensa en su sede nacional. «Se les debería caer la cara de vergüenza», señaló su portavoz, Pilar Alegría. «La coherencia del PP es inexistente y su cinismo bochornoso», añadió. Desde la sala de prensa de la Moncloa, la portavoz del Gobierno añadió: «Se consumó la vergüenza». Y la vicepresidenta Yolanda Díaz remató: «Hoy es un mal día para la democracia valenciana y del conjunto de nuestro país. El acuerdo PP-Vox no servirá para que la ciudadanía viva mejor. Solo traerá desorden, ruido y recortes de derechos de la gente y, especialmente, de las mujeres». Desacomplejado, Mazón compareció por la tarde para felicitarse y felicitar a Vox por haber podido responder a los «deseos de cambio» de los valencianos.
Desde Génova 13 destacan que los pactos autonómicos son «asimétricos» y que el de la Comunidad Valenciana no presupone el desenlace de los demás. No obstante, sí traslada la pelota al tejado de la extremeña María Guardiola, que durante la campaña y tras las elecciones se ha negado en redondo a meter a Vox en su gobierno.
En campaña había una explicación estratégica: para doblegar a Guillermo Fernández Vara, Guardiola necesitaba atraer al votante de izquierdas menos ideologizado. Pero después ha seguido manteniendo su veto. En Extremadura, al PP no le basta con la abstención de Vox, sino que necesita su voto favorable a la investidura, porque el PSOE y Podemos suman 32 y el PP y Vox suman 33. De ahí que los de Abascal estén apretando.
El 20 de junio se constituye la Asamblea de Extremadura. El 23, las Cortes de Aragón. En esta última, el candidato del PP a la Presidencia, Jorge Azcón, se reunió este martes con Vox. Tampoco él quiere meter a los de Abascal en su gobierno y, aunque los números le son algo más favorables que a Guardiola, no tanto: en las elecciones, el PP quedó empatado a escaños con la izquierda en Aragón. Como mínimo, necesita la abstención de Vox, de Teruel Existe y el voto a favor del diputado del PAR. Eso, o el sí de Vox, más caro.
En Baleares y la Región de Murcia, tanto Marga Prohens como Fernando López Miras –candidatos del PP– obtuvieron mejor resultado que la suma de toda la izquierda. Lo que, a priori, merma la fuerza negociadora de Vox, sobre todo para entrar en ambos ejecutivos.
En Cantabria, el PP ha esquivado a Vox al pactar con el partido de Miguel Ángel Revilla. El PRC facilitará la investidura de la popular María José Sáenz de Buruaga. El pacto se conoció este martes, a pesar de las sombras de la corrupción que se ciernen sobre el equipo de Revilla, desveladas por El Debate, por la trama de mordidas a empresarios a cambio de concesiones de obra pública. Feijóo se desplazará este miércoles a Santander para intervenir en la Junta Directiva del PP cántabro y respaldar al acuerdo.