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Marta Rivera de la CruzPaula Andrade

El perfil

Marta Rivera de la Cruz, viaje al centro de Feijóo

Se hizo imprescindible para Isabel Díaz Ayuso, sobre todo cuando se puso de su lado ante la deslealtad de Ignacio Aguado

Marta Rivera de la Cruz (Lugo, 1970) es una viajera experimentada. De la literatura a las tertulias de la tele, de las novelas premiadas a la política, de Ciudadanos a Ayuso, de la consejería de Cultura madrileña a la lista de Almeida y el viaje más inesperado de su vida: de hacer dura oposición en Galicia a Alberto Núñez Feijóo a compartir ticket electoral con su paisano. Tantos kilómetros a sus espaldas sin una sola magulladura evidencian su capacidad de supervivencia, forjada cuando escribía impenitentemente hasta que consiguió ser finalista en 2006 del Premio Planeta con «En tiempo de prodigios», momento en que su nombre empieza a sonar en los cenáculos madrileños, primero culturales y finalmente, políticos.

Hija y nieta de periodistas de Lugo y licenciada en Ciencias de la Información por la Complutense, fue fichada en 2016 por Albert Rivera, con el que comparte apellido y durante años amistad e ideas políticas. Su homónimo la colocó en la lista de Coruña, en una campaña durísima, en la que sobre todo criticaba que la televisión autonómica gallega, a la que llamaba «Telefeijóo», no la invitara a sus tertulias, terreno en el que se movió muy bien cuando se convirtió en «fija» en el debate de los sábados por la noche en La Sexta representando a Ciudadanos. Sus compañeros de programa la recuerdan con simpatía y destacan el rigor con el que preparaba sus intervenciones.

Dos años antes de entrar en el Gobierno de Díaz Ayuso, como cuota del acuerdo del PP y Ciudadanos en la Comunidad de Madrid, se casó con el coruñés Marcial Martelo de la Maza, marqués de Almeiras, un abogado especializado en derecho nobiliario. Su boda en Lugo fue un acontecimiento que congregó a medio partido naranja y muchos de sus amigos escritores, como Espido Freire, acudieron a su día más feliz.

Instalada en Madrid, asumió la Consejería de Cultura y se hizo imprescindible para la presidenta popular, sobre todo cuando se puso de su lado ante la deslealtad de Ignacio Aguado. Tanto, que fue la única que sobrevivió al adelanto electoral de 2021 y a la expulsión de su partido del Gobierno de Ayuso. Dos meses después de la ruptura entre los dos socios, Marta se dio de baja en Ciudadanos y tras las elecciones, regresó a la Consejería de Cultura, ya en un gobierno monocolor del PP, Departamento al que sumó Deportes. Siempre que se le preguntaba a la presidenta por el fichaje de dirigentes de Ciudadanos contestaba en velada referencia a Rivera de la Cruz: «Lo mejor de ese partido ya lo tengo conmigo».

Durante la pandemia, y en medio de la bronca entre Sánchez y Ayuso, batalló también para que el mundo de la cultura no sufriera el cerrojo sanchista y escribió una carta al entonces ministro, José Manuel Rodríguez Uribes, para que declarara al sector cultural prioridad en España y le ayudara con avales. También reclamaría después a Miquel Iceta seguridad en los museos nacionales. Aunque sigue sin carné del PP, por deseo de la presidenta el 28-M pasó a la lista municipal destinada a ser la mano derecha de Martínez Almeida. Pero inopinadamente, el presidente del PP le tenía reservado el número dos de su lista por Madrid, quizá por su talante abierto y dialogante pero decididamente a favor de dar la batalla cultural contra la izquierda. Su puesto estelar en la candidatura madrileña es el paso previo para hacerse con una cartera ministerial si el próximo 23 de julio Feijóo sustituye a Pedro Sánchez en el colchón de Moncloa.

En su nuevo partido le han llamado intrusa y en el que abandonó era tachada de desleal, pero Marta Rivera de la Cruz sabe que vive, como en su novela premiada, «en tiempo de prodigios».