Aniversario del asalto a la valla de Melilla
Un año de la tragedia de Melilla: cuando la fiscalía «salvó» a Marlaska
El 24 de junio de 2022 decenas de inmigrantes murieron al intentar atravesar la valla de Melilla
Viernes, 24 de junio de 2022. Pasadas las cinco de la madrugada, justo antes del amanecer, las autoridades marroquíes comienzan a ver movimientos en los campamentos que pueblan el monte Gurugú, a las puertas de Melilla. Unos 2.000 inmigrantes bajan a la carrera en busca de la valla de Melilla. Apenas les da tiempo a avisar a España y a movilizar a sus agentes de policía. La Policía apenas pueden repeler el asalto y cientos de inmigrantes se agolpan en la parte marroquí de la valla hasta el punto de que esta se viene abajo. El resto se agolpan en el paso del barrio chino entre los intentos de una y otra policía de repeler el asalto.
“Es importante reconocer el extraordinario trabajo de las Fuerzas Armadas y cuerpos de seguridad en Melilla y Ceuta, y la lucha contra migración irregular en general, y también por parte del Gobierno marroquí en coordinación con nosotros» y «quiero trasladar la solidaridad y agradecimiento a la cooperación con el reino de Marruecos», fueron las primeras palabras del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, apenas unas horas después de producirse el asalto.
Palabras de las que, sin duda, se arrepintió posteriormente cuando se comenzaron a conocer las primeras cifras de la tragedia. Apenas dos horas después, llegan las primeras informaciones acerca de «cinco inmigrantes muertos en Marruecos antes de la entrada de un centenar de subsaharianos en Melilla». Pasadas las 21 horas ya eran «dos policías y seis migrantes muertos en el salto a Melilla». Pasada la medianoche de aquel mismo día «ascienden a 18 los migrantes muertos tras el intento de asalto masivo a la valla de Melilla». Comienzan a llegar imágenes de decenas de cuerpos, vivos y muertos, acumulados en una porción de tierra. Al día siguiente, la cifra de fallecidos sería de 23, aunque algunas ONG suben la cifra hasta los 70.
Pero más se arrepintió todavía el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska. Porque la tragedia de Melilla a punto estuvo de costarle el puesto el 9 de febrero de este 2023 tras ser reprobado por el Congreso de los Diputados por sus «mentiras» respecto a lo sucedido en la valla de Melilla. Ni sus socios de Gobierno hicieron nada por salvarle. Incluso ERC votó a favor de su reprobación.
Informes desfavorables
Un informe del Defensor del Pueblo aseguraba la mala praxis del ministro. «Se efectuó un rechazo en frontera de 470 personas sin contemplarse las previsiones legales tanto nacionales como internacionales», exponía el informe.
A primeros de noviembre, un documental de la BBC mostraba imágenes de cuerpos inertes en la parte española de la frontera así como agentes de la policía marroquí en suelo patrio.
Ni tan siquiera la visita en persona que realizó la Comisión de Interior a Melilla en noviembre logró convencer a sus propios socios de que se había actuado de forma correcta. “No cabe duda, parte de los hechos más importantes ocurrieron en zona bajo control operativo de cuerpos y fuerzas de seguridad española", aseguró el diputado de EH Bildu, socio preferente de Pedro Sánchez, Jon Iñarritu.
Salvado por la Fiscalía
Tuvo que salir la Fiscalía en diciembre para salvar el pellejo del ministro Grande Marlaska al asegurar que «los agentes actuaron “en cumplimiento y en el ejercicio de sus funciones, en aplicación de lo dispuesto en la Ley de Extranjería y en base a las competencias que legalmente tienen atribuidas para evitar un daño grave, inmediato e irreparable, como era el ataque violento, masivo e incontrolado a una frontera española».
Así pues, un año después de la tragedia de la valla de Melilla, la muerte de decenas de inmigrantes ha quedado sin consecuencias más allá de decenas de los propios inmigrantes encarcelados y el traslado del jefe de la comandancia de la Guardia Civil de Melilla apenas un mes después de llegar y tras negarse a sancionar a los agentes de la Benemérita que se vieron absolutamente superados por la avalancha ante la precariedad de sus condiciones.