Declarada culpable de pagar 1.000 euros por matar a su marido
La condenada asegura que solo quería «dale un susto» a su marido ante la sospecha de que quería divorciarse para casarse con su hijastra
Un jurado popular ha declarado culpable a una mujer que en el verano de 2021 encargó el asesinato de su marido a cambio de 1.000 euros. La mujer pagó esta cantidad a un amigo de la familia justo antes de que DVG asesinara al marido de la primera.
Durante el juicio, la mujer declaró que «solo» quería darle «un susto» a su marido ante las sospechas de que éste le iba a pedir el divorcio para casarse con su hijastra. El tribunal, por el contrario, ha considerado que la cantidad de dinero ofrecido por la mujer “iba más allá, de modo que el pago de tal cantidad tenía como intención producir la muerte de su marido.
El jurado ha tenido en cuenta la declaración que la acusada prestó durante la fase de instrucción ante la Guardia Civil el 3 de septiembre de 2021, cuando confesó parcialmente los hechos y aseguró que habría entregado al sicario 1.000 euros «supuestamente para gasolina» el 13 de agosto de 2021, esto es, horas antes del crimen.
Tras la celebración del juicio, la Fiscalía mantuvo su petición de 22 años de prisión para cada uno de ellos por un delito de asesinato mientras que las defensas de cada uno de los procesados solicitaron que se imponga la pena mínima en cada caso.
Le avisó de que su marido estaba solo
El jurado popular ha advertido que el cruce de llamadas que se produjo entre ambos ese día, para lo que la mujer llegó a emplear teléfonos diferentes uno de los cuales ocultó a los investigadores, sirvió a la acusada para avisar a D.V.G. del momento en el que su marido se había quedado solo en el cortijo, ya que previamente había recibido una llamada del mismo.
En este sentido, el jurado ha atendido también las pruebas reveladas por las cámaras de tráfico que mostraron como el sicario se dirigió al cortijo minutos después de la llamada de aviso, pasadas las 13,00 horas, y cómo volvía del mismo en dirección a Huércal-Overa posteriormente, sobre las 15,15 horas; tramo en el que además los forenses encuadraron la hora de la muerte de la víctima.
El tráfico de llamadas revelado por los teléfonos y las cámaras de tráfico han servido además al jurado para determinar que el acusado se encontraba en el cortijo en el momento del fallecimiento, el cual se produjo tras recibir hasta 30 puñaladas, dos de ellas desde atrás y dos de ellas mortales de necesidad efectuadas con un cuchillo de 19 centímetros de hoja y dos de ancho que produjeron en la víctima un shock hipovolémico por pérdida de sangre que lo llevó a la muerte.
Los miembros del jurado que ha estado presidido por la magistrado-presidenta Soledad Jiménez de Cisneros han señalado además al resto biológico encontrado en el coche del sicario correspondiente a la víctima, en concreto, el que dio positivo al reactivo empleado por los investigadores junto a la caja de cambios del vehículo en el lado del copiloto.
Veinte días para reconocer los hechos
El jurado, que se ha mostrado conforme a derecho en relación a una posible suspensión de la pena, ha desechado los posibles beneficios por confesión de la mujer al entender que la Guardia Civil tenía abiertas varias vías de investigación, de modo que ella acudió a declarar voluntariamente 19 días después del asesinato porque «se vio acorralada» ya que las pesquisas «se centraban en su entorno».
Además, han atendido al informe de la médico forense para determinar que la mujer no padece una alteración «fisiopatológica» más allá de que tenga una «inteligencia límite condicionada a su nivel sociocultural» que pudiera alterar sus facultades volitivas. El jurado ha descartado así que actuara bajo un «acto impulsivo» o por un «estímulo inmediato con obcecación», sino que incluso fue capaz de trazar un plan para acabar con la vida de su marido.