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Pedro Sánchez y Josep Borrell en la última reunión del Consejo de la Unión EuropeaEFE

¿Se salta Borrell sus competencias al apoyar públicamente a Sánchez?

El alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad firmó un manifiesto en contra de «satanizar» al presidente del Gobierno

A punto de entrar en la campaña electoral, Sánchez necesita cuanto más apoyos mejor para intentar sumar mayoría el 23-J. De ahí que el pasado martes un grupo de históricos socialistas firmaran un manifiesto a favor del presidente del Gobierno y en contra de que se le «satanice». Entre esas firmas estaba la de Josep Borrell, importante miembro de la Comisión Europea.

Alguno podía preguntarse si el exministro socialista se salta con ello alguna de las limitaciones que tiene como alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. En realidad, tanto Borrell como cualquiera de los comisarios europeos, pueden involucrarse en la política nacional de sus países aunque con algunas salvedades.

Lo primero que hay que dejar claro es que, aunque pueda resultar feo que un miembro de una institución europea apoye públicamente a un candidato a las elecciones de uno de los 27, Borrell no se saltó ninguna norma de la Comisión. Los miembros de esta pueden expresar sus opiniones personales e incluso podrían participar en una campaña electoral, aunque para esto último tendrían que solicitar un permiso especial.

El manifiesto que firma Borrell lo hace a título personal y no como representante europeo, por lo que no entraría en conflicto de intereses. Eso sí, si el exministro quisiera participar en algún mitin de aquí al 23-J, el proceso ya sería algo más largo.

En primer lugar, solo podría participar en la campaña electoral siempre que no se comprometa su disponibilidad al servicio de la Comisión y la prioridad dada a sus funciones como miembro de la Comisión por encima de intereses partidistas.

En segundo lugar, debería informar a Ursula von der Leyen -como actual presidenta- de la intención que tiene de participar en la campaña electoral y, durante ese periodo, abstenerse de realizar trabajos para la Comisión. En cualquier caso, la presidenta siempre tiene la última palabra sobre si la participación es compatible o no con el cargo que ostenta.

De ser concedido el permiso, dejaría de cobrar su salario como miembro de la Comisión durante ese tiempo y tampoco podría utilizar los recursos humanos y materiales de las instituciones europeas.