La cumbre UE-CELAC, un fracaso de Sánchez (y Borrell)
El presidente estuvo más preocupado por la campaña electoral y la UE firmó una declaración sin condenar la guerra en Ucrania
Llevar a cabo una cumbre entre los países de la UE y la CELAC era un empeño de Pedro Sánchez. Conseguir organizar esa reunión con más de 50 líderes internacionales se consideraba un éxito de la presidencia española del Consejo de la Unión Europea, pero lo que se vendía desde Moncloa como un triunfo se acabó diluyendo conforme pasaban las horas.
Ni Pedro Sánchez le dio la importancia que aseguraba que tenía ni la reunión terminó como querían en Europa y Moncloa. El presidente del Gobierno estuvo a medias compatibilizó con la cabeza puesta en el 23-J sus labores como candidato con las de líder del Ejecutivo, y el acuerdo final distó mucho de las expectativas que tenían los 27.
La UE pasó de querer invitar a Zelenski ya fuera de manera presencial o telemática –como el propio presidente ucraniano aseguró en una entrevista– a firmar una declaración que no condena de manera clara la invasión de Rusia. De un apoyo completo a hablar de una «profunda preocupación por la guerra contra Ucrania». Los 27 consideran un éxito usar la palabra «contra», pero no hay condena por ningún lado. De todo esto tendrá algo que opinar Josep Borrell como máximo responsable de las relaciones exteriores europeas.
También de la presencia de Delcy Rodríguez. Aunque sea la CELAC la que invita a los países sudamericanos, que la vicepresidenta de Venezuela fuera la elegida para acudir a la cumbre era simple y llanamente un desafío de Maduro a Europa tras la última resolución del Parlamento Europeo. Rodríguez está sancionada por no cumplir con los derechos humanos y tiene prohibida la entrada en el territorio Schengen, por lo que su llegada a Bruselas fue una mera provocación que se debería haber tratado de evitar. Aunque hubiera hecho saltar por los aires la reunión.
En el ámbito nacional, la cumbre se recordará más por las idas y venidas de Sánchez que por la labor española. Primero, el presidente del Gobierno empleó más tiempo en hablar del 23-J que de otra cosa y, después, se marchó de mitin a Huesca mientras el resto de líderes cenaban juntos. Para rematar, se saltó la conferencia de prensa para abandonar Bruselas con antelación y llegar a tiempo a otro mitin en San Sebastián. Quedó demostrado que la campaña electoral era más importante que la UE-CELAC.
Mayor delito tiene cuando Sánchez estaba llamado a ser protagonista. Aparte de haber llevado la voz cantante de la organización, le tocaba por rotación ser uno de los anfitriones. Así se vio en las bienvenidas a los líderes de la CELAC –con besos a Delcy Rodríguez–, pero después su papel se disolvió. O se intercambió: de ser presidente del Gobierno a candidato socialista.