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Feijóo y la dirección nacional, celebrando la victoria en Génova 13EFE

España, bloqueada

Feijóo gana pero Sánchez prefiere quedar en manos de Puigdemont antes que aceptar su derrota

El candidato del PP obtiene una victoria insuficiente y lejos de las expectativas, aunque anuncia que intentará formar gobierno. Sánchez se atribuye un triunfo inexistente desde Ferraz

La de este domingo fue una de las noches electorales más amargas que se recuerdan en Génova 13. Solo comparable con la de las elecciones generales de marzo de 2008. Con la diferencia de que, entonces, Mariano Rajoy no ganó las elecciones frente a José Luis Rodríguez Zapatero. Por el contrario, ayer Alberto Núñez Feijóo sí, de largo, con una subida de 47 escaños respecto a noviembre de 2019.

Su cifra final fueron 136 diputados, muy lejos de los 150 que los populares se habían puesto como listón; un listón que acabó siendo una soga al cuello. Vox mantuvo la tercera posición frente a Sumar con 33, 19 menos de los que tuvo la pasada legislatura. Esta vez la derecha fue a las urnas dividida en dos, no en tres, y entre ambos partidos sumaron más de 11 millones de votos. Pero ni por ésas. «Algunos se dedicaron a vender la piel del oso antes de cazarlo», recriminó Santiago Abascal a Feijóo desde la sede de Vox, muy duro.

El candidato popular obtuvo una victoria pírrica, insuficiente, que podría abrir las puertas a una nueva coalición Frankenstein liderada por Pedro Sánchez, quien volvió a caer de pie contra todo pronóstico. Para el socialista, a partir de este lunes será el más difícil todavía, puesto que el desplome de ERC le obligará a meter al prófugo Carles Puigdemont en la ecuación de la investidura. Necesitará su abstención. «No haremos presidente a Sánchez a cambio de nada. Nuestra prioridad es Cataluña, no es la gobernabilidad del Estado», avisó la candidata de Junts, Míriam Nogueras.

El abismo de la repetición electoral, que antes de este 23 de julio parecía descartado, volvió a abrirse anoche. Y sería la tercera vez consecutiva. No en vano, Esquerra bajó de 13 a siete escaños, y se quedó con los mismos que Junts per Catalunya. Bildu superó al PNV, con seis y cinco escaños, respectivamente. Justo al revés que hace cuatro años.

Ocurrió lo que pocos esperaban y casi ninguna encuesta había vaticinado, apenas dos meses después de que el PSOE se llevara un enorme correctivo en las urnas de las municipales y autonómicas. El presidente fue capaz de sobreponerse y resurgir como el ave fénix una vez más. Con el partido abatido, entre él y Zapatero se echaron la campaña a las espaldas. Y el resultado fue que el PSOE mejoró sus resultados de 2019, con 122 escaños, dos más que entonces. Poco, pero suficiente para la izquierda.

Feijóo: «Me corresponde intentarlo»

No obstante, Feijóo dejó claro que va a presentarse a la investidura e intentar formar gobierno, haciendo valer su triunfo: «Me corresponde intentarlo, somos la opción alternativa y eso es lo que haré», anunció desde el balcón de la sede nacional, acompañado por su dirección nacional, Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez Almeida. Haciendo, todos ellos, de tripas corazón. Menos la presidenta madrileña, que no podía disimular su decepción.

«Como candidato con más apoyo en las elecciones generales me hago cargo de iniciar el diálogo para formar gobierno, de acuerdo con la voluntad mayoritaria de los españoles. Y pido formalmente que nadie tenga la tentación de volver a bloquear España. Le pido al partido que ha perdido las elecciones y al resto de las fuerzas políticas que no bloqueen el Gobierno de España una vez más», insistió Feijóo.

El resultado de Yolanda Díaz sí fue el que se esperaba: flojo. Cayó por debajo de las cifras de Pablo Iglesias en 2019 y se quedó con 31 escaños. Aun así, compareció en la sede Sumar como si hubiera ganado. «La esperanza venció al miedo (...) Hoy España y Europa respiran mejor», se felicitó.

Y ya no digamos Sánchez. Al filo de la medianoche, el presidente en funciones y candidato del PSOE apareció en un escenario improvisado en Ferraz para atribuirse una victoria que las urnas no le habían dado. «España ha sido bien clara. El boque involucionista, de retroceso, ha fracasado. Somos muchos más los que queremos que España siga avanzando y así seguirá siendo», afirmó. Los simpatizantes del PSOE, eufóricos, coreaban «no pasarán». Minutos después, los del PP replicaban «que te vote Txapote» desde Génova.

Pedro Sánchez, celebrando su derrota con sabor a victoriaEFE

Paradójicamente, Cataluña fue el punto fuerte y débil de Sánchez a la vez. Fuerte porque el PSC fue abrumadoramente la fuerza más votada, haciéndose con 19 de los 48 escaños en disputa. Pero esa superioridad de los de Salvador Illa perjudicó a Esquerra, el gran aliado de Sánchez. Por el contrario, en Andalucía el PP venció, pero no con la contundencia esperada: los populares se llevaron 25 escaños y los socialistas, 21. En Madrid, Feijóo ganó, pero no con la contundencia con la que lo hizo Ayuso el 28 de mayo: la lista que lideraba obtuvo 15 diputados, cuatro más que la de Sánchez.

Si finalmente este último consiguiera arrancar la legislatura, el escenario también será endiablado. En 2024 volverán las reglas fiscales de déficit y gasto a la UE, de manera que en los próximos Presupuestos se acabó la barra libre de estos años. Así que será más difícil para el PSOE conseguir apoyos parlamentarios a unas cuentas públicas de recortes.

El líder de los populares sabía desde el principio que el objetivo del presidente no era ganar, sino gobernar aun perdiendo. Para los populares, «no hay modelo que no pase o por Feijóo o por el sí expreso de Bildu», ése será el argumentario que repetirán en los próximos días. Una de las incógnitas es cómo encajará el partido este resultado: hasta ahora no ha habido la más mínima duda sobre el liderazgo de Feijóo, pero este 23-J puede desencadenar algunas turbulencias. Anoche, cientos de simpatizantes corearon el nombre de Ayuso frente al balcón mientras Feijóo hablaba. El momento fue incómodo para sus dos protagonistas. Este lunes se reunirá la Junta Directiva Nacional.

Los populares se frotaban los ojos conforme avanzaba un recuento que solo empezaron a liderar pasado el 53 % escrutado. Eso en escaños, porque en votos el PSOE seguía por delante. Por entonces aún se decían a sí mismos que quedaba mucho y que podían subir 20 escaños hasta el final del recuento. Pero no fue tanto. Y en ningún caso lo suficiente para pasar página del sanchismo.